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Real Academia de la Historia



La Real Academia de la Historia es una institución encargada del estudio de la Historia de España, «antigua y moderna, política, civil, eclesiástica, militar, de las ciencias, letras y artes, o sea, de los diversos ramos de la vida, civilización y cultura de los pueblos españoles». La academia tiene su sede en Madrid.

Los orígenes de la Real Academia de la Historia están en las tertulias celebradas por varios eruditos a partir de 1735 en el domicilio de Julián Hermosilla, abogado de los Reales Consejos, para tratar asuntos de Historia.[3]

Posteriormente, trasladaron sus tertulias a los salones de la recién creada Real Biblioteca y solicitaron la protección del rey Felipe V, que se la otorgó creando oficialmente la Real Academia de la Historia mediante Real Decreto el 18 de abril de 1738, y aprobando sus estatutos mediante Real Cédula el 17 de junio del mismo año, donde se establecía que la finalidad de la Academia era la de aclarar «la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia, conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido».

En 1785, Carlos III ordena su traslado a la Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor de Madrid, donde ya estaba ubicada la biblioteca de la Real Academia de la Historia desde 1775.

En 1836, el gobierno de Mendizábal, le concedió a la Academia gran número de códices, documentos y libros, además del caserón llamado Nuevo Rezado en la madrileña calle del León, número 21, que había pertenecido a los monjes jerónimos de El Escorial hasta la desamortización de los bienes de las órdenes religiosas, donde se trasladó oficialmente por Real Orden de 23 de julio de 1837, aunque en la práctica no se trasladaría a él hasta 1874.

Desde el 1 de enero de 1938, fecha de su creación, forma parte del Instituto de España.

En febrero de 2009 la reina Sofía presidió en Madrid el acto de presentación del Atlas Cronológico de la Historia de España (ACHE), la primera obra de referencia de carácter normativo, elaborada por la Real Academia de la Historia y editada por el Grupo SM.[4]​ Es una obra accesible por Internet para usuarios registrados.[5]

El 21 de julio de 1999 la Real Academia de la Historia firmó un convenio con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con la finalidad de desarrollar en un plazo de ocho años el Diccionario Biográfico Español, que tendría por objetivo crear unas 40.000 biografías de personajes destacados de la Historia de España. En diciembre de 2008, el Centro de Estudios Biográficos publicó en Internet los datos biográficos mínimos de los más de 40.000 personajes que se incluyeron en la primera edición del Diccionario Biográfico Español. En mayo de 2011, los reyes de España presidieron la presentación del Diccionario Biográfico Español. En concreto, Juan Carlos I y Sofía recibieron sus primeros veinticinco tomos,[6]​ que estuvo completa en sus cincuenta volúmenes en septiembre de 2013. Una década después del comienzo de su publicación en Internet, a partir de mayo de 2018, las 50.000 biografías del diccionario empezaron a estar disponibles de forma íntegra en la web de de la RAH.[7]

La actual sede de la Real Academia de la Historia fue diseñada por el arquitecto Juan de Villanueva, y el edificio tenía como finalidad albergar los libros de rezos (de ahí el nombre del caserón del Nuevo Rezado) de los monjes jerónimos del monasterio de El Escorial, por eso encontramos una parrilla, símbolo del martirio de San Lorenzo, en la fachada del edificio. Las obras de construcción comenzaron en 1788, con austeridad en la ornamentación, pero con grandes proporciones y valiosos materiales. Las crónicas de la época cuentan la admiración de las gentes, cuando vieron entrar por Madrid los carretones que conducían las jambas y el dintel de la puerta tirados por veintiocho pares de bueyes.

En 1836, el edificio fue desamortizado por el gobierno de Mendizábal y adjudicado a la Real Academia de la Historia.

Entre 1871 y 1874, se llevaron a cabo obras de reforma, a cargo del arquitecto Eduardo Saavedra, y fue declarado Monumento Nacional en 1945.

Al caserón del Nuevo Rezado se anexionaron en 1974 el palacio del Marqués de Molins y una pequeña casa de la calle de las Huertas, completando así toda la manzana entre las calles León, Huertas, Amor de Dios y Santa María.

La Real Academia de la Historia es regida por la Junta de Gobierno, que se reúne todos los viernes no feriados a las siete de la tarde, y está formada por:

El trabajo de la Academia se organiza por medio de comisiones permanentes y especiales que se confían a uno o más de sus miembros. Las comisiones de trabajo actualmente (2006) son:

Son académicos correspondientes los miembros de las respectivas corporaciones de Iberoamérica:

En 2011, la publicación del Diccionario Biográfico Español provocó críticas y denuncias[8][9][10]​ por el contenido discutible de algunas biografías, como la de Francisco Franco —realizada por el historiador Luis Suárez Fernández, presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos—, en la que no se describe su jefatura de estado como dictatorial, adjetivo que sí aparece en la biografía de Juan Negrín,[11]​ así como la biografía del expresidente del Gobierno Felipe González, elaborada por Juan Luis Cebrián, presidente del grupo PRISA, debido a la controversia sobre la imparcialidad de estas biografías. La Academia publicó un comunicado al respecto, en el que señalaba la independencia ideológica de la Academia, la libertad de sus miembros y la gran pluralidad existente entre los autores del Diccionario.[12]​ Algunos autores también salieron en defensa del Diccionario en su conjunto.[13]

En junio de 2011 la Real Academia de la Historia accedió a crear una comisión para revisar y corregir la obra, en parte forzada por la presión del ministro de Educación Ángel Gabilondo y en parte por la previsible retirada de los fondos públicos si los fallos no se corregían, lo que finalmente acabó sucediendo al mes siguiente a causa de una moción aprobada por el Congreso de los Diputados. La comisión tardó un año en realizar su trabajo (y sus conclusiones se desconocen), pero finalmente la Real Academia de la Historia anunció, según el diario El País del 27 de mayo de 2012, que no corregiría ninguna biografía, ni habría «biografías alternativas a las ya publicadas» y que sólo habría cambios menores en una adenda final (tampoco en la versión en línea). El posterior ministro de Educación José Ignacio Wert decidió reactivar la subvención y en los presupuestos del Estado de 2012 figuraba una partida de 193.000 euros para el Diccionario. La decisión de no corregir el Diccionario fue muy criticada por numerosos historiadores y especialmente por la Asociación de Historia Contemporánea, cuyo presidente Carlos Forcadell manifestó al diario El País: «Que mantengan el Diccionario es una prueba de su escasa profesionalidad, de su obsolescencia, de su inconsciencia del ridículo».[14]​ Sin embargo, tres días después de la noticia aparecida en el diario El País, el ministro Wert aseguró ante el Congreso de los Diputados que catorce entradas se revisarán «en profundidad», una se suprimirá y dieciséis serán «ligeramente» modificadas, aunque no concretó cuáles.[15]

Las críticas al Diccionario Biográfico Español se extendieron a la propia Academia, a sus métodos de cooptación restringida, al «escaso número de mujeres, la hegemonía centralista (apenas hay académicos de la periferia), el predominio de especialistas en tiempos gloriosos de reyes y conquistadores y algunas funciones anacrónicas, como la de censor».[8][9][10]

La Real Academia de la Historia está compuesta por treinta y seis miembros de número, así como de Académicos Correspondientes asignados a todas las provincias de España y al resto del mundo, que suman trescientos setenta actualmente (2006). Son miembros numerarios de la Academia (por orden del número de medalla):[16]

Todavía con la categoría de electo, esto es, a la espera de la lectura de su discurso de ingreso en la Academia, se encuentran Octavio Ruiz-Manjón y Enrique Moradiellos García.



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