El rebozo es una prenda de vestir femenina, muy similar a un chal, usada en México, Centroamérica y algunas zonas de Sur América. De forma rectangular y de una sola pieza, los rebozos miden entre 1.5 m hasta 3 m de longitud, y pueden ser hechos de algodón, lana, seda o artisela. Pueden ser usados como bufandas o a manera de chales. Las mujeres a menudo los usan para cargar a sus hijos y llevar productos al mercado. Su rango de precio varía desde muy económicos hasta de miles de pesos. El Rebozo se originó en Tenancingo de Degollado.
El rebozo fue creado y sigue siendo producido por los habitantes del municipio de Tenancingo, Estado de México y de Santa María del Río, San Luis Potosí, quienes tienen como cultura y tradición la elaboración artesanal de esta prenda.
El rebozo es un producto derivado del mestizaje producido por la Conquista Española. Se sabe que los indígenas mexicanos los usaban ya antes del arribo de los españoles, pero la palabra rebozo no aparece en la lengua hispana sino hasta el año 1562.
El rebozo se confecciona en todo México, Centroamérica y algunos países de Sur América, pero los rebozos de Estado de México, Michoacán, Oaxaca, Querétaro y San Luis Potosí son particularmente apreciados. San Luis Potosí es el hogar del pueblo Otomí, gente famosa por sus tejidos, y es en Santa María del Río, San Luis Potosí, donde se fabrica el Rebozo Caramelo, el más caro de todos. Cabe resaltar que en el municipio de Tenancingo, en el Estado de México año con año se lleva a cabo la tradicional Feria del Rebozo durante el mes de septiembre, donde maestros reboceros, ganadores de varios galardones a nivel nacional se reúnen en el centro del municipio Tenancingo de Degollado para demostrar su extraordinario trabajo a nacionales y extranjeros.
Las chalinas son lisas, sin diseño y de un solo color. A menudo, los rebozos con líneas verdes, blancas y rojas se usan en las Fiestas Patrias.
Las fotografías de Agustín Casasola muestran a las soldaderas, las mujeres soldados de la Revolución mexicana, portando rebozos de bolita. Como una prenda distintiva mexicana, el rebozo ha sido ensalzadado en las artes. El rebozo ha sido objeto de canciones y poemas, y Frida Khalo frecuentemente pintaba autoretratos vistiendo rebozos.
Esta prenda alcanzó tal importancia que en el siglo XVIII se dictaron leyes y reglas para la elaboración en cuanto al tamaño, tejido, clase de hilo y dibujo. Incluso se adoptó a la Virgen de las Angustias como la patrona de la reboceras (artesanas especializadas en la confección de rebozos).
Al igual que otras prendas, el rebozo tiene símbolos como el color y el entretejido de los hilos que identifican el origen de las personas dependiendo de la comunidad que los confecciona y utiliza. También utilizan esta técnica en Guatemala.
Dada su naturaleza folklórica, el rebozo es usado a menudo como parte del traje típico de los bailes mexicanos tradicionales y de los bailes de marimba guatemaltecos.
El rebozo no es solo una prenda de adorno, sino que también puede ser usado para cargar a los bebés, algo que le trae muchos beneficios tanto al bebé como al porteador (madre o padre, hoy en día el rebozo no solo es de uso femenino ya que, gracias a la información de las ventajas de su uso como porta bebé ergonómico, algunos hombres también lo usan).
Los beneficios de ir cargado en rebozo son, para el bebé:
Los cólicos disminuyen, ya que al ir vientre con vientre en una posición vertical, ayuda al sistema digestivo que aun es inmaduro.
El bebé se integra a la vida social: al ir a la altura de la madre en lugar de en la carriola a la altura de las rodillas, cualquier comunicación que tenga la madre también la tiene el bebé, lo que lo ayuda a ser más sociable.
Duermen mucho mejor: al ir siempre en contacto con la madre escuchan el latido de su corazón y su respiración, lo que les recuerda el vientre materno, están más tranquilos y se sienten seguros, lo que hace que duerman más tiempo.
Los beneficios de cargar al bebé en rebozo son, para los padres: El bebé puede estar más cerca de ellos, siempre tienen las manos libres y pueden desarrollar cualquier tipo de actividad, su peso queda muy bien repartido y esto permite que no se tenga un cansancio extremo en la espalda y en los brazos, se establece un vínculo muy especial entre los padres y el bebé, da seguridad porque siempre van pegados a su cuerpo, beneficia a la lactancia, se corrigen posturas incorrectas y esto permite que no se dañe la columna vertebral y finalmente refuerza la relación entre los padres y el bebé.
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