x
1

Puloman



En el marco de la mitología hinduista, Puloman es un rey asura (demonio), padre de Sachi (la diosa consorte del dios Indra) y de Sivasri.[1]​ es tis la unua filo de lo paro vishnu kaj bhuma devi.

La leyenda de Puloman se menciona por primera vez en el Majábharata (texto épico-religioso del siglo III a. C.).

Sin embargo, su nombre aparece como el patronímico de la autora del himno 10.159 del Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.), de 12 renglones. El texto menciona que fue compuesto por Sachi Paulomi, la esposa del rey Indra.[3]

En ese texto, Sachi es llamada Paulomi (‘hija de Puloman’).[4]​ Pero no se menciona que su padre fue matado por Indra, ni que era un asura: todavía no existía la leyenda de Puloman.

El rey asura Puloman reinó durante siete años.[cita requerida]

En la batalla que libraron los devas con los asuras después del batido del océano de leche, se afirma que Puloman participó con sus hijos.[5]​ Se dice allí que pulomnā yuyudhe anilaḥ (‘Puloman peleó contra Anila’).[6]

La hija de Puloman, Sachi, estuvo casada con el sabio Tuastri, con quien engendró al monstruo Vritra (que será matado por Indra).[4]​ Fue violada por Indra, pero más tarde pasó a formar parte de su harén, y fue llamada Indrāṇī (‘esposa de Indra’).

Existen dos leyendas acerca de la muerte de Puloman:

El rey Indra violó[2]​ a Sachi, la hija de Puloman. Este, iracundo, desafió a Indra a pelear. Según los adoradores de Indra (que son justamente los compositores del texto), Indra no tuvo que pelear con el rey: simplemente con la exhibición de su esplendor lo prendió fuego vivo. Después Indra tomó a Sachi como esposa.

El hijo del sabio Bhrigu, Chiávana, al nacer, consumió en cenizas a Puloman con su sola mirada.[7]

Veinte años antes, el asura Vaisvanara había tenido una hija, a la que le puso el nombre de Pulomá en honor a su amigo, el asura Puloman.[8]​ Vaisvanara le prometió a Puloman que cuando la niña creciera se la daría en matrimonio. Sin embargo, años más tarde el sabio Brigu se enamoró de ella y se la pidió a Vaisvanara. Este, temeroso de los terribles poderes del sabio y de su temperamento irascible, se la entregó. Brigu la llevó a vivir a su ásram (ermita). Después de algún tiempo, Pulomá quedó embarazada.[9]

Un día que Brigu la había dejado sola en su choza y fue al río para realizar sus rituales, como cada día, el asura Puloman llegó al lugar. Pulomá lo trató como un invitado, y le ofreció frutas. El rakshasa vio el fuego del sacrificio que Brigu había encendido más temprano y aún ardía. Entonces se dirigió a las llamas ―que son la representación del dios Agni―: «El padre de esta mujer, cuando ella era niña, me la prometió en matrimonio. Pero posteriormente fue apropiada por Brigu. Dime, Agni, ¿a quién le corresponde justamente poseerla, a Brigu o a mí?».[9]

Agni temía que si decía la verdad, el sabio Brigu se enfurecería contra él. Pero le tenía más miedo a mentir, así que decidió valientemente enfrentar la ira de Brigu, y respondió: «Es cierto que el padre de Pulomá te la ofreció primero. Pero no lo hizo de manera formal, a través de los rituales necesarios. En cambio Pulomá se casó con Brigu con ritos védicos realizados en mi presencia». Descartando la respuesta de Agni, el demonio adoptó la forma de un jabalí, puso a Pulomá sobre su lomo y corrió rápido como el viento. Pulomá lloraba incontrolablemente. Sus lágrimas surgían como una corriente de agua, y crearon un río. Al ver este espectáculo, su abuelo Brahmá llamó a este río Vadhusara.

Las sacudidas del jabalí hicieron que Pulomá expulsara a su bebé, que cayó sobre la tierra. El jabalí Puloman se detuvo, y se prendió fuego vivo, convirtiéndose en cenizas. Pulomá recogió a su hijo de la tierra, y le puso el nombre de Chiávana (‘sacudido’).[9]

Brigu vio a su esposa llegar con el bebé y llorando incontrolablemente. Pulomá le contó todo, y Brigu se enfureció por la falta de veracidad de Agni y lo maldijo: «Desde ahora vas a comer de todo, para siempre». Agni se deprimió por esta maldición, y dejó de aparecer en este mundo. Las personas no podían encender fuegos para cocinar ni para realizar ofrendas a los dioses. Los sabios llegaron hasta la morada del dios Brahmá y oraron ante él.[9]

Brahmá tranquilizó a Agni diciendo que en realidad la maldición de Brigu era positiva: Agni podría consumir cualquier cosa sin discriminación alguna, y en el proceso purificaría el objeto. Brahmá también lo bendijo para que, en los rituales de sacrificio, una parte de las ofrendas hechas a los dioses fuera también para Agni.[9]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Puloman (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!