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Puente romano de Córdoba



El puente romano de Córdoba está situado sobre el río Guadalquivir a su paso por Córdoba, y une el barrio del Campo de la Verdad con el Barrio de la Catedral. También conocido como el puente Viejo, ya que fue el único puente con que contó la ciudad durante veinte siglos, hasta la construcción del puente de San Rafael a mediados del siglo XX. El 9 de enero de 2008 se inauguró la mayor remodelación que el puente Romano ha tenido en su historia.

Desde 1931, el puente, conjuntamente con la puerta del Puente y la torre de la Calahorra está declarado Bien de interés cultural en la categoría de Monumento.[1]​ Además, forma parte del centro histórico de Córdoba que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.[2]

Aulo Hircio, soldado e historiador del general de la República romana, Julio César, escribe que el militar al llegar a la ciudad en el año 45 a. C. tras la batalla de Munda, tuvo que atravesar el río creando un paso temporal con piedras. Esto no quiere decir que no hubiera otros puentes romanos cercanos, pero este puente en la entrada sur de la ciudad no podría haber existido con anterioridad. Por lo tanto, se suele datar de tiempos del primer emperador Augusto (27 a.C.-14 d. C.), cuando Córdoba adquirió el título de Colonia Patricia y se amplió hacia el Guadalquivir.[3]

Alberga una longitud de unos 331 metros y está compuesto por 16 arcos, aunque originalmente tuvo 17.

Fue uno de los más importantes medios de entrada a la ciudad desde la zona sur de la península ibérica por ser el único punto para cruzar el río sin utilizar ningún tipo de embarcación. Probablemente la Vía Augusta que iba desde Roma hasta Cádiz pasaba por él.

A comienzos de la dominación musulmana, alrededor del año 720, es cuando encontramos referencias a la primera gran reconstrucción por el valí Al-Samh ibn Malik al-Khawlani.[4]​ Encontramos en su extremo sur la torre defensiva de la Calahorra y en su extremo norte la puerta del Puente. Esta última fue realizada por el arquitecto Hernán Ruiz II en 1572, llamada erróneamente por el pueblo cordobés como Arco del Triunfo, a pesar de que nunca tuvo esta función, sino que fue una de las puertas de la antigua muralla.

En el centro del puente se encuentra el triunfo del San Rafael, el más antiguo de los Triunfos, que data de 1651, obra del escultor Bernabé Gómez del Río.

En tiempos más recientes, el Puente Romano se convirtió en el acceso a la ciudad para los viajeros que acudían desde el sur de la misma, por lo que se ubicó en la puerta del Puente el fielato sur de la ciudad (oficina a la entrada de las poblaciones en la cual se pagaban los derechos de consumo). Además, el Puente fue parte integrante de la carretera nacional N-4, siendo atravesado por los viajeros que bajaban desde el centro de España hacia la zona sur y viceversa.

El 1 de mayo de 2004 fue convertido en un puente peatonal, tras la construcción de los puentes de San Rafael en 1953 y el más reciente Miraflores en 2003, vedándose al tráfico motorizado desde sus primeros vehículos casi un siglo atrás.[5][6]

A lo largo de su historia ha sufrido numerosas reconstrucciones, principalmente una en la época califal, una después de la Reconquista y otra en 1927 para el paso de vehículos, calificada como "muy negativa" por el último restaurador.[7]​ Estos arreglos fueron más de carácter estético que estructurales. De hecho, solo el arco número 14 y número 15 (comenzando a contar desde la Puerta del Puente) son originales.

En 2006 fue cerrado al tránsito para realizar obras de conservación de la estructura, así como de remodelación, tanto interna como externa. Esta reforma del Puente, con un presupuesto de 13,6 millones de euros, concluyó el 9 de enero de 2008 y fue dirigida por el arquitecto municipal pontanés Juan Cuenca Montilla.[8]​ La restauración dio lugar a una gran polémica debido al carácter radical de la remodelación, especialmente por el granito rosa usado para la pavimentación. En esta remodelación se limpiaron los tajamares, se descubrieron los sillares originales, se sustituyó el adoquinado por un suelo liso de placas de granito a medio pulir, se sustituyeron las farolas decimonónicas por luminarias funcionales y se rehabilitó una hornacina existente dedicada a San Acisclo y Santa Victoria. Además, se recuperó el nivel del extremo norte del puente, enrasándolo con la Puerta del Puente y el Paseo de la Ribera. La inauguración se llevó a cabo el 9 de enero de 2008 con la presencia del entonces presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y la alcaldesa de Córdoba Rosa Aguilar.[9]

El entorno del Puente Romano presenta una singularidad destacable por encontrarse enclavado en una pequeña reserva natural, llamada los Sotos de la Albolafia. En este lugar anidan muchas especies de aves (un total de 120 se conocen hasta ahora), algunas de ellas en peligro de extinción, lo que constituye un hecho sorprendente si se tiene en cuenta su pequeña extensión de poco más de dos hectáreas. En su entorno se conservan varios molinos, entre los que destacan el también recientemente reformado Molino de San Antonio, así como el conocido Molino de la Albolafia, que es el que aparece en el escudo de la ciudad.



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