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Red de Bibliotecas Municipales de la Diputación de Barcelona



Red de Bibliotecas Municipales de la Diputación de Barcelona está formada por más de 200 bibliotecas y 10bibliobuses que trabajan de forma coordinada y con unos mismos estándares de servicios y de calidad para que los ciudadanos de la provincia de Barcelona tengan un acceso igualitario a la información, el conocimiento y la cultura. Se gestiona conjuntamente entre los ayuntamientos de la provincia y la Diputación de Barcelona.

Las bibliotecas municipales ofrecen principalmente préstamo gratuito de libros, música, películas y revistas; prensa diaria, actividades culturales y de formación, acceso público a Internet y todo tipo de servicios de información. Cada biblioteca pone a disposición de los ciudadanos una determinada oferta de servicios.[1]

El antecedente histórico de la Red de Bibliotecas Municipales se remonta a 1918, cuando la Mancomunidad de Cataluña crea las cuatro primeras bibliotecas públicas en Cataluña con el objetivo de extender la cultura y la formación en Cataluña siguiendo el modelo de biblioteca diseñado para Eugeni d'Ors. Se instala una biblioteca popular por provincia: Sallent, Valls, Borges Blanques y Olot.[2]

En 1920 se constituye la Central Técnica de Bibliotecas Populares, que unifica criterios de funcionamiento y apoya la gestión. Estará dirigida por Jordi Rubió i Balaguer. Con la dictadura de José Antonio Primo de Rivera (desde 1922), desaparece la Mancomunidad y se fracciona la administración unitaria de las bibliotecas. La Diputación de Barcelona asume la gestión de las bibliotecas que quedan dentro de su territorio y la Central Técnica, también crea nuevas bibliotecas.

Con la Segunda República (desde 1931) y el advenimiento de la Generalidad de Cataluña, se unen de nuevo las bibliotecas en una sola red. Con la llegada de la guerra civil, las bibliotecas continúan funcionando pero se crea el Servicio de Bibliotecas al Frente. Se crea una Central Técnica para gestionar el envío de libros y aparece el primer bibliobús en 1938 para hacer llegar el servicio bibliotecario a los soldados y convalecientes. En 1939 desaparece la Generalidad y la red se fragmenta.

A partir de los años cuarenta, la Diputación de Barcelona asume lo que queda del sistema bibliotecario. Se nombra un nuevo director que se encarga de la Biblioteca de Cataluña, la Escuela de Bibliotecarias, la Red de Bibliotecas Populares (12 bibliotecas en la provincia de Barcelona) y la Central Técnica. Los fondos de las bibliotecas son censurados y mutilados.

El establecimiento de la democracia (desde 1978) fomenta una gran demanda de equipamientos públicos. En los primeros años de la democracia, la Diputación amplía y mejora las bibliotecas existentes y hace algunas nuevas. En el año 1981 el Parlamento de Cataluña aprueba la Ley de Bibliotecas.[3]

Unos años después, en 1987 la Diputación de Barcelona, presidida por Antoni Dalmau, inicia un ambicioso programa bibliotecario. La Diputación se convierte en la primera institución catalana que compra el software VTLS para informatizar todos los servicios de las bibliotecas.

En 1993 se publica la Ley del Sistema Bibliotecario de Cataluña,[4]​ que establece que la biblioteca pública es un servicio municipal obligatorio. A partir de esta ley, la Diputación de Barcelona, como servicio supramunicipal, centra su política bibliotecaria en apoyar todos los aspectos de competencia municipal: planificar nuevos equipamientos, evaluar servicios, prestar servicios (selección, adquisición y tratamiento de los fondos), desarrollar el Plan de Bibliobuses, formar personal, editar publicaciones y materiales de difusión, otorgar ayudas económicas para nuevos edificios y ofrecer ayudas económicas para actividades de promoción de la lectura.

El trabajo conjunto entre los ayuntamientos y la Diputación de Barcelona hace posible que la Red de Bibliotecas Municipales ofrezca servicios[5]​ desde cualquier municipio de Barcelona. Los usuarios de la Red de Bibliotecas Municipales disponen de un carné único de biblioteca, válido en todas las bibliotecas públicas de Cataluña, que permite acceder gratuitamente a los principales servicios de las bibliotecas y que ofrece descuentos en establecimientos culturales. El trabajo en red también hace que las bibliotecas y bibliobuses den acceso al Aladí,[6]​ el catálogo colectivo de la Red de Bibliotecas Municipales, con más de ocho millones de documentos (libros, DVD, CD, periódicos y revistas) de todas las bibliotecas municipales de la provincia. Finalmente, el servicio de préstamo interbibliotecario permite al ciudadano solicitar libros de cualquier biblioteca de la Red y recibirlos en la biblioteca más cercana.[7]

Las bibliotecas municipales de la Red comparten recursos tecnológicos, documentales y humanos, lo que hace más sostenible la creación y mantenimiento de estos equipamientos públicos. La Diputación de Barcelona lidera y coordina el trabajo en red de estas bibliotecas, extendidas por más de 130 municipios, que garantizan una misma calidad de servicio en todo el territorio de la provincia. En el caso de los municipios de menos de 3.000 habitantes, la Diputación de Barcelona se ocupa en exclusiva de dar servicio de lectura pública a través de una red de nueve bibliobuses, que llegan a un centenar más de municipios.

La tarea conjunta que realizan diariamente los ayuntamientos y la Diputación de Barcelona queda regulada en un convenio de colaboración que establece las bases de la prestación del servicio bibliotecario en el municipio.

En 2012, la red está formada por 210 bibliotecas y 9 bibliobuses que dan servicio a 238 municipios de la provincia de Barcelona

Bibliobús



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