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Resistencia civil



El término resistencia civil, junto con el término "resistencia no-violenta", son utilizados para describir acciones políticas que se basan en el uso de métodos no-violentos por parte de grupos de civiles para desafiar a un poder, una fuerza, una política o un régimen en particular.[1]​ La resistencia civil opera mediante el llamado y desafío al adversario, mediante la presión y la coerción no-violenta (presión psicológica y simbólica): involucrando acciones sistemáticas para debilitar las fuentes de poder del adversario para obligarle a negociar o retirarse del poder político. La resistencia civil también comprende la oposición ciudadana a la denominada "democracia antiliberal" ( illiberal democracy) y contra golpes de Estado de gobiernos que fueron elegidos democráticamente y después suprimieron la separación de las ramas del poder público. Entre las formas de acción de la resistencia civil se encuentran la inmensa mayoría de los métodos descritos por Gene Sharp: persuasión y protesta (discursos, entierros simbólicos, demostraciones, vigilias y peticiones); múltiples formas de no-cooperación política, económica y social (huelgas, boicots, trabajo lento, desobediencia social-simbólica, presión sobre funcionarios, hostigamiento a políticos, etc.), así como formas de acción o intervención directas no-violentas (huelga de hambre, crear medios alternativos de transporte, obstrucción a las autoridades, juicios públicos a las autoridades, creación de instituciones paralelas y alternativas, jiu-jitsu moral y político, desobediencia civil y gobierno paralelo, entre otras). Las motivaciones de los movimientos de resistencia civil se relacionan con la relación entre ciudadanía y Estado, entre razón ciudadana y razón de Estado, con el desarrollo o la falta de libertades y derechos en una sociedad. Esta resistencia civil de masas puede interpretarse y usarse en un sentido mecanicista, como parte de un juego de poderes y contrapoderes entre ciudadanía e instituciones (más o menos carentes de legitimidad democrática) para ampliar o consolidar espacios de libertad y derechos muy concretos (defensa de lo público, del estado del bienestar, de los derechos humanos, etc.); en un sentido organicista, acudiendo a la metáfora fisiológica de la lucha interna de un organismo vivo (el Leviatán de Thomas Hobbes) contra un cáncer que lo invade, donde la oposición ciudadana es el correlato de los anticuerpos y las defensas propias del sistema inmunológico; o bien, la resistencia civil puede interpretarse en un sentido ético como una defensa de valores humanos imprescriptibles y derechos inalienables que los resistentes identifican con sus movilizaciones no-violentas como parte de un acervo cultural de los principios de la no violencia (ahimsa, humanizar a la humanidad, derechos humanos, dignidad de los pueblos), en este último sentido la resistencia civil se acercaría y se identificaría con la forma de lucha satyagraha de Gandhi, no sólo instrumentos de lucha sino convencimiento ético, capacidad transformadora de los conflictos (conversión) y apuesta por una lucha constructiva y emancipadora de lo humano. Aunque ha habido muchísimos casos de resistencia civil a lo largo de la historia, tenemos más conocimiento y más estudios sobre la edad contemporánea, tanto en contra de gobernantes tiránicos-dictatoriales (Filipinas, Sudáfrica, Myanmar, Serbia, etc.), como contra regímenes coloniales (India, Argelia, etc.), como gobiernos con sistemas democráticos (lucha de la minoría negra en Estados Unidos, luchas en Irlanda del Norte, mayo de 1968 en Europa, etc.).[2]​ El fenómeno de resistencia civil a menudo se encuentra asociado con avances parciales o reajustes dentro de los sistemas de democracia.[3]

La resistencia civil es un fenómeno que se ha presentado en diversos ámbitos a lo largo de la historia reciente del hombre. Adam Roberts y Timothy Garton Ash en su libro Resistencia Civil y Política del poder: La experiencia de las acciones no violentas desde Gandhi hasta la actualidad incluyen relatos de numerosos ejemplos históricos de relevancia que ellos califican de resistencia civil.[4]​ Estos casos estudio, tanto exitosos como fallidos comprenden:

Fuente bibliográfica: Adam Roberts y Timothy Garton Ash (editores), Civil Resistance and Power Politics: The Experience of Non-violent Action from Gandhi to the Present, Oxford University Press, 2009. https://global.oup.com/academic/product/civil-resistance-and-power-politics-9780199552016?cc=co&lang=en&#

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