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Religión en Argentina



La religión en Argentina se practica en el marco de la libertad de culto garantizada por el artículo 14 de la Constitución Nacional, aunque el Estado reconoce un carácter preeminente a la Iglesia católica que cuenta con un estatus jurídico diferenciado respecto al del resto de iglesias y confesiones. Según la Constitución argentina (artículo 2), el Estado Nacional debe sostenerla y según el Código Civil y Comercial, es jurídicamente asimilable a un ente de derecho público no estatal. Este régimen diferenciado, sin embargo, no eleva al catolicismo al estatus de religión oficial de la República.[2]​ La Santa Sede y la Argentina tienen firmado un concordato que regula las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica. El Arzobispo de Buenos Aires, actualmente el cardenal Mario Aurelio Poli, es el Primado de la Iglesia católica en Argentina.[3]​ El anterior Arzobispo de Buenos Aires fue Jorge Mario Bergoglio que desde el 13 de marzo de 2013 es el actual papa Francisco.

Asimismo, además del catolicismo, en la Argentina se encuentran adherentes de diversas religiones y creencias, entre las más destacadas pertenecientes al cristianismo se encuentran las distintas iglesias protestantes (presbiterianismo, metodismo, iglesia bautista, pentecostalismo, etc.) y otras denominaciones cristianas como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Iglesia Adventista del Séptimo Día y los Testigos de Jehová. Otras religiones de gran importancia en el país son el judaísmo, el islam, las religiones afroamericanas y el budismo, entre otras.

Por otra parte, la Argentina es uno de los países de la región que cuenta con una gran población irreligiosa, es decir, que no adhiere a ninguna religión o creencia en particular. De acuerdo con una encuesta hecha por Gallup, Argentina tiene la tercera población que declara una menor importancia a la religión en su vida en Latinoamérica, después de Cuba y Uruguay. Solo el 63% de los argentinos estuvo de acuerdo que la religión es algo importante diariamente en su vida.[4]

Según la encuesta del Latinobarómetro del año 2020, el 48,9% de la población argentina se declara católica, el 40,6% no practica ninguna religión, el 6,6% es evangélica, 2,1% otros cristianos, y 1,8% es creyente en otras religiones.[5]​ La Primera Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina realizada en 2008 había establecido que el 91,1% de la población creía en Dios en ese año, reduciéndose ese porcentaje al 85% en la franja de personas de 18 a 29 años de edad. La Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina llevada a cabo en 2019 mostró que la creencia en Dios se redujo hasta el 81,9%[6]​ en 11 años.

A pesar de su larga tradición católica, la Argentina tiene solo dos santos reconocidos: el mártir Héctor Valdivielso Sáez (1910-1934) y el sacerdote diocesano José Gabriel Brochero (1840-1914). Existen, asimismo, creencias populares de carácter religioso muy difundidas, como el culto a la Difunta Correa,[7]​ a la Madre María,[8]​ a Pancho Sierra,[9]​ al Gauchito Gil[10]​ o a Ceferino Namuncurá.[11]​ Este último fue beatificado por la Iglesia católica en 2007. La Pachamama, una deidad femenina relacionada con la «Madre Tierra» común a varios pueblos originarios, también tiene una presencia importante en las creencias de la población argentina.[12]

La Constitución Nacional argentina actualmente vigente reconoce desde su primera redacción en 1853 la libertad de culto y el reconocimiento de la religión como derecho desarrollado en su preámbulo y artículos dogmáticos.

Los artículos que refieren a asuntos religiosos son los siguientes:

Es una de las principales declaraciones de la constitución que afirma que el estado apoyaba económicamente al culto católico apostólico romano. No obstante no obliga a nadie a ser católico, si bien antes lo era para ser presidente de la nación. Esto se suprimió en la reforma de 1994.

Este artículo enumera derechos de los habitantes de la Nación, entre ellos expresamente el de profesar libremente su culto, lo que significa que todo habitante argentino posee derecho a manifestar y llevar a cabo su creencia en cuestión. No obstante el artículo aclara conforme a leyes que reglamenten su ejercicio, es decir que éste y los demás derechos anunciados deben reglamentarse por leyes, no deben contradecir otros derechos y la misma constitución.

Entre los derechos de las personas nacidas en el extranjero, se expresa de modo específico su derecho a la práctica de su religión.

Según estudios encargados por la Conferencia Episcopal Argentina, para el año 2001 el 88% de los argentinos fueron bautizados como católicos.[13][14]​ Sin embargo, el porcentaje de habitantes del país que se consideraron adeptos se ubicaba entre el 69% y el 78%.[15]​ Además de que sólo un 23% de la población total asistía frecuentemente a lugares de culto católico para el año 2008.[16]

La Iglesia católica en la Argentina ha desarrollado fuertes creencias y multitudinarias procesiones alrededor de las apariciones marianas, como en el caso de la Virgen de Luján[17]​ en la provincia de Buenos Aires, del Señor y Virgen del Milagro en la provincia de Salta, la Virgen de Itatí[18]​ en Corrientes y la Virgen del Valle[19]​ en Catamarca.

