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Rojales



Localización de Rojales respecto a la Vega Baja del Segura

Rojales es un municipio de la Comunidad Valenciana, España. Situado en la provincia de Alicante, en la comarca de la Vega Baja del Segura, a orillas del río Segura, que atraviesa el núcleo tradicional a lo largo de dos kilómetros en su último recorrido antes de desembocar en el Mediterráneo, hecho que justifica la existencia de un bello puente de sillería construido en tiempos del rey Carlos III, en el siglo XVIII, magníficamente conservado y totalmente en uso. Actualmente, es un municipio con fuerte incremento de actividades del sector servicios, pero que conserva todo su encanto huertano. Dispone de una importantísima actividad cultural en torno a sus numerosos museos (Arqueológico, Museo de la Huerta, de la Semana Santa y EcoMuseo), y teatro, sede del Certamen Nacional de Nanas y Villancicos, uno de los más longevos e importantes del país. Paralelamente se ha desarrollado una gran labor rehabilitadora del Barrio de las Cuevas constituyendo actualmente un hábitat para la práctica artesana. La existencia de varias y veteranas urbanizaciones residenciales de gran calidad ha originado importantes colectivos poblacionales de otros países europeos, siendo mayoría ingleses y alemanes. Rojales cuenta con el campo de golf La Marquesa, uno de los más antiguos de la provincia.

Cuenta con 20 510 habitantes (INE 2009) la mayoría de los cuales residen en Ciudad Quesada (11 513 habitantes[1]​). Rojales es el segundo municipio español con mayor porcentaje de extranjeros, los cuales constituyen el 71,75 % de la población empadronada. A consecuencia de esto el inglés es el idioma más hablado en el municipio.

Parece ser que los primeros asentamientos humanos que se dieron en el término de Rojales son de finales del Neolítico, entre el IV y III milenio. Esta presencia se circunscribía a pequeños poblados de chozas cerca del río. Posteriormente, la Edad del Bronce también llega a la zona, como se manifiesta en el Cabezo de Particiones y Soler.

Con la dominación musulmana, nos encontramos con que todo el poblamiento rural de la comarca se estructura en función de la ciudad de Orihuela. Destacan la alquería de Al-Mudawwar (Almodóvar), que se situaba en el entorno del cerro fortificado de Cabezo Soler y las laderas de Inquisición Grande, un poblamiento medieval que puede considerarse el Rojales musulmán y que dan origen a una de las tradiciones de la zona, la leyenda de La Encantá.

Tras la dominación musulmana, puede decirse que Rojales es un bello pueblo huertano que está rodeado por la huerta de regadío, un regadío que florece con la ampliación bajomedieval de la red de riego en los últimos tramos del río Segura. Esto condicionará la ubicación actual del municipio y de su conjunto hidráulico urbano, que tiene un carácter monumental, estando representado por el Azud, las boqueras de las acequias mayores, la noria, y el puente de Carlos III, obra que une a la población, establecida en las dos márgenes del río.

En cuanto a las edificaciones, podemos describir la vivienda tradicional de la zona de cómo influida por la casa latino-romana, de patio central y morfológicamente podemos distinguir en ella la fisonomía en ladera de los barrios tradicionales.

En el pueblo encontramos también en su vertiente sur un importante conjunto arquitectónico de tipo popular y subterráneo que inicia su construcción en torno al siglo XVIII. Es en esos momentos cuando Rojales comienza a dar los primeros pasos para poder constituirse en población independiente de Guardamar.

Esa independencia, la comprará al Rey mediante el pago de una importante cantidad a las arcas del monarca. Esta cantidad estaba estimada en 18 ducados por vecino. Este proceso de separación, se inició en 1749 y finalizó en 1773, suponiendo la pérdida del núcleo de Rojales y de la mitad del término municipal de Guardamar, que va a ser incorporado a la nueva villa independiente que se ha creado.

