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Río San Salvador (Uruguay)



El río San Salvador es un río uruguayo que tiene su origen en la cuchilla del mismo nombre, bordea la ciudad de Dolores y desemboca en el Río Uruguay. Su corto recorrido atraviesa una de las más fértiles regiones agrícolas, en donde se cultivan cereales, girasoles y lino. Es conocido por el yacimiento arqueológico español del siglo XVI de su ribera.

Desde 2011 se realizaron en el Río San Salvador hallazgos, tanto de arqueología subacuática como de arqueología terrestre, que resultan compatibles con la industria española del siglo XVI.
La presencia de un montículo de lastre, es evidencia de la actividad náutica desarrollada en los puertos en situaciones normales. El tamaño de las rocas del lastre y la presencia de artefactos asociados al equipamiento náutico (cordajes) e instrumentos para calafatear además de clavos de hierro forjado, sugiere el desarrollo de actividades de construcción naval de embarcaciones. En tanto la cerámica gruesa de contenedores destinados al transporte ultramarino, definidos como “botijas” de tipo bajo-medieval y la (mayólica) se puede atribuir a un contexto temporal del siglo XVI.[3]

Por los registros de la expedición de Sebastian Cabot sabemos que buscó el llamado río "de la plata". Al avanzar su expedición le pone el nombre de "San Lázaro" a un puerto de tierra firme en la banda oriental del río.[4]
Luego de padecer por las tormentas, y porque las Naos no podían navegar el Paraná poco profundo, suben por el río Uruguay buscando fondeadero. Llegan a un río que presentaba un puerto seguro y con buen refugio al que llamaron "San Salvador". Sus naves mayores, las naos "Trinidad" y "Santa María" fueron fondeadas en San Salvador bajo la custodia del capitán Antón de Grajeda con unos treinta marinos españoles, junto a un grupo de guaraníes.[5][6][7][4]​ Se estima que este nuevo “puerto de las Naos” de Gaboto fue establecido hacia fines de mayo de 1527.[3]

Un asentamiento en San Salvador era de importancia estratégica ya que permitía el control de los ríos en una época donde España, Portugal, Inglaterra y Francia se disputaban la llegada al continente y el control de la navegación en los cursos de agua.[8][7]​ El nuevo asentamiento se construye cercano del principal curso fluvial, en una zona sobreelevada con visión directa del río Uruguay, del río Negro y del delta del Paraná. La primera interacción con la población local, se produce al construir sobre el sitio de una ocupación indígena anterior.[9][10][11]
El asentamiento español se identificó, arqueológicamente a través de los agujeros de postes, de fogones, restos de comida, material cerámico europeo (mayólica) y cuentas de vidrio del siglo XVI, reconociéndose además la estructura de una pared de adobe.[3][6]

A principios de junio de 1527 Gaboto remonta el río Paraná con la galeota Santa Catalina y con la carabela de Fernando de Esquivel y regresará a San Salvador recién en octubre de 1529.[12][8]

Mientras tanto la dotación de treinta españoles en el fondeadero y campamento de San Salvador, plantaron algo del trigo que traían.

Los historiadores dicen que no hay un reporte de una plantación de trigo en América históricamente documentada con una fecha anterior.[13]

La relación con algunos grupos indígenas de los alrededores del asentamiento San Salvador se deteriora en 1528. Los marinos españoles sufren hostigamiento, que al principio es ocasional pero luego se hace persistente.
Sebastian Caboto viajó á San Salvador en 1529, con cien hombres, llevando la galera y tres de sus bergantines para dar un castigo a los indios guaraníes y luego dejar esas naves pequeñas, que tenía en Sancti Spíritus, libres de todo peligro.[5]
Tres días después en el puerto "de las Naos" en San Salvador, llegó uno de los bergantines del fuerte Sancti Spíritus, con cincuenta españoles desnudos y desarmados.
Se perdieron las alianzas locales, que eran la única garantía de supervivencia.[14]​ Los indígenas de los alrededores de San Salvador, los grupos timbúes y chanás que mantenían conflictos tanto con españoles como con guaraníes, redujeron a los españoles al hambre; debido a sus flechazos ya no podían abandonar las naves para ir a pescar o a buscar raíces por las orillas.[5]
A principios de octubre Caboto envía un bergantín con 25 hombres para conseguir comida faenando lobos marinos. Los indios atacan en número de varios cientos, con unas cincuenta canoas, y partidas de flecheros desde la orilla; hubo muertos y muchos españoles quedaron heridos. Sebastian Caboto entonces se vio obligado a abandonar el fondeadero y a retirarse con sus naves y sus hombres; salió de San Salvador y ancló aguas abajo en San Lázaro en el "río de Solís".[5]




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