Sechura, fundada como San Martín de Sechura en 1572, es una ciudad peruana, capital del distrito y de la provincia homónimos en el departamento de Piura. Se sitúa a unos 50 km al Sur de la ciudad de Piura en pleno desierto de Sechura en el Norte del país. De acuerdo a la Ordenanza Regional Nº 405-2017/GRP-CR se declara a la ciudad de Sechura como "Capital regional del arte y la cultura". Tenía 44 590 hab. según el censo de 2017.
Hay diferentes versiones en el significado del nombre de Sechura:
Enclavada en el extremo suroeste del departamento de Piura; Sechura se levanta como las torres de su histórico y monumental iglesia de San Martín de Sechura. Es un pueblo milenario, con una etnia propia; tierra de pescadores, cuyos ancestros fueron los hombres de Illescas, asentados en esta parte del litoral hace más de siete mil años. Fue creada como distrito el 21 de junio de 1825 y como provincia con Ley Nº 26290, promulgada el 23 de diciembre de 1993 y publicada el 29 de enero de 1994.
Sechura es un pueblo de pescadores por ancestro. Sus raíces históricas se remontan a 7,000 mil años con la primigenia presencia del hombre de Illescas en el macizo del mismo nombre, durante su primer poblamiento. Allí nace la fascinante actividad de la pesca en esta parte del litoral peruano. Desde entonces se convirtió en la base del desarrollo social del Sechurano, y en la despensa alimenticia de los pueblos aledaños a su territorio. Aparte del Macizo de Illescas, Los lugares donde se han encontrado evidencias más remotas de presencia humana es en Reventazón, en Chorillos, en Avic y a lo largo de la playa en el estuario de Virrilá hasta el norte de San Pedro y Muñiquilá.
En el marco de este proceso histórico del pueblo sechurano tenemos que anotar la presencia de los hombres de Chusis, un importante grupo social prehispánico que estuvo asentado sobre una extensa plataforma de origen marino denominada Tablazo Lobitos, en el actual caserío de Chusis. Distante a 4km al norte de Sechura, su etapa de auge fue durante el Periodo Intermedio Temprano (100 a.C.- 600 d.C.). Es probable que haya sido el más importante centro político, religioso, administrativo regional, así como el mayor centro de intercambio de productos del Bajo Piura, evidenciado por el descubrimiento de restos de llamas y almacenes en su centro urbano, con posibles relaciones con pueblos del Alto Piura, Andes Septentrionales y Orientales.
Hacia el 400 a.C. se conformó una gran nación étnica, con una cultura propia, ideología y una genuina lengua-dialecto, el "SEC".
Los chusis e illescas fueron acosados por la presencia expansionista de los moches (siglo VI d.C.), chimús (siglo XII) e incas (fines del siglo XV), atraídos por ambición de conquista frente a las civilizaciones sechuranas y sus organizaciones que se consolidaban como grandes culturas.
En 1528, durante el segundo viaje de la Conquista, Francisco Pizarro, llega a la desembocadura del río Santa (norte de Chimbote) y satisfecho al corroborar que toda aquella región era parte de un opulento imperio, ordenó su regreso al norte, recalando en Sechura. Fueron recibidos con gran hospitalidad por una mujer que los viajeros creyeron era un gobernante de los tallanes, pero que, según estudios posteriores, se trataba de una suerte de hechicera: la Capullana, quien los agasajó con un banquete. Este resultó magnífico y aprovechó Pizarro la ocasión para tomar posesión del lugar a nombre de la Corona de Castilla. Terminados los agasajos, Pizarro y los suyos retornaron a la nave, pero uno de los españoles, Pedro Halcón quedó prendado de la mujer y enloqueció con una de las pócimas que ofreció la capullana a sus huéspedes y que Pizarro y la mayoría de sus compañeros rechazaron. Halcón quiso quedarse en esa tierra, por lo que tuvo que ser llevado a la fuerza por sus compañeros, quienes zarparon y recalaron nuevamente en Tumbes.
