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Renta básica universal



La renta básica universal (RBU), Ingreso Básico Universal (IBU), renta básica incondicional (RBI) o ingreso ciudadano, es una forma de sistema de seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones.[3]

Se recibe desde el gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier ingreso recibido de otros lugares.[3]​ La recibe todo miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no puede o quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre e independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta y sin tener en cuanta con quien reside.[4]

El sistema busca cubrir a la totalidad de la población con un ingreso garantizado al margen de sus condiciones laborales, económicas o sociales. Un ingreso que permita la supervivencia básica mes a mes, garantizada por el estado.[3]​ En el contexto de la pandemia por coronavirus de 2019-2020, distintos países alrededor del mundo, el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) e incluso el Papa se han pronunciado a favor de la implementación de un Ingreso Básico Universal.[5][6][7]

La renta básica (RB) se define como el derecho de todo ciudadano y residente acreditado a percibir una cantidad periódica que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por ello deba contraprestación alguna.[8][9]

Sus partidarios afirman que:[9]

Sus detractores afirman que:[9]

La RBU no debe confundirse con las rentas de inserción y demás subsidios condicionados propios del Estado de Bienestar ni con el Impuesto Negativo sobre la Renta. Que la definición de la RB sea tan clara como cualquiera de las ofrecidas no ha impedido que a lo largo de estos últimos años hayan proliferado dos tipos de confusiones. En primer lugar, bajo diferentes denominaciones diversos autores se han referido a lo mismo. Así, el mismo concepto de la RB ha recibido nombres como los de “subsidio universal garantizado”, "ingreso básico universal", "ingreso ciudadano" o "ingreso mínimo", entre otros. En cualquier caso, lo que importa no son los nombres, sino lo que se entiende realmente por cada una de las denominaciones que se utilicen. El segundo tipo de confusión es el contrario: bajo la misma denominación se ha querido expresar, a menudo, conceptos muy diferentes.

En primer lugar, no debe confundirse la RB con los diversos subsidios condicionados existentes, propios del Estado de Bienestar, en los que la percepción de los beneficios fiscales, más generosos o menos, está condicionada a la verificación, por parte del sector público, de la suficiencia de los ingresos recibidos en el mercado laboral. Un ejemplo de ello lo representa el caso de la Comunidad Autónoma Vasca que aprobó, a finales de 2000, una ley que introducía una RB que consistía en algo harto diferente de lo que se trata aquí, pues se hacía efectiva precisamente bajo determinadas condiciones, no de forma universal. Hay, en definitiva, claras diferencias entre la RBU y las rentas mínimas de inserción (PIRMI), que en el Reino de España son pagadas por la mayoría de las Comunidades Autónomas y que en la República Francesa ofrece la administración central.

Cabe destacar la aparición del Ingreso Mínimo Vital en España (Junio de 2020). Este subsidio no cuenta con carácter universal ya que está condicionado a la renta de los solicitantes.[10]

En general, este tipo de medidas (las rentas mínimas) son mecanismos, más o menos generosos, de lucha contra la pobreza y de inserción social, propios de determinados Estados de Bienestar. Por el contrario, se postula que la Renta Básica no es solamente un mecanismo de lucha contra la pobreza, sino que supone un mecanismo que incrementa la libertad efectiva de las personas. Por ello, aunque otras diferentes propuestas puedan ser similares en su concreción, en su fundamento y justificación son realmente diferentes.

En segundo lugar, tampoco debe confundirse la RB con el llamado “Impuesto Negativo sobre la Renta” (INR). El INR, que es un crédito impositivo uniforme y reembolsable, garantiza un nivel mínimo de ingresos mediante la política fiscal: si en la declaración de ingresos se supera ese mínimo, se pagan los impuestos correspondientes; si, por el contrario, no se supera o se carece de ingresos, el estado abona la diferencia hasta alcanzar el mínimo establecido. El INR, propuesto inicialmente por Milton Friedman con el objetivo de recortar el Estado de Bienestar, fue explorado con mayor profundidad por James Tobin como forma de luchar contra la pobreza sin eliminar los incentivos al empleo.

Éticamente, la RBU ha sido justificada por sus defensores de maneras distintas, estando las justificaciones principales referidas al problema de la libertad individual:

En el 2013, la comisión europea aprobó el recogimiento de firmas de una iniciativa de ciudadanos europeos. Si la iniciativa llega al millón de firmas y se aprueba, la comisión europea incentivará a los países europeos para explorar el concepto de renta básica universal.

