La prueba de la marcha de 6 minutos o prueba de la caminata de 6 minutos (a menudo abreviado como 6MWT —del inglés, six-minute walk test—) es un examen funcional cardiorrespiratorio consistente en medir la distancia máxima que puede recorrer un sujeto durante 6 minutos. Se utiliza ampliamente para conocer la evolución y calidad de vida de pacientes con enfermedades cardiorrespiratorias, ya que se considera una prueba fácil de realizar, bien tolerada, y que refleja muy bien las actividades de la vida diaria.
La prueba es una variante del test de Cooper, creado en 1968 por el doctor Kenneth H. Cooper para evaluar la capacidad funcional en un grupo de 100 soldados de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y consistente en recorrer la máxima distancia posible en 12 minutos. Se empezó a utilizar en la práctica clínica en 1976 para la evaluación de pacientes con EPOC en 1976 cuando McGavin y su equipo introdujeron la prueba de marcha de 12 minutos. A raíz de un estudio comparativo de la prueba de marcha de 12 minutos con variantes más cortas (de 2 y 6 minutos) se pone de manifiesto que la variante de los 6 minutos está en el punto justo entre reproducibilidad (cuanto más dure la prueba hay un mayor riesgo de abandono por molestias o complicaciones) y poder discriminativo (si la prueba dura poco tiempo los resultados obtenidos pueden no ser significativos).
Es importante controlar lo mejor posible todos los aspectos variables de la prueba, a fin de que los resultados obtenidos sean representativos y puedan compararse en mayor o menor medida con unos valores de referencia, así como garantizar que las variaciones en las marcas alcanzadas por el mismo individuo en sucesivas mediciones no varían por aspectos extrínsecos a la prueba sino por una evolución de la situación funcional del enfermo.
Por ello, el procedimiento está normalizado y hay que tener en cuenta diferentes aspectos.
Ha de realizarse en un pasillo continuo, sin obstáculos ni tránsito de personas y con suelo sólido y llano. Las condiciones ambientales han de ser adecuadas (a temperatura agradable y buen tiempo puede realizarse al aire libre).
El pasillo ha de ser lo suficientemente largo como para que la distancia óptima que se pueda recorrer en línea recta, sin cambiar de dirección, sea de entre 25-30 metros. Deben realizarse marcas en el suelo cada tres metros, así como en el punto en el que se debe cambiar de dirección. El giro para cambiar de dirección ha de ser amplio, estará indicado con marcas y se le enseñará al paciente cómo realizarlo, a fin de que no existan detenciones o reducciones de velocidad debido a la duda.
A ser posible deben estar presentes dos técnicos, con el objetivo de asegurar la fiabilidad de la prueba. Uno irá registrando los resultados de la prueba, mientras el otro acompañará el enfermo durante el recorrido.
"…Usted realizará una caminata durante 6 minutos, el objetivo es que camine tan rápido como pueda para lograr la mayor distancia posible. Usted dará la mayor cantidad de vueltas que pueda por esta zona marcada. Probablemente sienta falta de aire o cansancio. Le está permitido disminuir la velocidad, parar y hasta descansar si lo necesita. Si se detiene debe reiniciar la marcha tan rápido como sea posible. No debe hablar en ningún momento de la prueba, a menos que tenga algún problema. De ser así, será auxiliado inmediatamente. Acérquese a la línea de comienzo y aguarde hasta que yo le diga que puede comenzar a caminar..."
Se suele recomendar, así mismo, la realización de una marcha de prueba previa al test de verdad, ya que la primera le sirve al paciente como adaptación y para solucionar dudas, evitando interrupciones innecesarias o alteraciones en la prueba real. Entre esta primera prueba de ensayo y la de verdad deberá transcurrir un tiempo de unos 30 minutos.
Se debe rellenar un informe con los siguientes apartados:
No existe aún una referencia óptima que represente con fidelidad los resultados de la población sana en la prueba de la caminata de 6 minutos. Existe un estudio realizado en el año 2000 en 117 hombres sanos y 173 mujeres sanas en el que la media de la distancia recorrida fue de 580 metros en el caso de los hombres y de 500 metros en el caso de las mujeres.;
sin embargo estos valores no pueden tomarse como referencia debido a que en el resto de estudios los resultados varían mucho en función de edad, sexo, constitución física del individuo...No obstante, esta prueba tiene gran utilidad si es el propio paciente el que se convierte en su propio control. De esta manera, los diferentes resultados que va obteniendo en el test proporcionan información acerca de la evolución de su enfermedad, el cambio en la calidad de vida antes y después de una intervención quirúrgica y, en definitiva, como va variando su tolerancia al ejercicio en su vida cotidiana.
El test de la marcha de los 6 minutos presenta una metodología sencilla y el material necesario no es de elevado coste, lo que garantiza que se pueda repetir cuantas veces se considere necesario. La mayor ventaja del test es que el paciente regula su propio ritmo, no llegándose a alcanzar un ejercicio máximo, por lo tanto refleja mejor la condición física y fisiológica del paciente en la vida cotidiana que otros métodos similares como el test de Cooper. Para el paciente este tipo de test no implica un gran sacrificio y, al no ser una prueba invasiva, no tiene un riesgo físico implícito.
El test no se puede realizar en personas encamadas o que presenten alguna discapacidad física que les impida caminar.
Los pacientes que tengan un perfil que coincida con alguna de las características mencionadas tienen mayor riesgo de presentar arritmias o colapso cardiovascular durante el test. Las anginas estables y esporádicas no son una contraindicación ya que el paciente si se empieza a encontrar mal puede detener el test cuando quiera.
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