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Reformas de los Gracos



Las reformas de los Gracos son una serie de leyes y propuestas entre el 133aC al 123aC por los hermanos Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco, de la familia de los Gracos. Eran hijos del general y estadista Tiberio Sempronio Graco y de Cornelia, de la familia de los Escipiones. Durante este período, ambos hermanos obtuvieron el cargo de tribuno de la plebe, desde cuya magistratura pudieron elaborar y proponer una serie de leyes que iban a favorecer a:

Las leyes iban en detrimento de la clase aristocrática, los llamados optimates (palabra que significa «bueno entre los buenos»), que constituían la mayoría del Senado. Así pues se organizaron dos partidos con intereses económicos y políticos distintos:

La Italia rústica de los agricultores directos (aquellos medianos y pequeños propietarios que en su día proporcionaron los mejores soldados para derrotar a Aníbal Barca) estaba llegando a la ruina porque venía al mercado trigo de las posesiones en el extranjero: Sicilia, Cerdeña, Hispania y África. Este trigo se vendía a precios muy bajos con los que era muy arduo competir, lo que hacía la mayoría de ellos era vender sus fincas.

Existía todavía en tiempos de los Gracos una ley promulgada en el año 220 a. C. que prohibía a los senadores el uso del comercio como negocio, por lo tanto todo el dinero que estos pudieran acumular lo venían invirtiendo en la agricultura, en aquellas fincas detalladas en el párrafo anterior, cuyos propietarios no podían competir con los precios del grano que llegaba de fuera. Los senadores ricos compraban más de una finca y sumadas todas ellas se iban convirtiendo en propiedades de latifundios.

Por otro lado, existían otras tierras de labranza que en su origen habían pertenecido a agricultores enemigos de Roma. Roma las había confiscado y después se las había concedido a especuladores con los que estaba en deuda porque en alguna ocasión habían prestado dinero al Estado. Con esta concesión el Estado les podía pagar. Eran las parcelas llamadas ager publicus, adquiridas por derecho de conquista o por expropiación como represalia o castigo.

Así pues los senadores y los especuladores se iban adueñando de las tierras agrícolas de Italia. Pero ni los unos ni los otros eran campesinos, no les gustaba vivir en el campo sino en la ciudad, por lo tanto esos latifundios adquiridos los daban en arriendo a un administrador que, ayudado por esclavos, trataba de sacar el máximo rendimiento al suelo, para sí mismo y para el dueño del terreno.

La sociedad romana estaba acostumbrada a los pequeños y libres cultivadores que vendían los productos y generaban riqueza. Sin embargo, al ir desapareciendo estos, la sociedad empezó a confiar y a apoyarse cada vez más en los saqueos del exterior (los saqueos en las batallas, que proporcionaban fortuna) y en los esclavos del interior, que iban llegando a Roma en gran número (los traían las legiones) y que se ocupaban de toda clase de trabajo y de manera gratuita, tanto en la ciudad como en el campo. El proletariado se iba corrompiendo poco a poco con la mediación del ocio y la retribución de subsidios.

Este era el estado de cosas tanto en el sector agrario como en el sector social de Roma en el año 133 a. C. cuando Tiberio Graco fue elegido tribuno de la plebe.

Conocida también como rogatio Sempronia, fue propuesta en el año 133 a. C. por Tiberio Sempronio Graco. Fue una ley especialmente pensada para imponer una reforma agraria. La ley de reparto de tierras o Ley Sempronia estuvo bastante tiempo en vigor y permitió que la pequeña propiedad campesina se recuperara en Italia y que aumentara la población capaz de servir en el Ejército. Uno de los puntos de esta ley estaba referido al ager publicus:

La reforma incluía además el otorgar el derecho de ciudadanía a los italicos. Incluía además una serie de cambios para que el orden de los caballeros tuviera acceso a los tribunales.

Gayo Sempronio Graco era hermano menor de Tiberio Sempronio Graco. En el año 123 a. C. fue elegido, al igual que su hermano, tribuno de la plebe. Gayo llevó adelante y con buena mano la aplicación de las leyes que su hermano había propuesto. Volvió a lanzar la reforma agraria e hizo en ella algunas variaciones. Estas son las reformas que llegó a hacer y que fueron aprobadas:

Cayo Sempronio Graco cometió el gran error de pretender el tercer mandato consecutivo como tribuno de la plebe. Esta pretensión fue lo que colmó la paciencia del Senado que se puso en su contra. El Senado actuó con la estrategia de aconsejar al otro tribuno de la plebe, Livio Druso, que se opusiera, otorgando además su apoyo mediante un senadoconsulto último (es decir, en caso de gran peligro, el Senado daba plenos poderes a los cónsules). Se desencadenaron las revueltas y hubo una gran matanza. Murieron más de 3000 partidarios de Gayo Graco y él mismo se suicidó (o mandó a uno de sus esclavos que le diera muerte) en el bosque Furrina, en las laderas del monte Janículo de Roma.

El programa de nuevas leyes de los hermanos Gracos era en sí mismo bueno para Roma y para su evolución en la historia. Fracasó a causa de la reacción aristocrática que actuó con brutalidad al ver sus privilegios amenazados. La plebe urbana tenía sus intereses que eran muy distintos de los de la plebe rural y se contraponían en varios puntos. Ambas eran a su vez enemigas de los caballeros a quienes consideraban más cerca de la oligarquía senatorial que de ellas.



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