Los indígenas comprendieron tempranamente la necesidad de asegurar la propiedad de un territorio fijo fuera del alcance de los españoles. En 1543, los caciques de Colan, Catacaos, Sechura y Olmos presentaron a Virrey del Perú don Blasco Núñez de Vela un conjunto de recibos con los que habían “comprado” el derecho a sus tierras al ex-gobernador Vaca de Castro. Los documentos fueron aceptados por el Virrey quien decretó que:
El 9 de mayo de 1544 se otorga al personero, el cacique Narciso Capullan, el título de la Comunidad de Indios, cuando era Virrey del Perú don Blasco Núñez de Vela, representante del rey español don Carlos V. Ahí textualmente queda dicho que se pagaron al Real Tesoro veinte mil pesos, para lo cual presentaron mil ciento ochenta y cuatro recibos que lo acreditaban, pagos hechos entre 1539 y 1543, es decir en cinco años de aportaciones.Además de ello se pagaron trescientos mil pesos en encomiendas y tributo personal incluyendo quintos, mandas y sínodo correspondiente al cultivo de sus tierras. En suma, se tuvo que pagar trescientos veinte mil pesos por la propiedad a perpetuidad de las mismas. Similar proceso siguieron otras comunidades vecinas para obtener sus títulos, como son San Francisco de Paita, Santo Domingo de Olmos, San Juan Bautista de Catacaos y San Lucas de Colán.
Sechura tuvo tres fundaciones:
La primera se pierde en al noche de los tiempos. Fue el ámbito que por más tiempo ha sido morada de los sechuranos y prolongó su existencia hasta 1572. Se trata del asiento prehispánico que se denomina "Sechura la Antigua".
¿Dónde estuvo ubicada Sechura prehispánica? La primera referencia escrita que tenemos se la debemos al cronista Pedro Cieza de León, al describir el viaje de Pizarro de regreso al río Santa, afirma que estando a la altura del puerto de Santa Cruz, que estaba al sur de Punta de Aguja, la Capullana insistió en su invitación y mediante emisarios les pidió: “saltasen en un puerto que más abajo estava hacia el norte”. Otro testimonio de fines del siglo XIX sostiene que la primera población de sechuranos estuvo en Punta de Aguja, al respecto en la sesión del 29 de abril de 1897, un cabildo hizo un recuento de las fundaciones del pueblo de Sechura; en esta versión, como se verá, dice que los sechuranos vivían cerca de la Punta de Aguja:
En lo que se refiere a la fundación cristiana de San Martín de Sechura, es decir de “Sechura Vieja”, no fue una empresa sencilla. No era fácil obligar a los indígenas a cambiar su patrón de asentamiento disperso para obligarlos a vivir en poblados.
La fundación de pueblos o reducciones comienza antes de que llegara al Perú Francisco de Toledo, pues en 1566 la Real Audiencia de Lima encargó al Oidor Gregorio González de Cuenca la fundación de pueblos para nativos en Piura, Zaña, Cajamarca, Chachapoyas y Huánuco, objetivo que sólo logró en Cajamarca, Zaña y Trujillo.
Para la Visita de Trujillo se nombró a Juan de Hoces y Francisco Alvarez de Cueto y a Diego García como Visitador Eclesiástico, cuyo trabajo consistió en reajustar lo hecho por Gregorio González de Cuenca. Para Piura, Puerto Viejo y Guuayaquil fue nombrado Bernardino de Loayza, teniendo como Visitador Eclesiástico al Doctor Molina, Provisor del Arzobispado de los Reyes. (Huertas 1995)
Entre 1572 y 1573, cuando Bernardino de Loayza recorrió el Corregimiento de Piura, que en ese tiempo comprendía los actuales departamentos de Piura y Tumbes, tenía entre manos la Instrucción General para los Visitadores, documento redactado en Lima entre 1569 a 1570, en este se especifica que hecha la selección del asiento, la norma disponía ue los pobladores:
Respecto a la jurisdicción de la actual provincia de Sechura, el Visitador llegó a ese repartimiento el 3 de noviembre de 1572, encontrando cinco pueblos principales: Sechura, Nonura, Pisura, Muñuela y Muñiquilá, además varios “pueblezuelos”.
