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Rey de Escocia



El monarca de Escocia era el jefe de estado del Reino de Escocia. Según la tradición, el primer rey de los escoceses (en inglés, King of Scots) fue Kenneth MacAlpin (Cináed mac Ailpín), quien fundó el estado en 843, aunque esto no es considerado seriamente por medio de los historiadores fue conocido .[cita requerida] La distinción entre el Reino de Alba/Escocia y el Reino de los pictos es más bien el producto del mito medieval posterior y la confusión de un cambio en la nomenclatura, esto es Rex Pictorum (rey de los pictos) se convierte en ri Alban (rey de Alba) bajo Donald II cuando los anales cambiaron del latín a la lengua vernácula alrededor de finales del siglo IX, época para la que la palabra Alba en gaélico había pasado a referirse al reino de los pictos más que Gran Bretaña (su significado más antiguo). [cita requerida]

El reino de los pictos justo pasó a ser conocido como reino de Alba en gaélico, que más tarde pasó a ser conocido en inglés como Scotland («Escocia»); los términos se conservan en ambos idiomas hasta la actualidad. A finales del siglo XI como muy tarde, los reyes escoceses estaban usando el término rex Scotorum, o rey de los escoceses (Scots), para referirse a sí mismo en latín. El título de rey de los escoceses (King of Scots) decayó en el año 1707 cuando el reino de Escocia se unió con el reino de Inglaterra para formar el reino de Gran Bretaña. Así la reina Ana se convirtió en la última reina de Escocia (y al mismo tiempo la última reina de Inglaterra) y la primera reina de Gran Bretaña. Los dos reinos habían compartido monarca desde 1603 (véase Unión de las Coronas), y Carlos II fue el último monarca escocés que fue de hecho coronado en Escocia, en Scone en 1651.

Aunque los genealogistas dividen a los monarcas de Escocia en «dinastías» o «casas», basadas en las ideas europeas continentales de dinastías, parece que los reyes y las reinas de Escocia, hasta donde se cree que son sus últimos orígenes, remontan su ascendencia a Fergus Mór, el legendario fundador de Dál Riata que se dice que floreció a finales del siglo V, y desde su nieto Gabrán mac Domangairt y hermano Loarn mac Eirc. Está documentado que Jacobo VI dijo que él era un «monarca surgido de la raza Ferguse». Tras la Restauración de 1660, cuando encargaron a Jacob de Wet retratos de los gobernantes pasados y presentes de Escocia para el palacio de Holyrood, la serie comenzó con Fergus Mór.

El reinado de Kenneth MacAlpin comienza con lo que a menudo se llama la Casa de Alpin, un concepto totalmente moderno. Los descendientes de Kenneth MacAlpin se dividieron en dos ramas; la corona alternaría entre los dos, la muerte de un rey de una de las ramas a menudo apresurada por la guerra o el asesinato de un pretendiente por el otro. Malcolm II fue el último rey de la Casa de Alpin; en este reinado, logró con éxito aplastar toda la oposición y, al no tener hijos, fue capaz de transmitir la corona al hijo de su hija, Duncan I, quien inauguró la Casa de Dunkeld.

* Evidencia del reinado de Eochaid no es segura: puede que realmente nunca fuera rey. Si lo fue, era un rey junto con Giric. Amlaíb es conocido solo por una referencia a su muerte en 977, que se refiere a él como el rey de Alba; puesto que se sabe que Kenneth II era aún rey en 972-973, Amlaíb debió tomar el poder entre 973 y 977.

† Eochiad era un hijo de Run, rey de Strathclyde, pero su madre era una hija de Kenneth I.