A continuación, el 15 de enero de 2014 se lanza en España la Iniciativa Legislativa Popular por una Renta Básica de carácter incondicional, universal, individual y suficiente. Son necesarias 500.000 firmas para que una medida sea debatida en el Congreso de los Diputados, pero finalmente se quedaron en 150.000 recogidas por diferentes colectivos y ciudadanos/as.

En sus artículos se observa una aplicación por fases, que suscitó confusión entre la población al mezclar los conceptos de dos tipos de renta, una condicional en la primera fase y una incondicional para la segunda y última, con consecuencias opuestas según lo descrito anteriormente.

Técnicamente existen variables entre las visiones muy diferentes sobre cómo financiar una Renta Básica estable. Generalmente, las propuestas sobre la financiación de la misma se suelen basar en el establecimiento de un determinado tipo impositivo sobre las rentas individuales.

Existe, sin embargo, otro tipo de propuestas que no toman en cuenta el IRPF. Aparte de estas cuestiones, hay otros aspectos técnicos muy importantes que no tienen que ver con la financiación de la propuesta y que han sido estudiados y debatidos tanto por defensores como por detractores de la RB. Así, por ejemplo, se ha discutido sobre los efectos que la RB podría tener (o no) sobre la inflación; sobre si la RB supone una amenaza para el Estado de Bienestar o, por el contrario, una excelente vía para hacerlo más justo y eficaz; sobre si se fomentaría el parasitismo[nota 1]​ o, por el contrario, fomentaría la autoocupación y el desempeño de labores no-remuneradas pero beneficiosas para la sociedad; sobre los efectos que podría tener en la emancipación de la mujer; etc.

Se han estudiado nuevos modelos fiscales basados en el ajuste de la nueva economía que proponen disminuir al máximo el IRPF y los impuestos de sociedades, para aumentar el IVA, con el fin de equilibrar los costes de importación y exportación, así como hacer que quien gaste más tribute más. Lo que se complementa con una tasa RB, que consiste en una ampliación de la Tasa Tobin, aplicada a todo incremento de valor, para establecer un impuesto a la especulación, impuesto monetario de valor añadido (IMVA), lo que permite financiar la Renta Básica sin poner en peligro las prestaciones sociales (sanidad, educación, seguridad, etc.) y mantener la inversión pública (infraestructuras).


Sólo apto en dinero fiduciario


Entre los defensores de la renta básica se encuentran economistas, filósofos, sindicalistas, políticos y, anecdóticamente, algunos empresarios. Precursores de la Renta básica fueron, entre otros, Thomas Paine (autor de Justicia agraria y promotor del dividendo de ciudadanía). Actualmente son defensores de la renta básica, sin perjuicio de diferencias en cuanto a su implementación y respecto de su justificación filosófico-política, Daniel Raventós, Osmo Soininvaara, Jeremy Rifkin, Bruce Ackerman, Florent Marcellesi, Yanis Varoufakis, Philippe Van Parijs, Julen Bollain, Gabriel Stilman, Juan Carlos Monedero, Ramón Espinar Merino,[17]​ Alejandro Bonet, Ruter Bregman[18]​ y Byung-Chul Han.[19]

En 2014 se presentó en España una Iniciativa Legislativa Popular por la Renta Básica. Sin embargo, la iniciativa no llegó a las 500.000 requeridas.

Por otro lado, en España se ha creado la Plataforma por la Renta Básica[20][21]​ y la Coordinadora por la Renta Básica de las Iguales.[22]

Las preocupaciones acerca de la automatización y otras causas de desempleo tecnológico han llevado a muchos en la industria de alta tecnología a las propuestas de ingresos básicos como una consecuencia necesaria de sus modelos de negocio. El periodista Nathan Schneider en primer lugar destacó el cambio de la "elite tecnológica" hacia estas ideas con un artículo en la revista Vice , que citó a figuras tales como Marc Andreessen, Sam Altman, Peter Diamandis, y otros.[23]

Empresarios como Mark Zuckerberg, Bill Gates y Jeff Bezos consideran adecuada la Renta Básica para amortiguar los efectos de la crisis en términos de desigualdad y para afrontar la inevitable automatización del futuro inmediato.[24]

Otros empresarios y visionarios como Elon Musk, el cofundador de Facebook Chris Hughes y el presidente de Y Combinator Sam Altman, advierten que terminaremos con la instauración de la Renta Básica Universal, "Va a ser necesario, habrá cada vez menos y menos trabajos que no pueda hacer una máquina mucho mejor... y quiero aclarar que no son cosas que deseo que ocurran, sino que son cosas que pasarán..."[25]

La ONG GiveDirectly ha estado probando ingresos universales de USD 20 en una aldea desfavorecida de Kenia desde 2017 y durante más de 12 años.[26]

Un proyecto llamado Eight en una aldea en Fort Portal, Uganda, que una organización sin fines de lucro lanzó en enero de 2017, que proporciona ingresos a 56 adultos y 88 niños a través del dinero móvil.[27]

Brasil implementó en 1991 el Programa de Garantía de Renta Mínima, el cual beneficiaría a todos los residentes mayores de 25 años con ingresos mensuales inferiores a Cr$45 000.