La población de dichos centros poblados estaba dividida en dos encomiendas: la primera de Gaspar Troche Buitrago, constituida por una parte de pobladores de Sechura y población de la Muñuela; la segunda de Ruy López, encomienda compuesta con la otra parte de Sechuranos, más los pobladores de Nonura, espacio conocido desde 1528 como Punta de Aguja. La visita fue general y comenzó: “…en el pueblo de Sechura, término y jurisdicción de la ciudad de San Miguel de Piura, en tres días del mes de noviembre de 1572 años…”. Días antes se había hecho la convocatoria a que todos los indígenas se reunieran en el pueblo de Sechura, que era el principal y sede del curaca mayor, es decir, Silla de Gobierno. Y estando reunidos se hizo la misa que se acostumbraba en estos actos para que según mandaba la disposición, Dios le diera mayor entendimiento al visitador y a su comitiva. Después del acto religioso, el visitador y escribano Juan de los Ríos dieron inicio a la visita registrando primero a la gente de la encomienda de Gaspar Troche Buitrago de la cual existe copia, y luego prosiguió con la encomienda de Ruiz López Calderón, de donde solo se tiene el número (79) de tributarios que fueron registrados.
Los habitantes fueron “censados” o, como se decía en ese tiempo, “Visitados”; luego como mandaba la norma se dio inicio a la fundación del pueblo al que se le dio el nombre de San Martín conservando el nombre primigenio de Sechura. Se nombró sus dos alcaldes, lo mismo que sus regidores, fiscal y procurador. Con esta novísima estructura política complementada con el mando tradicional de Doña Ysabel Capullana (llamada Temocha en otros documentos), cacica de Sechura y don Hermenegildo Sivar, principal y gobernador de La Muñuela, se inició así una nueva forma de gobierno en estos espacios poblados por naturales.
Loayza encontró el pueblo de Sechura convertido a medias, con un cura “contratado” por los encomenderos. Es de suponer que el funcionario enviado anduvo algunos días en compañía de indígenas y españoles, buscando un lugar adecuado para la fundación, hasta que tal vez, pese a la oposición de la cacica, se localizó un lugar; luego, conforme el plano que de antemano se le había entregado al visitador, se procedió al trazado ortogonal o simétrico donde a partir de una “cuadra” central, que sirvió de plaza, se ubicaron los solares para la iglesia, el cabildo, la casa del cura, del curaca, del encomendero, para la caja de comunidad y las casas de las parcialidades que conformarían el nuevo pueblo.
Conviene detenerse un momento para analizar la razón por la que el pueblo fue erigido en una zona de inundación recurrente; el hecho sorprende porque los viejos Sechuranos tenían memoria de los estragos que causaba el mar y el río en tiempos de El Niño. El pueblo fue erigido en una zona de inundación recurrente. Algo parecido sucedió en el asiento donde fue fundada la villa de Zaña. Y llaman la atención porque según la norma, los curacas debían participar en la elección del asiento, en este caso doña Isabel Capullana, don Hermenegildo Sivar y Francisco de Velasco, cacique de 14 años de edad. En este acto debió estar don Juan, cacique de Nonura, lo mismo que los principales de Muñiquila y Pisura, quienen juntos al visitador Bernardino de Loayza, y otras personas recorrieron la zona y escogieron el lugar. ¿Hubo mala intención en indicar un lugar expuesto a las aguas del “cielo y de la tierra”? ¿Acaso por largos años habían estado libres de esos fenómenos climáticos anormales que ya no se acordaban de sus estragos?.
Como reducción debería estar en el “comedio”, es decir, en una parte equidistante entre todos los anexos que comprendían la jurisdicción del nuevo asentamiento; pero esto no se cumplió con exactitud; sin embargo, el nuevo pueblo o reducción fue ubicado lejos de espacios religiosamente comprometidos como Illescas y Chusis, y se prefirió un lugar, casi desértico, sin promontorios líticos y otras señas de la naturaleza, que pideran recordar a los ancestros, aunque no pudieron evitar el mar y la cercanía del río.
La nueva ubicación, además de alejar al Sechurano del área de recuerdos y revitalizaciones de los primeros progenitores, favorecería a los encomenderos porque los acercaba al puerto de Paita, por el cual se exportaban los productos tributados por los sechuranos, especialmente tollos y sardinas, que eran transportados en balsas a Paita y de allí en barcos a Lima y a otros lugares.
