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Reino del Terror



El Terror (francés: la Terreur) fue un período de cambios centrados en el auge de la Revolución francesa, que duró desde septiembre de 1793 a la primavera de 1794, y que ha generado numerosos debates. Según algunos historiadores, "El Terror" estaba «caracterizado por la brutal represión por parte de los revolucionarios mediante el recurso al terrorismo de Estado». Este período transcurrió bajo la égida del Comité de Salvación Pública, órgano ejecutivo creado en abril de 1793 para apoyar y reforzar la acción del Comité de Seguridad General que existía desde 1789.

Habitualmente el término se generaliza para dos etapas: el "Terror Rojo", en el que fueron los jacobinos sus instigadores y ejecutores, y el llamado "Terror Blanco", desarrollado en 1795 durante la Reacción termidoriana y en 1815 por los monárquicos tras los Cien Días y la caída de Napoleón I.[1]

«El Terror» empezó el 17 de septiembre de 1793 cuando la Convención votó a favor de las medidas para reprimir las actividades contrarrevolucionarias. Este período habría de durar hasta la primavera de 1794. Tan sólo en el mes anterior a su final, hubo 1300 ejecuciones, pero la mayor parte de estas últimas fueron precisamente de los jacobinos y sus seguidores.

El Comité de Salvación pública era un cuerpo colegiado de diez o doce integrantes, según las épocas, del cual era parte Maximilien Robespierre, quien señalaría:

El Comité estaba dividido en secciones: Robespierre y Louis de Saint-Just se encargaban de la política general, Lazare Carnot de la guerra, Claude-Antoine Prieur-Duvernois del armamento, Robert Lindet del aprovisionamiento en víveres, Jean Bon Saint-André de la marina y, por último, Jean-Marie Collot d'Herbois y Jacques Nicolas Billaud-Varenne de la política interior. Bertrand Barère de Vieuzac era su portavoz ante la Convención Nacional.

El «Terror jacobino» terminó al ganarse la decisiva Batalla de Fleurus, que aplastó al ejército austríaco el 26 de junio de 1794. Al quedar anulada la posibilidad de una invasión de Francia, se reducían por lo tanto las justificaciones de un régimen extremista. Aunque la victoria de Fleurus fuese un factor determinante en la caída del Comité de Salvación Pública, esta se debe sin embargo a una conjunción de factores.

Por un lado los diputados del Pantano, en sintonía con la alta burguesía, reprochaban al gobierno que se mantuviera la política económica dirigista que había impulsado el estado de guerra, y propugnaban una vuelta a una política económica de corte liberal.[cita requerida] Por otro lado, el Comité de Seguridad General veía con malos ojos la preponderancia del Comité de Salvación Pública cuyos poderes se solapaban con los suyos. Para terminar, fueron decisivas las divergencias cada vez más acusadas en el seno del propio Comité, quedando Robespierre cada vez más aislado por su política social. Su deseo tardío de depurar el Comité de sus miembros más extremistas, ex hebertistas como Collot d'Herbois y Billaud-Varenne, precipitó su final. Varios miembros de la propia Convención conspiraron contra Robespierre y lo arrestaron el 27 de julio (9 de termidor) junto con Saint-Just, Couthon y varios seguidores. El guillotinamiento de Robespierre y 28 de sus asociados en la jornada siguiente marcó el fin de "el Terror" y el inicio de la Reacción de Termidor. Robespierre cayó de manera expedita como muchos cientos de personas, pero incluso sin proceso, víctima de la conjuración de girondinos no confesos y de varias personas que clamaban venganza por las muertes tanto de los hebertistas como de los «moderados» del grupo de Danton.