Duncan sucedió en el trono como el nieto materno de Malcolm II. Tras un reinado sin éxito, Duncan fue muerto en batalla por Macbeth, que tuvo un reinado largo y relativamente exitoso. En una serie de batallas entre 1057 y 1058, el hijo de Duncan, Malcolm III derrotó y mató a Macbeth y al hijastro y heredero de Macbeth, llamado Lulach, y reclamó el trono. Las disputas dinásticas no acabaron allí: a la muerte de Malcolm en batalla, su hermano Donald Ban reclamó el trono, expulsando a los hijos de Malcolm de Escocia; siguió una guerra civil en la familia, con Donald Ban y el hijo de Malcolm, Edmundo, opuestos por los hijos de Malcolm apoyados por los ingleses, guiados primero por Duncan II y luego por Edgar. Edgar triunfó, enviando a su tío y hermano a monasterios. Tras el reinado de David I, el trono escocés pasó según las reglas de primogenitura, pasando de padre a hijo, o si no fuera posible, de hermano a hermano.

El último Rey de la Casa de Dunkeld fue Alejandro III. Su esposa le había dado dos hijos y una hija; pero para el año 1286, sus hijos estaban muertos, y su hija, Margarita, solo había dado una hija a su esposo Erico II de Noruega antes de morir ella misma. Alejandro se volvió a casar, pero a principios del año 1286, murió en un accidente mientras iba a casa. Su esposa, Yolanda de Dreux, estaba embarazada; pero para noviembre de 1286, toda esperanza de dar a luz un hijo desapareció. Según eso, en el tratado de Salisbury, los Guardianes de Escocia reconocieron a la nieta de Alejandro, Margarita de Noruega, como reina de los escoceses. Margarita permaneció en el reino de Noruega de su padre hasta otoño de 1290 cuando fue enviada a Escocia. Sin embargo, murió en las Orcadas, no poniendo nunca un pie sobre el terreno escocés, y sin ser coronada en Scone. Por ello a veces no se la considera reina.

La muerte de Margarita de Noruega provocó dos años de crisis sucesoria en Escocia. Con su muerte, se agotó la descendencia de Guillermo I, pues no existía un claro heredero de la corona. A ella optaron trece candidatos. Los más prominentes eran Juan de Balliol, bisnieto del hermano menor de Guillermo; David de Huntingdon; y Roberto Bruce, V Señor de Annandale, bisnieto de David I de Escocia. Los nobles escoceses invitaron a Eduardo I de Inglaterra a arbitrar sus pretensiones; así lo hizo, pero forzó a los escoceses a jurarle como señor superior. Se decidió que John de Balliol fuera el Rey; a causa de su debilidad e incapacidad, en 1296, éste se vio obligado a abdicar en Eduardo I, que entonces intentó anexionar Escocia al reino de Inglaterra.

Durante diez años, Escocia no tuvo Rey propio. Los escoceses, sin embargo, rechazaron tolerar el gobierno inglés; primero William Wallace y luego, tras su ejecución, Roberto Bruce (el nieto del competidor de 1292) luchó contra los ingleses. Bruce y sus partidarios mataron al rival al trono, John III Comyn, Señor de Badenoch el 10 de febrero de 1306 en la iglesia de Greyfriars en Dumfries. Poco después de 1306, Robert fue coronado rey de los escoceses en Scone. Su energía, y el correspondiente reemplazo del vigoroso Eduardo I con su hijo más débil, Eduardo II, permitió a Escocia liberarse del gobierno inglés; en la batalla de Bannockburn en 1314, los escoceses expulsaron a los ingleses, y para el año 1329 los ingleses estuvieron de acuerdo mediante tratado a aceptar la independencia de Escocia. El sucesor de Roberto, su hijo David, era un niño como sucesor. Los ingleses renovaron su guerra con Escocia, y David se vio obligado a huir del reino por Edward Balliol, hijo del rey Juan, quien consiguió ser coronado rey de los escoceses y entregar los condados meridionales de Escocia a Inglaterra antes de ser expulsados de nuevo. David pasó gran parte de su vida en el exilio, primero en libertad con su aliado, Francia, y luego en pirisón en Inglaterra; solo fue capaz de regresar a Escocia en 1357. A su muerte, sin hijos, en 1371, la Casa de Bruce se extinguió.