La tercera fundación ocurre en 1728 cuando "Sechura La Vieja" fue destruida por un maremoto y un aluvión, provocados por un fenómeno lluvioso que se concentró desde Trujillo hasta Piura. Después de la catástrofe, los caciques sechuranos determinaron abandonar el pueblo y trasladarse al gran médano que se veía a lo lejos, idea que anteriormente habían discutido, pues desde inicios del siglo XVIII, una gran alteración climatica afectó la región:1701, 1707, 1714 se registraron como años de fuertes lluvias. Desde junio de 1720 los viejos pescadores, uchos en el pronóstico del tiempo, sospecaban el advenamiento de alguna calamidad, en ese año el río Zaña se desbordó dejando en escombros la renombrada ciudad. En el verano de 1728, en San Miguel de Piura, las aguas del río rompieron la represa de Tacala y anegaron el barrio de San Francisco, causando estragos en varios lugares del Bajo Piura, entre ellos Sechura.
En ese cuarto de siglo los sechuranos constantemente habían perdido sus bienes, entonces, cansados de esteros y aluviones, y porque como decían apenados “contra los designios de la providencia no se puede luchar”, decidieron el traslado. El pueblo fue abandonado y parte de la población se estableció en el gran médano, algunas familias se fueron a Piura, y otras llegaron a Olmos.
Juan de Lavalle, párroco en 1782, refiere que:
Por ser un pueblo de paso obligado, solían pernoctar en él algunos viajeros, generalmente españoles y mestizos, entre ellos los académicos españoles Jorge Juan y Antonio Ulloa, quienes llegan al Perú en 1735 en la famosa expedición de La Condamine, que tenía como misión principal el estudio del cuadrante terrestre. Los sabios españoles, además de los trabajos del proyecto, tenían el encargo de la Corona de observar la situación de las colonias españolas en América. Producto de esa experiencia escribieron Relación Histórica del viaje a la América…, cuyo contenido es la exposición de una penetrante observación del trajín social en los pueblos, villas y ciudades que encontraban en su largo periplo, donde se comenzaban a implementar las primeras Reformas Borbónicas.
Los ilustres españoles llegan a Sechura el 22 de noviembre de 1740 donde permanecieron algunos días dando descanso a los arrieros y a las mulas antes de entrar al temido desierto, hecho que les permitió elaborar los primeros borradores donde describían usos y costumbres de la región. Fue el hombre y la cultura de Sechura que les sirvió de parangón al describir a los habitantes del Reino de Quito y del Perú.
A continuación la descripción de Sechura hecha por los académicos:
También describen a los sechuranos:
Y por último, describen la actividad comercial en Sechura:
A fines del siglo XVIII la mayoría de pobladores de Sechura era indígena, y en el pueblo había un reducido número de negros y pardos.
El vestuario de estas pobladoras se reduce a un anaco, como el de las de Quito, a excepción de ser tan largo, que les arrastra lo bastante por el suelo, es mucho más ancho y no lo afianzan o sujetan a la cintura, pero sin mangas, para andar lo suspendían un poco y lo recogían debajo de los brazos.
Se cubrían la cabeza con unos paños blancos de algodón bordados o labrados en el telar de otros colores, con la diferencia de que las viudas los usaban negros. No usaban calzado.