Años después se reproduciría una nueva época de represión, que con el nombre de "Terror Blanco" se instauraría en 1815 tras el retorno del rey Luis XVIII al poder; gente sospechosa de nexos con los gobiernos de la Revolución o de Napoleón fueron arrestados y ejecutados. Durante el reinado de Luis XVI había reducido los ingresos del estado francés, en los años que precedieron la Revolución la nobleza había incrementado la presión fiscal y productiva sobre los campesinos de sus tierras, agravando su pobreza. Habían reducido, por ejemplo, considerablemente las tierras comunes (vendiéndolas o convirtiéndolas en tierras de labranza) donde los campesinos cazaban, llevaban el ganado a pacer y recogían madera. Por lo cuál buscaría el gobierno jacobino la forma de compensar expulsando a nobles de las tierras.[2]

El objetivo principal de "el Terror" en materia económica fue asegurar el aprovisionamiento tanto de la ciudad de París como del ejército, a fin de evitar una posible insurrección popular. En la primavera y el verano 1793, la situación era dramática. Los asignados habían perdido el 60% de su valor desde 1790 y la hambruna amenazaba la población. Los saqueos se multiplicaban y los Sans-culottes reclamaban medidas enérgicas. Para salvar la situación, la Convención decidió limitar el precio de ciertos productos en mayo de 1793. En julio, los ayuntamientos podían recurrir a la pena de muerte para luchar contra los acaparadores. En agosto, se prohíbe sacar capital fuera del país y se cierra la Bolsa. El 29 de septiembre de 1793, se aprueba la Ley del Máximo General (Loi du Maximum général), que fija el precio máximo de los productos de primera necesidad al que cada uno tenía en 1790. Pero el Máximo General alienta el mercado negro y hace peligrar la industria textil. Se adoptan otras medidas:

Del período de "el Terror" es cierto el carácter expeditivo y muchas veces sumario de los procesos incoados contra los supuestos o reales contrarrevolucionarios. Muchas personas fueron enviadas a la guillotina injustamente, a veces solo por meras sospechas, aunque en la prédica "el Terror" revolucionario se volcó primariamente sobre los ricos y los involucrados en conspiraciones con las monarquías vecinas para el derrocamiento del gobierno revolucionario. El número de muertos que produjo "el Terror" es también muy difícil de evaluar y es objeto de controversias. En 1935, el historiador estadounidense Donald Greer fijó entre 16.594 y 17.000 el número de personas condenadas y ejecutadas[3]​ y estimó a entre 10 000 y 12 000 las personas ejecutadas sin juicio.[3]​ Donald Greer concluyó, teniendo en cuenta las personas ejecutas con o sin juicio y las personas muertas en cárceles que el balance de muertos durante el período del Terror podría establecerse entre 35.000 y 40.000 muertos.[3]​ Estas cifras se consolidaron como referencia válida a lo largo del siglo XX.[4]

El papel de Robespierre en "el Terror" fue indudablemente protagonista, lo que le ha validado las acusaciones históricas de extremista. Los excesos de este período de once meses de acción del Comité de Salvación Pública son indiscutibles, aunque su actuación estuvo dirigida en primer lugar contra las múltiples conspiraciones de la decadente nobleza francesa y los principales grupos económicos de la burguesía de la época, que prefirieron llegar a acuerdos con las naciones rivales de Francia antes que ver amenazados sus privilegios de clase.

El efecto de "el Terror" en la sociedad francesa y europea tuvo dos vertientes. Por un lado, la manera en que se hacían las ejecuciones públicas en la guillotina promovían la violencia popular y callejera, y ello coadyuvó a la misma muerte de Robespierre- Por otra parte, tanto la vieja nobleza francesa como el clero reaccionario fueron fuertemente desmembrados y diezmados como estamento, además de que fue un proceso que aceleró la repartición de tierras en el campo entre los campesinos y sentó las bases para erradicar el latifundio. Puede decirse que la fuerte reforma agraria promovida por los jacobinos y sustentada con la violencia de "el Terror" fue el primer ladrillo de la economía agro-industrial de la Francia actual.

Muchos de los burgueses ricos y nobles perseguidos por "el Terror" que pudieron huir retornaron tras el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder.



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