Roberto Estuardo era un nieto de Roberto I por la hija del último, Marjorie. Habiendo nacido en 1316, era mayor que su tío, David II; en consecuencia, era al ascender al trono un hombre viejo, incapaz de reinar vigorosamente, un problema al que también se enfrentó su hijo Roberto III, quien había sufrido daños irreparables en un accidente de equitación. Estos dos fueron seguidos por una serie de regentes, causados por la juventud de los sucesivos reyes. En consecuencia, la era Estuardo vio períodos de inercia real, durante la cual los nobles usurparon el poder de la corona, seguido por períodos de gobierno personal por el monarca, durante el cual él o ella intentaría resolver los problemas creados por su propia minoría y los efectos a largo plazo de reinados previos. Gobernar Escocia fue haciéndose progresivamente difícil, conforme la poderosa nobleza fue haciéndose poco a poco intratable; los intentos de Jacobo I de acabar con el desorden del reino acabó con su asesinato; Jacobo III fue asesinado en una guerra civil entre él y la nobleza, guiado por su propio hijo; cuando Jacobo IV, quien había gobernado severamente y suprimió a los aristócratas, murió en la batalla de Flodden Field, su esposa Margarita Tudor, que había sido elegida regente de su hijo, el joven Jacobo V, fue derrocada por los nobles y la propia esposa de Jacobo V, María de Guisa, triunfó al gobernar Escocia durante la regencia de su hija pequeña, María I solo dividiendo y conquistando las facciones nobles, y distribuyendo sobornos franceses con mano liberal. Finalmente, la propia María I, la última descendiente directa de Roberto II, se encontró incapaz de gobernar Escocia enfrentada a la hosquedad de la aristocracia y la intransigencia de la población, que favoreció el Calvinismo y desaprobaba su catolicismo; se vio obligada a abdicar, y huyó a Inglaterra, donde fue ejecutada por traición contra la reina inglesa Isabel I. A su abdicación, su hijo, cuyo padre pertenecía a una rama menor de los Estuardo, se convirtió en rey.

Los «Stewart» de Lennox eran una rama menor de la familia Estuardo; sin embargo, no eran descendencia masculina directa de Roberto II, el primer Estuardo que se convirtió en rey de los escoceses, sino más bien de su antecesor Alejandro Estuardo, 4.º High Steward de Escocia. En el pasado, a través de la antigua alianza con Francia, adaptaron su apellido a la forma francesa Stuart. En consecuencia, cuando el hijo del conde de Lennox, Enrique, Lord Darnley, se casó con la reina de los Escoceses, María I, su hijo, el primer rey de la rama Lennox de los Estuardo, gobernó como un Stuart.

Jacobo VI también se convirtió en rey de Inglaterra e Irlanda como Jacobo I en 1603, cuando murió su prima Isabel I; después, aunque las dos coronas de Inglaterra y Escocia permanecieron separadas, la monarquía se basó principalmente en Inglaterra.

Carlos I, el hijo de Jacobo, se enfrentó a la Guerra Civil; el conflicto resultante duró ocho años, y acabó con su ejecución. El Parlamento Inglés decretó entonces que su monarquía había terminado; el Parlamento de los Escoceses, tras alguna deliberación, rompió sus lazos con Inglaterra y declaró que Carlos, hijo y heredero de Carlos I, se convirtiera en rey. Gobernó hasta el año 1651; sin embargo, los ejércitos de Oliver Cromwell ocuparon Escocia y le llevaron al exilio.

En 1652, después de la huida de Carlos II, el Parlamento Inglés aprobó el Tender of Union: según sus términos, el Reino de Escocia quedaba abolido, y anexionado a la Mancomunidad de Inglaterra. Escocia no volvería a alcanzar su independencia hasta 1660, cuando con la restauración de Carlos II, se restauró el antiguo sistema de la Unión de Coronas. Hasta entonces, Escocia fue gobernada directamente desde Inglaterra; los gobernadores fueron Oliverio Cromwell y su hijo, Richard, quienes gobernaron sobre la Mancomunidad de Inglaterra como Lord Protectors, cuasi monarcas.

