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SPM



El síndrome premenstrual (SPM) son los cambios físicos y psíquicos que se producen antes de la menstruación y desaparecen con esta. Es un grupo de síntomas variables que se presentan antes de la menstruación en el 40 % de las mujeres, de las cuales en un 10 % de ellas se consideran agudos. Fue definido como síndrome médico por primera vez en 1931 por el doctor Robert Frank.

El SPM afecta entre un 30 y 80 % de mujeres en edad fértil, aunque se supone que sus síntomas son más molestos al envejecer, y más frecuentes al superar los 30 años. Sin embargo, algunos estudios afirman que las adolescentes sufren SPM similar al de las mujeres adultas (Fisher et al. 1989).

Factores de Riesgo:

Las teorías sobre la causa del padecimiento se centran en los cambios hormonales, la nutrición y el estrés.[1]

Se han reportado diferencias en factores biológicos como: respuesta de TRH a endorfinas, secreción de melatonina, niveles de Mg en glóbulos rojos, respuesta de GH y cortisol al triptófano, respuesta de cortisol a CRH, cortisol libre y patrones de secreción del cortisol; —pero estos cambios no están confinados a la fase lútea. Al menos 3 meses de registro son necesarios para demostrar un problema recurrente en la fase lútea con alteración del trabajo, estilo de vida, seguido por un período libre de síntomas.[cita requerida]

—Los cambios hormonales del ciclo menstrual no son un factor etiológico, pero ellos pueden producir en mujeres susceptibles cambios en el humor, involucrando sistemas colinérgicos. —La dificultad en identificar un desorden con un mecanismo específico sugieren que el SPM pudiera representar una variedad de manifestaciones psicológicas por un cambio psicológico-hormonal normal.[cita requerida]

Los síntomas del síndrome premenstrual:

Los síntomas físicos pueden ser:

Es el cotejo de síntomas y signos que caracterizan este estado: cuadro clínico, diferenciándose con enfermedades que pueden presentar también estos signos y síntomas (diagnóstico diferencial) Se consideran exámenes complementarios como análisis, radiografías, ecografías u otros. Además se hace por una acuciosa recopilación prospectiva de los síntomas que no siempre son obtenidos en la primera entrevista. Usualmente los síntomas comienzan entre 3 a 10 días antes de la menstruación y desaparecen en el primero o segundo día del ciclo.[2]​ Los síntomas, por lo general, ocurren en la última semana de la fase lútea y desaparecen con la menstruación. Los tres elementos clave para el diagnóstico del síndrome premenstrual son: síntomas consistentes con el síndrome, aparición de los mismos durante la fase lútea e interferencia con las actividades de la vida diaria y el estilo de vida.[3]​ Usualmente, se pide a las pacientes con sospecha de síndrome premenstrual que lleven durante varios meses un diario en el que anotarán los síntomas que aparezcan y su intensidad valorada del 1 al 4. Existe una variante severa del Síndrome Premenstrual, conocido como Trastorno Disfórico Premenstrual. La incidencia se da en el 5 % de las mujeres en edad fértil; dentro de la tercera y cuarta década de la vida y permanece hasta la menopausia.[4]​ Según estudios se puede afirmar que no se encuentra relación entre los trastornos de personalidad y la enfermedad.[5]

Hay mujeres que tienen dificultades para afrontar los síntomas del Síndrome Premenstrual. Para ellas existen diversos métodos para aliviar los síntomas del Síndrome Premenstrual y así mejorar la calidad de vida.

Pese a la gran variedad de posibles tratamientos, el Síndrome Premenstrual puede resultar difícil de tratar. No existe ningún tratamiento contra el Síndrome Premenstrual que sea eficaz para todas las mujeres. A cada mujer le ayudan unos consejos, remedios o tratamientos determinados. Lo importante es encontrar el remedio que le sirva a cada una. Existen medidas que puede tomar una misma y otras que se deben concretar con un médico.

En primer lugar, para manejar el Síndrome Premenstrual recomiendan llevar un estilo de vida saludable. Este permite en muchas ocasiones controlar de manera efectiva los síntomas. Entre los hábitos saludables recomendados destacan:

- Beber líquidos

- Evitar refrescos, alcohol o bebidas con cafeína.

- Comer de manera frecuente y en cantidades pequeñas.

- Tomar una dieta equilibrada rica en frutas y verduras y limitar la cantidad de sal y azúcar.

- Consumir más alimentos como frutas, verduras, carnes magras, alimentos ricos en fibra, leche, alimentos ricos en calcio y en vitamina D…

- Hacer ejercicio aeróbico de manera frecuente puesto que el ejercicio regular puede ayudar a aliviar la irritabilidad, la ansiedad o el insomnio.

- Actividades de relajación tanto mental como emocional, como por ejemplo: el yoga, la meditación y ejercicios de respiración. Este tipo de ejercicio ayuda a muchas mujeres y además les aporta serenidad.

- Evitar actividades estresantes.

- Tener un descanso y sueño adecuados.


En segundo lugar, ciertos suplementos dietéticos ayudan a reducir levemente los síntomas del Síndrome Premenstrual, nos permiten reforzar el cuerpo y ayudan en aquellos días en que una se siente más cansada. En este caso es conveniente el consejo de un médico que nos indique cuál es el suplemento más adecuado.

En tercer lugar, también se puede optar por el consumo de medicamentos para lidiar los síntomas del Síndrome Premenstrual. Entre los fármacos usados destacan varios tipos según el síntoma que se desee tratar:

Ø  Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos: ayudan a disminuir las molestias, el dolor y la dismenorrea.

Ø  Los inhibidores de la recaptación de la serotonina (ISRS): combaten la ansiedad, irritabilidad y otros síntomas emocionales.

En este caso también se usan ansiolíticos. No obstante, se tratan de evitar debido a la posible dependencia o adicción que pueden generar.

Ø  Manipulación hormonal como anticonceptivos orales, progesterona en cápsulas vaginales, progestágeno oral…

Ø  Los diuréticos: alivian la retención de líquidos.


En tercer lugar, más allá de estos tratamientos farmacológicos existe la opción de recurrir a la ooforectomía bilateral en los casos con síntomas más graves. Mediante esta cirugía se eliminan los ciclos menstruales y por ello se debe iniciar una terapia de reposición hormonal hasta los 51 años (edad media en que a la mujer le llega la menopausia).


En último lugar, cabe destacar la terapia cognitivo-conductual en aquellos casos en que el Síndrome Premenstrual produce severos problemas del estado de ánimo



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