En la madrugada del 11 de julio de 1819, la corbeta insurgente “Rosa de los Andes” al mando de Juan Illingworth Hunt (capitán inglés a servicio de Chile) fondeaba en la bahía de Sechura. Una columna de 79 hombres desembarca y marcha sobre Sechura de la que solo estaba a un cuarto de legua. Don Clemente Merino, subdelegado de Piura que se encontraba en Sechura haciendo cobro de contribuciones, recibe la alarmante noticia a manos de un indio pescador. El subdelegado dispone que las alhajas de oro y plata del templo se pusieran en un lugar seguro, pero parece que no se obedeció la orden o no se tuvo tiempo de hacerlo. El pueblo supo la noticia del desembarco y cundió el temor, aun cuando se trató de actuar con la mayor discreción posible. Ante esta situación en vista de que no había fuerzas para resistir, Merino junto a dos de sus ayudantes y don Cipriano Muiño, optaron por resistirse a Piura siguiendo el cauce del río, seco en esa época. A las 3 a.m., los insurgentes ingresaron al pueblo haciendo numerosos disparos de fusilería. Se robaron una corona de la Virgen y de acuerdo al informe de Merino se vistieron con las ropas de hacer Misa exhibiéndose en la población haciendo burla. Los invasores obligaron a los indios arrieros a que en las mulas y asnos de sus piaras transportaran el botín a la playa. Alos que se resistieron, los golpearon. Merino llegó a la Muñuela (a dos leguas de Sechura) donde envió un expreso a caballo a avisar de lo sucedido al jefe militar de Piura, tnte. crl. José María Casariego. El subdelegado fue informado que a las 6 a.m., los invasores se habían retirado tras saquear a la población. Fue entonces que retornó a Sechura junto a Muiño, don José Palacios y sus dos ayudantes, dirigiéndose a la playa con el fin de conocer si el barco aún estaba en la bahía. Allí encontraron a un insurgente que se había rezagado el que fue capturado y desarmado. En los ranchos de los indios se encontraron dos fusiles que habían dejado olvidado los invasores. A las 11 y 30 a.m. el destacamento -compuesto por 50 soldados de las milicias con dos oficiales- salía de Piura y cuando llegaron, la nave corsaria se había alejado de la rada. Sin embargo, Casariego -como tenían por costumbre los jefes españoles-, aseguraba que los insurgentes, apenas tuvieron noticia de la llegada de tropas realistas, precipitaron su retirada. En el Parte hace mención al teniente Pedro León, al subteniente Pedro Torres, así como a los oficiales teniente Agustín Navarrete y subteniente Manuel Gallo que voluntariamente se ofrecieron para ser de la partida.
El 4 de enero de enero de 1821, a las 10 a.m., Sechura, en cabildo abierto, presidido por el Subteniente de Cazadores José María Raygada, proclamó la independencia, antes que la ciudad de Piura que la anunció al mediodía de la misma fecha. La nota que da cuenta del hecho figura en el libro de Ella Dumber Temple, titulado “La Independencia de Piura” (Apéndice IV, págs.38 y 39):
A pesar de su independencia, aún Piura no era libre; por lo que se tuvo que esperar la independencia de Piura acaecida horas más tarde para asegurar la independencia del norte peruano.
En 1823, los sechuranos solicitaron al gobierno el reparto de las tierras de las riberas del río (San Clemente y Lagartera) que fueron distribuidas por un juez comisionado en ese mismo año. Sustentaron su solicitud por la “división” y los conflictos entre los comuneros. El recurso a una instancia superior respondía tanto al interés de sancionar la propiedad individual, como a la falta de confianza en la división que hubiera podido hacer el cabildo, a quien le correspondía por función. Los cabildos costeños aparecen, pues, debilitados y aunque por lo general alcanzaban a neutralizar las disputas por tierras entre comuneros, les era cada vez más difícil solucionarlas. Así poco a poco se perdía la confianza en la justicia del cabildo para solucionar las querellas por tierras.
La historia de exploración por hidrocarburos en la cuenca Sechura, se inició en 1891, cuando la compañía Union Petroleum Syndicate perforó al oeste del Muelle de Bayovar el primer pozo de la cuenca. En 1895, E.L Doheney perforó en las cercanías de Paita 3 pozos. Los primeros 5 pozos exploratorios documentados fueron perforados entre los años 1907 y 1913, con profundidades entre los 130 y 400 pies. En 1907, la compañía Blume perforó el pozo La Garita en el flanco sur del levantamiento de Illescas, hasta la profundidad de 387 pies, recuperando una pequeña cantidad de petróleo de un horizonte no especificado. Este primer periodo exploratorio concluyó en 1911, cuando la compañía Bayovar Development Company perforó 3 pozos en las cercanías de Bayovar, que alcanzaron el Basamento a poca profundidad.
La segunda campaña exploratoria fue llevada a cabo por la compañía International Petroleum Company (IPCo.) entre 1924 y 1928, perforando 12 pozos con un total de 21,550 pies y profundidades entre los 128 y 6,204 pies, detectándose presencia de gas en las formaciones Montera, Verdún y Chira, y probablemente petróleo en la secuencia Heath-Mancora. La ubicación de los pozos estuvo respaldada en estudios de gravimetría y magnetometría. El pozo Tamarindo N°1 tuvo indicios de crudo pesado en el Cretáceo, el Tamarindo N°3 tuvo manifestaciones de gas en el Eoceno superior.