En el 2001, el Programa de Garantía de Renta Mínima se asoció con la educación y la administración del programa se le concedió a los municipios. Tienen derecho al beneficio aquellas familias con hijos de 6 a 15 años, que estén asistiendo a la escuela y tengan una renta per cápita de hasta medio salario mínimo o R$90,00 en 2001.[28]

En Argentina se implementó a partir de noviembre de 2009 la denominada Asignación Universal por Hijo. Es un beneficio que le corresponde a los hijos de las personas desocupadas, que trabajan en el mercado informal o que ganan menos del salario mínimo, vital y móvil. Consiste en el pago mensual de $1.246 para niños menores de 18 años y de $4064 para niños discapacitados sin límite de edad (valores a marzo de 2017).[29]​ Con la misma, el Estado busca asegurarse que los niños y adolescentes asistan a la escuela, se realicen controles periódicos de salud y cumplan con el calendario de vacunación obligatorio, ya que éstos son requisitos indispensables para cobrarla. Se paga hasta el quinto hijo (siendo hasta el momento menos de 2% de los casos).[30]

Sin embargo, estos dos casos no pueden ser considerados como aplicaciones de la Renta Básica Universal, puesto que no todos los ciudadanos tiene derecho a ella.

En México, Ricardo Anaya Cortés, presidente del Partido Acción Nacional (PAN), propuso la aplicación del ingreso básico universal como parte del reordenamiento de la política social. Argumentó que actualmente existen alrededor de 6,500 programas sociales de apoyo a los ciudadanos, sin embargo, no han dado resultados positivos para erradicar la pobreza extrema y la desigualdad. Expuso que para financiarlo se requiere: reordenar la política social para eliminar la corrupción y la duplicidad de padrones de beneficiarios, implementar un programa de austeridad gubernamental y destinar los recursos del gobierno a las prioridades de la ciudadanía.

El programa fue implementado en 1951, paga una pensión universal a todas las personas al cumplir 65 años, los requisitos son cumplir la edad y no tiene más restricciones más que ser ciudadano canadiense o residente legal.

En el año 2015, el gabinete del conservador primer ministro finlandés, Juha Sipilä, anunció la implantación, de forma experimental durante los años 2017 y 2018 de un proyecto piloto de RBU evaluable en 2019. Proponía un presupuesto de 20 millones de euros, unos 560 euros mensuales, para 2000 desempleados registrados en 2016.[24]​ Sin embargo, en abril de 2018 el gobierno finlandés decidió suspender el proyecto, que ya no se aplicaría en 2019.[31]

En asociación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y con el piloto del investigador británico Guy Standing y la activista india Renana Jhabvala,[32]​ se están llevando a cabo proyectos piloto de ingresos básicos en aldeas rurales de la India[33]​ desde enero de 2011 sobre la base de 200 rupias por adulto y 100 rupias por niño. Ha mostrado resultados positivos en nutrición, salud, educación, infraestructura y actividad económica.[34][35]

Irán es el primer país que ha introducido una renta básica nacional en otoño de 2010. Se paga a todos los ciudadanos y reemplaza los subsidios a la gasolina, la electricidad y algunos productos alimenticios[36]​ que el país lleva años pidiendo para reducir la desigualdad y pobreza. La suma en 2012 corresponde a aproximadamente 40 de dólares por persona por mes, 480 de dólares por año para una persona soltera y 2,300 de dólares para una familia de cinco.

En Israel, en 2018, comenzó una iniciativa sin fines de lucro GoodDollar con el objetivo de crear un marco económico global para proporcionar un ingreso básico universal, sostenible y escalable a través de la nueva tecnología de activos digitales blockchain. La organización sin fines de lucro tiene como objetivo lanzar una red de transferencia de dinero entre pares donde el dinero se pueda distribuir a quienes más lo necesitan, independientemente de su ubicación, según los principios de renta básica universal (RBU). El proyecto recaudó 1 millón de dólares de eToro.[37]

La Casa Blanca, en un informe al Congreso, ha puesto la probabilidad en un 83 por ciento de que un trabajador que gana menos de U$S 20 por hora en el 2010 eventualmente perderá su trabajo frente a una máquina. Incluso los trabajadores que ganan tanto como U$S 40 por hora tendrán unas probabilidades de un 31 por ciento de enfrentar esa posibilidad.[38]

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