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Satori



Satori (悟り) es un momento de no-mente y de presencia total, término japonés que designa la iluminación en el budismo zen.

La palabra significa literalmente ‘comprensión’.

Satori es el momento en que se descubre de forma clara que solo existe el presente (donde nace el pasado y el futuro), creándose y disolviéndose en el mismo instante; con lo que la experiencia aclara que el tiempo es solo un concepto, que el pasado y el futuro son una ilusión al igual que todo el mundo físico. Satori es un momento de comprensión al nivel más alto, es ir más allá de la experiencia terrenal. Esta experiencia solo se da en niveles elevados de conciencia, comunes en los meditadores pero al alcance de cualquier persona además no se debe entender como un fin sino como un constante suceder sin fin último. Esto porque si una persona tiene su satori lo único que ha hecho es eliminar un conflicto mental, aclarar su comprensión del sentido de la vida o habrá reestructurado su personalidad de tal manera que ello le permitirá vivir más contento. No obstante, seguirá trabajando, comiendo, durmiendo, pagando impuestos, etc., es decir, su proceso continuará hacia una comprensión más clara de la existencia. Esto se puede constatar en la famosa anécdota del zen que a continuación se cita: "Antes de la iluminación, los ríos eran ríos y las montañas  eran montañas. Cuando empecé a experimentar la iluminación, los ríos dejaron de ser ríos y las montañas dejaron de ser montañas. Ahora desde que estoy iluminado, los ríos vuelven a ser ríos y las montañas son montañas". [1]

Se utiliza la palabra satori para referirse a los estados de iluminación de Buda Gautama y los patriarcas del budismo.

De acuerdo con Daisetsu Teitaro Suzuki, el satori es la "razón de ser" del zen, sin la cual el zen es «no zen». Así, cada paso, cada matiz, tanto doctrinal como disciplinario, es directamente hacia el Satori.[2]

En ocasiones se utiliza indistintamente con la palabra Kenshō, pero esta última hace referencia a la primera percepción de la naturaleza del Buda, o naturaleza verdadera, referida al despertar. Kenshō no es un estado permanente de iluminación, sino más bien un guiño puntual de la verdadera naturaleza de la existencia. El satori, por otra parte, se utiliza para referirse a la iluminación profunda o última.

El término satori es también análogo al concepto de creatividad, en el sentido de que reconcilia oposiciones aparentes. También se conoce como el momento de descubrimiento (el «¡Eureka!» de Arquímedes), que surge al clarificar una paradoja, que es el momento de catarsis o purificación.

El satori se considera un "primer paso" o el embarque hacia la Budeidad:

La mente del estudiante debe prepararse por medio de un riguroso estudio, con el uso de los kōan y la práctica de la meditación para concentrar la mente, bajo la guía de un maestro. Los kōan son breves anécdotas de intercambios verbales entre profesores y estudiantes, típicos de la dinastía Song, que tratan de las enseñanzas budistas. La escuela Rinzai utiliza colecciones clásicas de kōan como el Mumonkan ("La puerta sin puerta"), creado a principios del siglo XIII por el maestro zen Wumen Hui-k'ai (無門慧開).

Wumen luchó durante seis años con el kōan del "perro de Zhaozhou", que le fue asignado por Yuelin Shiguan (月林師觀; japonés: Gatsurin Shikan) (1143–1217), antes de alcanzar el kenshō. Luego de que su entendimiento había sido confirmado por Yuelin, Wumen escribió el siguiente poema de iluminación:

Todos los seres en la tierra abren sus ojos;
Todas las cosas bajo el cielo se inclinan juntas;



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