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Puerto Piray



Puerto Piray es un municipio argentino de la provincia de Misiones, ubicado dentro del departamento de Montecarlo.

Dentro del municipio se halla el núcleo urbano de Piray Kilómetro 18.

Su existencia se remonta a la llegada de los conquistadores españoles, en el siglo XVI.

Durante muchos años fue el único puerto del Alto Paraná que embarcaba la producción yerbatera del norte de Misiones.

En 1942, la firma Celulosa Argentina produjo un giro fundamental en la vida de la localidad con la instalación de su fábrica, pero en la década de 1980 comenzó un gradual decaimiento al quebrar Celulosa Argentina.

El municipio cuenta con una población de 9985 habitantes, según el censo del año 2010 (INDEC). Hay una antigua planta de celulosa de la empresa Benfide, a orillas del río Paraná, que, según los ecologistas, ocasiona gran contaminación sobre el medio ambiente. También se encuentra en Puerto Piraí el aserradero más grande y moderno de Argentina, perteneciente a la empresa Alto Paraná SA que posee también una planta de MDF (tableros de media densidad), todas ellas dentro de la localidad.[1]

Dicha localidad cuenta con el Colegio Nuestra Señora de los Milagros que se mantiene en funcionamiento en una zona alejada de la actual población, siendo vestigio vivió de cual era la zona poblada hace varios años en pleno esplendor de la fábrica de Celulosa Argentina.

En la cercanía del actual emplazamiento de Puerto Piray, existía un puerto de embarque de productos, especialmente yerba mate del monte, que eran extraídos de la zona de San Pedro y trasladados a lomo de burro hasta Puerto Piray, localidad desde la que partían los cargamentos por el Paraná, rumbo a distintos destinos. La actividad en este sector se mantuvo hasta principios de los años 40. Aunque se carece de datos fehacientes hay indicios de movimiento en la zona donde se afincara el pionero Goicochea. Lo que sí se puede afirmar es que el crecimiento de Puerto Piray, en un principio Pueblo Nuevo, se dio con la instalación de la planta fabril papelera Celulosa Argentina en 1934. Esta empresa y como propietaria de las tierras donde se instaló, procedió al parcelamiento y venta de parte de su propiedad, a los trabajadores de la empresa, lo cual empezó a perfilarse el nuevo pueblo. El emprendimiento inició su desarrollo a fines de 1956 y un año después se creó la comisión de fomento, preludio de la actual municipalidad. En aquel entonces se tuvo que hacer todo, nada había en aquellos lares. Ganar claros en la selva, realizar excavaciones en la tierra y en las rocas para construir más de 100 kilómetros de caminos con sus puentes fueron algunos de los trabajos realizados, y dirigidos por Adolfino Mioni, un italiano, quien junto a cientos de paraguayos que se radicaron en esta orilla del Paraná, trabajaron duro para hacer transitable esa región. Los paraguayos huyeron debido a la situación política reinante en el Paraguay, la revolución del 47, y se radicaron en lo que más tarde sería Puerto Piray. Este grupo fue quien generó la actividad propia de cualquier pueblo. Al albergue de planta de celulosa y el trabajo incansable de los pioneros, se desarrolló la localidad. La laboriosidad y empuje de su gente permitió que Puerto Piray siga en ascenso.

La iglesia y el centro educativo llegaron a “Pueblo Nuevo” El 4 de octubre de 1969, con la presencia del entonces obispo de la diócesis de Misiones, Jorge Kemerer, se inauguró la parroquia erigida en devoción a San Francisco de Asís, a sugerencia de Edmundo Bergamni. Su construcción fue a instancias de la empresa Celulosa Argentina y estaría a cargo de un capellán para brindar atención espiritual a la población en general, misión que recayó en el padre Rodolfo Scripgick. Continuaron la tarea de evangelización los sacerdotes Guillermo Bayer, Waldemar Ringeltanmber, quien creó el jardín de infantes Mi Calesita, domingo Gacek, José Krajewski, Norberto Candia y Luis Pozzi.

El colegio La vida cotidiana de Puerto Piray giraba en torno de la planta celulósica que generaba trabajo y actividad permanente.

La dirección y administración fue delegada en la congregación de las hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo, a fin de que la formación recibida tuviera espíritu religioso. Para iniciar esta tarea de educar vinieron las hermanas Teódula, Ángeles, Consumata y Lumina, quienes se trasladaron al lugar con una imagen de la Virgen María pues era el año mariano y el colegio llevaría el nombre de Virgen de los Milagros, a instancias de uno de los accionistas de Celulosa Argentina, exalumno del Colegio Inmaculada de Santa Fe y devoto de la Madre María.


Un recuerdo para don Fausto Negrotti Cuando los hombres de ideas creativas se proponen proyectarse hacia el futuro, sus decisiones generalmente encuentran el camino de progreso y fue así que comenzando la década del ‘40, llegó a Misiones, en compañía de su hermano Carlos, don Fausto Negrotti, protagonista del reportaje y quien falleciera el 20 de septiembre del 2002. Según sus relatos, llegaron de Italia, vía Buenos aires, para trabajar en la empresa Celulosa Argentina en cuyas propiedades se realizaron los primeros cultivos artificiales de pinos en Misiones. "Para ingresar semillas de araucaria angustifolia (el bello Pino Paraná que abundaba en el Brasil y hoy es casi inexistente) había que transar con vendedores clandestinos de los estados de Santa Catarina y Paraná y sortear los controles aduaneros en la frontera para ingresar la carga a la Argentina" comentaba don Fausto. Juntos, los hermanos Negrotti llegaron a Misiones para acompañar la difícil misión de explorar la selva y construir camino y puentes para unir Piray con San Pedro. También construyeron aserraderos, hospitales, colegios y viviendas para el personal de la empresa. En 1956 cuando se puso en marcha la primera fábrica papelera en Misiones. El avance y el progreso produjeron un cambio en la zona. Don Fausto recordaba que una vez conseguidas las semillas, "con Carlos limpiamos 70 hectáreas de monte a tres kilómetros del puerto, y realizamos la primera forestación de araucaria", ejemplares que hasta no hace mucho permanecían enhiestos constituyendo un emblema que distinguía al pueblo misionero que supo vivir tiempos de desarrollo y progreso. Las plantaciones se desarrollaron a ambos lados de la ruta 10, hasta superar las 40 mil hectáreas. Luego se cultivaron especies de eucaliptos y de pinos taeda y ellioti Los recuerdos de Negrotti plasmados en un reportaje continúan: "Fui afectado al sector de administración y ahí estuve mucho tiempo, era el encargado de traer el dinero para el pago de la quincena. Subía a una canoa, remaba 20 kilómetros aguas arriba hasta Eldorado y de allí si encontraba en el puerto el único auto de alquiler iba hasta la sucursal del Bando de la Nación. Traía mucha plata en una valijita y solo me acompañaba mi secretario que tampoco andaba armado, a mi no me gustaban las armas, nunca nos pasó nada y el regreso era más fácil, volvíamos aprovechando la correntada", evocaba este trabajador que ayudó a engrandecer a Puerto Piray en el siglo pasado y que sostenía que le gustaba esta tierra, el monte y sus árboles porque "aquí todavía se vive bien...".



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