Rojales, va a ser a todas luces un ejemplo de crecimiento demográfico y urbanístico ligado a la expansión de la agricultura durante los siglos XVIII y XIX. Se va a producir así un aumento del número de explotaciones agrícolas en forma de fincas o haciendas agrícolas. Se instalan así en el campo casas y barracas para asentar a los nuevos habitantes, arrendatarios y terrajeros que vienen atraídos por esta riqueza del campo y de los marjales. También se produce un aumento de los resultados agrícolas porque la agricultura comercial que se da, ve mayores posibilidades de salida al contar con la posibilidad de embarcar la producción en Guardamar. Con todo lo visto, se produjo un crecimiento general de las ventas y del trabajo de sectores económicos como la artesanía textil, con el lino y el cáñamo a la cabeza, seguidos del filete en esparto. En números redondos, va a resultar que Rojales va a pasar en poco tiempo de ser una aldea con la mitad de la población guardamarenca a convertirse durante el siglo XIX en un pueblo que está en paridad respecto al número de habitantes con Guardamar. De hecho, Miñano, en la descripción que realiza en 1872 de Rojales explica: Era la población floreciente; contaba con unos 2500 habitantes; los productos de su huerta eran riquísimos y abundantes; sus pimientos y alcachofas abastecían a Cartagena, Alicante, Elche, Orihuela y aún Madrid; producía además, naranjas, cereales, barrilla, vino y aceite; contaba con quince telares, un molino harinero, cinco de aceite y una posada.

El municipio, ha vivido una serie de duras catástrofes. Por un lado, están las riadas del Segura, como las de 1879, 1946, 1948, 1973, 1982, 1987 y 1989, aunque hoy, el problema es otro, la contaminación que sufren las aguas. La otra dura catástrofe que vivió Rojales, fue el terremoto de 21 de marzo de 1829, un terremoto de un 6,6 en la escala de Richter, y que causó 10 muertos, 34 heridos, 319 casas destruidas y 82 dañadas.

Finalmente, hay que destacar el desarrollo turístico actual, de la mano de las urbanizaciones establecidas en diferentes zonas del término municipal, que han hecho que la población, normalmente unos 8000 habitantes, se eleve a más de 30 000 en distintos períodos festivos y/o vacacionales.

Rojales cuenta con 20 510 habitantes (INE 2009). En los últimos años, el municipio ha presentado un fortísimo crecimiento demográfico (del +136 % entre 1995 y 2005) debido a la instalación de numerosos extranjeros europeos. Así, se ha convertido en el municipio de toda España con mayor porcentaje de extranjeros censados, alcanzando el 71,7 % en 2006. Los británicos forman el colectivo más numeroso (7134 censados en 2007, el 40,7 % de la población, frente a los 4956 censados de nacionalidad española), seguido por los alemanes (1335 censados).[2]

La mayoría de la población reside en Ciudad Quesada con 10 513 habitantes (INE 2007), zona de urbanizaciones donde predomina la población foránea. El casco histórico cuenta con 4582. Otro núcleo de población es Las Heredades, con 285. El resto de la población vive diseminada por el término municipal.[1]

En síntesis, el Azud desarrolla una corona circular, con una longitud de 40 m (metros) y 10 m de anchura, que hace elevar el nivel de la corriente del río para desviar agua por el canal de captura de varias acequias mayores y la noria de Rojales y fue construido en el siglo XVI. Por su parte, La Noria de La Bernada se instala en el río aprovechando el azud y se fortifica o resguarda con una obra de sillería para no ser dañada por la crecida. La noria es una rueda metálica de gran tamaño que actúa como verdadero puente de nivelación entre el río y las tierras a irrigar de la margen derecha, y los primeros datos históricos sobre su existencia datan del siglo XVI. Y finalmente, el Puente de sillería, monumento cuya fábrica es de perfecta sillería, con tres ojos bajo bóvedas de arco rebajado o carpanel que se proyectan sobre magníficos pilares rematados por sombreretes piramidales, el cual fue construido en el siglo XVIII.

