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Promoción de la salud



La promoción de la salud es el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla y así tener un equilibrio.[1]​ y que se dedica a estudiar las formas de favorecer una mejor salud en la población. La definición dada en la histórica Carta de Ottawa de 1986 es que la promoción de la salud "consiste en proporcionar a la gente los medios necesarios para mejorar la salud y ejercer un mayor control sobre la misma". Las 5 áreas de acción que propone la Carta de Ottawa son: construir políticas públicas saludables, crear ambientes que favorezcan la salud, desarrollar habilidades personales, reforzar la acción comunitaria, reorientar los servicios de salud.

La promoción de la salud se nutre de muchas disciplinas como la epidemiología, la medicina, la sociología, la psicología, la comunicación y la pedagogía. Además utiliza no solo herramientas pedagógicas o comunicativas, sino también la abogacía y las intervenciones estructurales.

Si bien el término Promoción de la salud fue definido por Leavell & Clark (1976) dentro de las acciones primarias de la medicina preventiva. Dos años después, la Declaración de Alma-Ata (OMS, 1978), encuadra a la PS como una actividad dentro de la Atención Primaria de Salud (APS).

En 1986, la Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud da lugar a la “Carta de Ottawa”, en la que se afirma: La promoción de la salud consiste en proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud y ejercer un mayor control sobre la misma.[2]​ Posteriormente la declaración de Adelaida (1988) hace hincapié en la necesidad de establecer políticas públicas favorables a la salud y se pone de relieve la necesidad de evaluar las repercusiones de las decisiones políticas en la salud. Años más tarde, la Conferencia de Sundswall (1991) resalta la necesidad de que el ambiente físico, el ambiente socioeconómico y el ambiente político apoye a la salud.

En la Conferencia de Yakarta (OMS, 1997), se examinó la repercusión internacional de la Carta de Ottawa. Los resultados expresados en la Declaración sobre la Adaptación de la Promoción de la Salud al Siglo XXI, identificaron cinco prioridades en promoción de la salud:

1. Promover la responsabilidad social por la salud.

2. Aumentar las inversiones en el desarrollo de la salud.

3. Consolidar y ampliar las alianzas estratégicas a favor de la salud.

4. Ampliar la capacidad de las comunidades y empoderar al individuo.

5. Consolidar la infraestructura necesaria para la promoción de la salud.

En los albores de nuestro siglo, en la Declaración de México (OMS, 2000) se estableció un compromiso para posicionar a la promoción de la salud como una estrategia fundamental en la agenda política y de desarrollo de los países. Este compromiso se reafirmó en la Carta de Bangkok (2005) donde se establecen las medidas y compromisos necesarios para abordar los factores determinantes de la salud en un mundo globalizado. En el documento dónde la OMS aborda el tema de los determinantes potencialmente modificables, tanto los que dependen de las acciones de los sujetos particulares, como aquellos que son responsabilidad de algún tipo de colectivo o del estado, refuerza la importancia de combinarlos para ejercer un claro impacto sobre la salud.

Luego, la 7ª Conferencia Mundial de Promoción de la Salud, celebrada en Nairobi establece más de 70 acciones encaminadas a subsanar las deficiencias en la promoción de la salud (OMS, 2009). La Conferencia Mundial de Promoción de la Salud celebrada Helsinki

(OMS, 2013), se centró en el enfoque Salud en Todas las Políticas (STP). Se considera que la salud viene determinada en gran medida por factores externos al ámbito sanitario, en consecuencia, una política sanitaria eficaz debe atender a todos los ámbitos políticos,

especialmente las políticas sociales, las fiscales, aquellas relacionadas con el medio ambiente, con la educación y la investigación. En este sentido hace un llamado a los gobiernos para incorporar la salud y la equidad en salud en sus agendas y avanzar estructuras, recursos y capacidad institucional de apoyo a la estrategia STP.

La Declaración de Shanghai sobre la Promoción de la Salud, es el resultado de la última conferencia mundial de promoción de la salud - celebrada en esa ciudad en 2016 - por la que se establecen compromisos para adoptar políticas audaces en pro de la salud, fortaleciendo los vínculos entre la salud y el bienestar y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.


La Organización Mundial de la Salud ha elaborado principios generales sobre promoción de la salud:

La Declaración de Yakarta sobre la manera de guiar la promoción de la salud hacia el siglo XXI, de 1997, confirma que estas estrategias y áreas de acción son esenciales para todos los países. Además, existe una evidencia clara de que:[3]

La Declaración de Yakarta identifica cinco prioridades de cara a la promoción de la salud en el siglo XXI:

Como ya se mencionó, la promoción de la salud no solo abarca al ámbito de la salud, sino también al de la investigación, educación, gobierno y otros sectores sociales, porque las acciones que se llevan a cabo son sociales, económicas, políticas y psicosociales.,[4]​ Por consiguiente, la educación para la salud es parte de la Promoción de la Salud. [5]

El significado de esta expresión está ligado a las concepciones de salud y educación que imperan en cada época y es resultado de las ideologías así como de las necesidades sociales.

Para Perea educación para la salud "es un proceso de educación permanente que se inicia en los primeros años de la infancia, orientado hacia el conocimiento de sí mismo en todas sus dimensiones tanto individuales como sociales, y también del ambiente que le rodea en su doble dimensión, ecológica y social, con objeto de poder tener una vida sana y participar en la salud colectiva."[6]

Salleras[7]​ explica que la educación sanitaria tiene como objetivos que la salud sea un patrimonio de la colectividad, modificar conductas negativas, promover conductas positivas, promover cambios ambientales, así como capacitar a las personas para que participen en la toma de decisiones sobre salud en su comunidad.

Álvarez explica que "la educación para la salud tiene como objetivo, transmitir conocimientos que motiven y potencien el saber y el saber hacer, así como el desarrollo de conductas encaminadas a la conservación de la salud del individuo, la familia y la comunidad, para lograr estilos de vida saludables. Debe ocuparse de que las personas conozcan, analicen las causas sociales, económicas y ambientales, que influyen negativamente en la salud; de desarrollar habilidades que lleven a una situación en la que las personas: deseen vivir sanas, sepan cómo alcanzar la salud, hagan lo que sea, individual y colectivamente, para mantener la salud, y busquen ayuda cuando lo necesiten."[4]



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