En heráldica, la repartición de los colores en tres grupos no era formal, pero responde bien al problema técnico de legibilidad, expresado por la llamada regla de contrariedad de colores, que se expresa así:
Si se considera la característica de los metales de ser tintes claros, pálidos y aquella de los esmaltes de ser tintes francos, profundos e intensos, la ley podría enunciarse así: nunca pálido sobre pálido, ni intenso sobre intenso, evidentemente define la obligación de contraste permitiendo una buena legibilidad.
Algunos autores han querido extender la regla hasta las particiones, pero para algunos es imposible de respetar y la realidad de las armerías muestra que esta extensión no constituye más que una tendencia. Esta tendencia es fuerte en lo que concierne a los rebatimientos.
Un trimonte aparece en el escudo de armas de Hungría (aquí a la derecha). En este caso el campo es gules (rojo), y por la regla de contrariedad debería tener sólo colores claros en él. En su lugar, tiene un trimonte verde usado en violación de la regla. Sin embargo ha sido comentado por algunos que el monte o el trimonte verde son parte de la base del escudo en lugar de ser un cargo en el mismo, haciendo a la regla inválida.
La fimbración, el rodeo de un cargo por una delgada frontera, puede obviar lo que de alguna otra manera sería una violación a la regla, como la bandera del Reino Unido (que, aun siendo una bandera y no un escudo, fue diseñada usando principios heráldicos).
Para simplificar, los ejemplos siguientes no portan forros, que escapan a la regla.
Estas transgresiones son frecuentemente explicadas por la historia personal del poseedor, quien pretendía, de esta manera, afirmar su poder.
Esta transgresión se explica de maneras diferentes según los autores.
(Por su parte, E. Simon de Bon court, en su 'Gramática del blasón (1885) dice:
Esto violaba la regla de se acaba de citar: pero lo hicieron a sabiendas, pretendiendo que el oro y el plata eran los únicos dignos de representar el instrumento de la Redención del mundo y que la Ciudad santa meritaba bien el favor de esta excepción a las reglas ordinarias.")
Estas armerías que caen en falta se blasonan como Armas a inquirir.
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