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Roséola



La roséola, también llamada roseola o exantema súbito,[2]​ es una enfermedad de los niños, especialmente de los menores de dos años,[3]​ cuyas manifestaciones exteriores se suelen limitar a una erupción transitoria o exantema, que se produce luego de fiebre durante tres días.

Hasta hace poco, su origen era desconocido, pero ahora se sabe que es causada por dos herpesvirus de los humanos, HHV-6 y HHV-7, los cuales se conocen como virus de la roséola. Hay dos variantes del HHV-6, y los estudios en Estados Unidos, Europa y Japón han demostrado que el exantema súbito es causado principalmente por el HHV-6B, que infecta a más del 90 por ciento de los bebés de 2 años o menos. La investigación indica que la mayoría de los bebés con infección congénita por el virus HHV-6A heredó el virus en un cromosoma.[4]

Generalmente la enfermedad afecta a niños de entre seis meses y tres años de edad, y comienza con una fiebre alta repentina (39 a 40 °C). En casos raros puede causar convulsiones febriles, debido a la repentina subida de la temperatura corporal, pero en muchos más casos el niño parece normal. Después de que la fiebre ha cedido de inmediato aparece una erupción de color rosa. Esta por lo general comienza en el tronco, extendiéndose hacia el cuello y extremidades superiores, para terminar llegando a las piernas y por último a la cara.[5]​ La erupción no da comezón, y puede durar entre 1 y 2 días.[6]​ En contraste, un niño que sufre de sarampión por lo general parece más enfermo y presenta síntomas como conjuntivitis y tos, y luego la erupción afecta la cara durante varios días. Puede presentarse disfunción hepática en casos excepcionales.

Los pocos adultos que presentan reactivación del HHV-6 pueden mostrar signos de mononucleosis.[7]

Un niño con fiebre debe beber muchos líquidos. Es probable que muchos niños adquieran roséola "subclínica", es decir, que no muestren signos externos de la enfermedad. Otros pueden estar suficientemente afectados como para que la opinión de un médico sea necesaria para confirmar el diagnóstico, y en particular para descartar otras infecciones más graves, como meningitis o sarampión, así como para recetar y dosificar algún antipirético (medicamento para tratar la fiebre).[8]​ En caso de convulsiones febriles, el consejo médico es esencial. La erupción no es particularmente fuerte, y no necesita tratarse con lociones o cremas especiales. No existe vacuna contra la roséola.

En general se ha denominado también roséola a todo eritema sonrosado o asalmonado, de ubicación preferentemente en el tronco y raíz de extremidades, en ocasiones con tacto como la piel del melocotón, y que aparece acompañando a numerosas enfermedades víricas o bacterianas.[9]

Clásicamente se dice que es uno de los primeros signos que se manifiestan en la fiebre tifoidea: "roseola en el vientre" hace referencia a manchas rosadas que forman un exantema maculopapuloso, de color salmón, con blanqueamiento, y se localizan principalmente en el abdomen y en el tórax. El exantema resulta evidente en casi 30 por ciento de los casos al final de la primera semana, y desaparece pasados 2 a 5 días sin dejar rastro. Otros casos típicos de roseola son la roséola sifilítica, en la segunda etapa de la sífilis, y la roseola o sarpullido del sarampión.[9]



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