Con la Restauración, los Estuardo se convirtieron de nuevo en reyes de Inglaterra. Pero no se respetaron los derechos de Escocia: el Parlamento Escocés fue, durante el reinado de Carlos II, disuelto, y su hermano Jacobo fue nombrado Gobernador de Escocia. El propio Jacobo se convirtió en Jacobo VII en 1685; su catolicismo no fue tolerado y fue expulsado de Inglaterra después de tres años. En su lugar el trono pasó a su hija María y el esposo de ésta, Guillermo de Orange, el gobernante de la República Holandesa; fueron aceptados como monarcas de Escocia después de un período de deliberación del Parlamento y gobernaron juntos como Guillermo II y María II.

Un intento de establecer un imperio colonial escocés a través del proyecto Darién en desafío al de Inglaterra, fracasó, dejando al Estado escocés en bancarrota. Esto coincidió con el ascenso de la reina Ana, hija de Jacobo VII. Ana tuvo varios hijos, pero ninguno de ellos la sobrevivió, y a su muerte su heredero más cercano era su medio hermano, Jacobo, en exilio en Francia. Los ingleses favorecieron a la protestante Sofía de Hánover (una nieta de Jacobo VI) como heredera; los escoceses prefirieron al príncipe Jacobo, quien como un Estuardo tenía ascendencia escocesa, y amenazaron con romper la Unión de las Coronas entre Inglaterra y Escocia eligiéndole para ellos. Para conservar la unión, los ingleses elaboraron un plan mediante el cual los dos reinos de Escocia e Inglaterra se unirían en un solo reino, el reino de Gran Bretaña, gobernado por un monarca común, y con un solo Parlamento. Ambos parlamentos nacionales accedieron a esto, aunque los escoceses con cierta reticencia, motivada principalmente por las finanzas nacionales, y al unirse ambos reinos, desaparecieron tanto el reino de Escocia como el de Inglaterra. Después, aunque los monarcas siguieron gobernando sobre la nación escocesa, lo hicieron como reyes de Gran Bretaña y luego del Reino Unido.

A partir de 1707, los títulos de King of Scots («rey de los escoceses») y Queen of Scots («reina de los escoceses») son incorrectos. De ahí que esta lista solo alcance hasta el año 1707; para los monarcas posteriores a esa fecha, véase Anexo:Monarcas británicos.

Jacobo VII continuó reclamando los tronos de Inglaterra, Escocia e Irlanda. Cuando murió en 1701, su hijo Jacobo heredó las pretensiones de su padre y se llamó a sí mismo Jacobo VIII de Escocia y III de Inglaterra e Irlanda. Continuaría haciéndolo toda su vida, incluso después de que se extinguieran los reinos de Inglaterra y Escocia mediante su fusión en el Reino de la Gran Bretaña. En 1715, un año después de la muerte de su hermana, la reina Ana, y el ascenso al trono de su primo Jorge de Hánover, Jacobo llegó a Escocia e intentó reclamar el trono; fracasó y se vio obligado a huir al Continente. Un segundo intento efectuado por su hijo Carlos, en 1745, también fracasó. Ambos hijos de Jacobo murieron sin descendencia con lo que se puso fin a la familia Estuardo.

Tras 1807, las pretensiones jacobitas pasaron primero a la Casa de Saboya (1807–1840), luego a la rama de Módena de la Casa de Habsburgo-Lorena (1840–1919) y finalmente a la Casa de Baviera (desde 1919). El actual heredero sería el duque Francisco de Baviera. Ni él ni ninguno de sus predecesores desde 1807 han perseguido su pretensión.



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