En esas fechas, la fachada de la vivienda era de cemento y al Sr. Fulleda se le ocurrió cubrirlo con conchas. A lo largo de siete años se ha dedicado a recoger conchas de almejas y mejillones de las playas de Guardamar del Segura y la Manga del Mar Menor, y se calcula que pueden haber unas 550 000 conchas.

El edificio restaurado sobrepasa la altura de 10 m (metros), comprendiendo el cilindro de la torre y la caperuza. El interior del edificio consta de tres partes:

No obstante, será muy curioso observar, en la visita al molino, su parte superior; en donde encontraremos todo el imponente entramado de engranajes de madera que gira con la rueda grande y al que se le denomina ingenio, el cual está cubierto con un techo cónico montado sobre la misma rueda grande y que gira sobre un carril superpuesto al muro circular del edificio. Mientras que ajustado también a la rueda está el eje del molino, que se sujeta al eje vertical por su parte superior, cerca de donde se halla la linterna o carro, y que trabaja con la rueda de engrane, recibiendo su movimiento de las aspas. Su tradicional fachada y el entorno natural que lo enmarca, sobre una pequeña loma, forman una estampa única que hace retroceder al visitante a los tiempos en que sus aspas giraban con el viento para moler el grano y obtener la harina que abastecía a todo el pueblo.

Desde su construcción, estos aljibes se configuraron como grandes depósitos de captación y comercialización de agua de lluvia, a los que acudían los «aguaores» de varios pueblos a la redonda (Rojales, Formentera, Benijófar y San Fulgencio) a llenar sus botas, que transportaban con el carro de mulas, distribuyendo el agua a los habitantes de los pueblos mencionados.

Su reutilización está posibilitando mostrar como «Ecomuseo del Agua en el Mundo Tradicional» diferentes exposiciones que evocan y reconstruyen diversos aspectos del mundo tradicional al que pertenecen.

Rojales cuenta en su patrimonio cultural con algunas de las leyendas más famosas de la Vega Baja del Segura y de la provincia de Alicante.

Rojales cuenta con una gran variedad de productos autóctonos de su huerta. Naranjas, limones, alcachofas, pimientos y ñoras están presentes en muchas de los platos típicos de este pueblo. Las comidas típicas oficiales son el cocido con pelotas y el arroz con conejo y caracoles, pero también es frecuente encontrar el arroz clarico de verduras, tortillas de patata, calabacín, alcachofa y habas tiernas, etc. De dulce: almojábanas, toñas, almendrados, flan de naranja, toñas de repulgo, coca de Sant Pedro, dulce de uva, buñuelos rojaleros de calabaza, migas con chocolate, monas, etc., hacen las delicias de lugareños y visitantes.

Rojales cuenta con el histórico Club Deportivo Tháder que actualmente milita en Regional Preferente, Grupo (IV). El C.D. Thader posee una filial (C.D. Thader B) que milita en la segunda regional. También posee una Escuela de Fútbol Base (Pre-Benjamín, Benjamín, Alevín, Infantil, Cadete, Juvenil, además de un equipo femenino) en la cual juegan niños y niñas desde las tempranas edades de 6 años hasta los ya casi adultos que esperan una oportunidad, de 19 años. El C.D. Thader juega en el Estadio Municipal ubicado en el complejo polideportivo. Rojales también posee un equipo de Fútbol sala.

Indicar que el complejo polideportivo cuenta con las siguientes instalaciones: Pabellón cubierto, campos de fútbol —1 de césped, 1 de tierra y 1 de césped artificial—, pistas de petanca, tiro olímpico, piscinas, pista de fútbol sala, pabellón cubierto, pista de baloncesto, de tenis, parque infantil, etc. Aun así, muchos habitantes de la localidad piden que se construyan más instalaciones deportivas.



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