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Reflejo de acomodamiento



El reflejo de acomodamiento, de acomodación, de cercanía o de acomodación-convergencia[1]​ es un acto reflejo del ojo, siendo este el responsable del enfoque de objetos cercanos luego de observar objetos distantes (y viceversa), que comprende cambios coordinados en la convergencia, forma del cristalino y tamaño de la pupila. Este depende del nervio craneal II (rama aferente del reflejo), centros superiores y de los nervios craneales III.

Un objeto cercano (por ejemplo, el monitor de la computadora) parece grande en el campo de visión, y el ojo recibe la luz desde ángulos amplios. Al mover el foco de un lejano a un objeto cercano, los ojos convergen. El músculo ciliar se contrae haciendo al cristalino más convexo, acortando su distancia focal. La pupila se contrae con el fin de evitar la divergencia de los rayos de luz choquen contra la periferia de la retina, resultando en una imagen borrosa.

La información de la luz en cada retina es tomada en el lóbulo occipital a través del nervio óptico y la radiación óptica, donde se interpreta como visión. El área Brodmann 19 interpreta la acomodación y envía señales a través del núcleo de Edinger-Westphal y el tercer nervio craneal para el músculo ciliar, el músculo recto interno y (a través de las fibras parasimpáticas) el músculo del esfínter pupilar.[2]

Se explora este reflejo a primero solicitando al paciente ver un punto distante para luego acercar un objeto a la nariz del paciente mientras mira su acercamiento. Al enfocar la vista, las pupilas se achican, los ojos convergen y la curvatura del cristalino aumenta.[3]​ Este procedimiento puede realizarse incluso en personas ciegas.[1]



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