Las iglesias evangélicas o protestantes muestran un importante incremento. Antes del año 2001, contaban con 15.000 templos y unos 4 millones y medio de seguidores.[20]​ Este crecimiento se debe a la expansión del movimiento pentecostal que cada vez más atrae también a las clases medias.[21][22][23]

Existen otras minorías religiosas, en general relacionadas con el cristianismo, entre los que se pueden mencionar confesiones minoritarias como: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (470.843),[24]Testigos de Jehová (153.203),[25]​ la Iglesia Adventista del Séptimo Día (118.407) y varias Iglesias ortodoxas, otra de las tres grandes ramas del cristianismo.[26]

El número de fieles musulmanes en la Argentina se estima entre 500.000 y 700.000, lo que representa alrededor del 1,5% de la población nacional. Del total, 160.000 viven en la Capital Federal y alrededores y el resto se encuentra diseminados por todo el país, existiendo concentraciones importantes en las ciudades de Córdoba, Mendoza, Tucumán, Rosario y Santiago del Estero.[27]

La comunidad judía argentina es una de las más grandes del mundo, luego de Francia, Inglaterra y Rusia. Hoy día viven en Argentina cerca de 200.000 judíos sin embargo en los años sesenta había cerca de medio millón.[28]​ concentrándose la mayoría en la ciudad de Buenos Aires y en la Provincia de Entre Ríos. También hay comunidades más pequeñas en las ciudades de Mendoza, Rosario, Córdoba y Tucumán. Argentina tiene la tercera comunidad judía más numerosa de América y una de las 4 más grandes fuera de Israel.[29][30]

Para 2008 CONICET realizó una encuesta a 2.403 personas[31]​ en la que se refleja los credos de las principales religiones.

Un dato llamativo que arrojó la encuesta es que la mayoría de los argentinos dijo "creer en Dios" pese a que no asista habitualmente a los 'oficios de culto' o exprese sentido de pertenencia institucional a las Iglesias. "Ser religioso a mí manera" o "me relaciono con Dios sin intermediarios" fueron frases que resumieron la manera de vivir la religión que tiene hoy la sociedad argentina.

En su segunda edición, una exhaustiva encuesta nacional realizada por un grupo de científicos del CONICET reveló los profundos cambios en las creencias, prácticas y actitudes religiosas en la Argentina.

El principal hallazgo es la caída sensible de la religión católica: los creyentes pasaron del 76,5 al 62,9 por ciento de la muestra en tan solo 11 años. El dato contrasta con el aumento de las personas “sin religión”, que aumentaron del 11,3 al 18,9 por ciento; y de los evangélicos , que crecieron en adherentes del 9 al 15,3 por ciento.

La “Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina” fue elaborada sobre una muestra representativa a nivel país de 2.421 casos durante los meses de agosto y septiembre de 2019.[34]​ El trabajo estuvo a cargo del "Área Sociedad, Cultura y Religión, del Ceil-Piette del Conicet, y financiado por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación”.

Importancia de la religión

Asistencia al Culto

Basándose en las dos encuestas proporcionadas por el CONICET en 2008 y 2019, se puede describir la situación religiosa de acuerdo a las diferentes regiones argentinas en este periodo. Sin embargo, aunque estas encuestas buscaron tener un carácter nacional, se elaboraron solamente a partir de 2403 personas en 2008, y a partir de 2421 en 2019.

Adscripción religiosa en 2008

Adscripción religiosa en 2019

Existen asimismo creencias populares de carácter religioso muy difundidas, como el culto a la Difunta Correa,[37]​ a la Madre María,[38]​ a Pancho Sierra,[39]​ al Gauchito Gil.[40]​ o a Ceferino Namuncurá.[41]​ Este último fue beatificado por la Iglesia Católica en 2007.

En estos casos y en algunas fiestas populares es posible reconocer creencias precolombinas o africanas, a veces combinadas con elementos de la religión católica y/o evangelicalista (ver sincretismo religioso), como la generalizada costumbre popular de arrojar el primer trago de vino a la tierra como ofrenda a la Pachamama, cuyo culto se mantiene relativamente sólido y suele identificarse con la Virgen María.[42]

Nacido en la provincia de Río Negro, Ceferino Namuncurá, hijo del cacique mapuche Manuel Namuncurá, es también objeto de veneración en toda la Patagonia. Murió de tuberculosis a los 18 años de edad mientras se encontraba en Italia recibiendo una educación católica. Fue beatificado por la Iglesia Católica el 11 de noviembre de 2007. Hoy es venerado en toda Argentina y es recordado en pueblos, calles, barrios, etc.

Existen muchos otros cultos a apariciones o advocaciones de la virgen, a santos o a otros personajes. A continuación se enumeran algunos:



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