En el flanco Este de los Cerros Illescas se perforaron 12 pozos denominados Bayovar, tres (3) de ellos tuvieron manifestaciones de gas, y en el pozo Bayovar N° 2 se reportaron "filtraciones de petróleo".
Los primeros estudios geológicos de detalle de la cuenca Sechura fueron realizados por Gerth en 1928. Idding y Olsson en el mismo año presentaron la primera propuesta de clasificación estratigráfica de la cuenca. Olsson en 1944 realizó la clasificación de las unidades estratigráficas con dataciones paleontológicas, Stainford y Stone en 1949, utilizaron foraminíferos para la zonación de las unidades. Fisher entre 1953 y 1956 estudió el Cretáceo del área norte de la cuenca Sechura e hizo la compilación de los trabajos anteriores sobre el Cretáceo. Recién en 1952 se reactivó el interés por explorar la cuenca Sechura, cuando el gobierno peruano expidió una ley de promoción de la exploración, que fue el incentivo para la tercera campaña exploratoria que se inició en agosto de 1953 y se extendió hasta noviembre de 1961, participando en ella las compañías Belco, Gulf, IPCo, Petrolera Sullana, Richmont, Sea Oil y Texas Union. La ubicación de los pozos estuvo apoyada en trabajos de gravimetría, magnetometría, sísmica de refracción y reflexión. En total se perforaron 24 pozos con profundidades entre 1,284 pies (Pozo Paita) y 8,065 pies (Pozo Virú 5-X-1), con un total de 115,300 pies perforados. Los pozos fueron ubicados en los flancos norte, este y sur del levantamiento de Paita, otros en el graben La Casita y en el Levantamiento Illescas-Pabur (Perez Companc,2002)
Los resultados exploratorios en la cuenca no fueron muy alentadores, en relación a descubrir hidrocarburos líquidos o identificar un sistema petrolero activo, sin embargo, en el extremo norte de la cuenca se probó la presencia de metano en cantidades comerciales.
En el año 1970, Petroperú reinició la exploración de la cuenca Sechura, mediante trabajos geológicos de campo, analizando regionalmente los límites de la cuenca cretácea. En 1974, la compañía Belco Petroleum Co., perforó en la extensión costafuera de la cuenca Sechura el pozo La Casita Z2-75-55X a 11,035 pies de profundidad. Estructuralmente el pozo se perforó en el bloque hundido del graben La Casita, alcanzando el basamento ígneo.
Los yacimientos activos de la cuenca Sechura, se encuentran en el sector norte del Lote XIII operado por Olympic del Perú Inc. desde mayo de 1996, en el área colindante con la Cuenca Talara, con reservas recuperables en el orden de 20 BCFG. Olympic Perú Inc. en el lote XIII desarrolló operaciones comerciales a partir de este descubrimiento de gas seco, las que continúan hasta hoy.
Sin embargo, lo más resaltante en la exploración de la cuenca Sechura como proyección a futuro, fue el descubrimiento por SAVIA en el 2005 de petróleo en reservorios fracturados de la formación Amotape del Paleozoico en el Pozo San Pedro 1-X, perforado costafuera en el límite Oeste de la cuenca Sechura con la cuenca Talara, el cual tuvo una producción estimada de 1152 bpd. Este fue el primer descubrimiento de petróleo en reservorios fracturados en la zona costafuera de la cuenca Sechura, y abre un futuro promisorio para la exploración de este reservorio en el resto de las áreas costafuera de las cuencas Talara y Sechura, y probablemente otras cuencas costafuera hacia el sur.
El crecimiento de la ciudad se dio tanto al este como al oeste. En la década de 1930 el casquete urbano era más ancho que largo, y el crecimiento hacia el sur fue casi nulo. El síndico Chunga Temoche afirmó que: “… al respaldo de la iglesia hay muchos solares vacantes que debe darse a algunos indígenas…” con la condición que edificaran sus casas, evitando así la arena que avanzaba hacia el templo. En la parte norte los vecinos respetaron las locuras del río y solo pusieron pocas casas en lo que hoy es la Avenida Eguiguren.
Hasta el año 1950, la ciudad estaba conformada por manzanas de forma rectangular, entre las que hoy son las Calles Constitución, José Gálvez, Eguiguren y Los Incas, con la Plaza de Armas y la Iglesia en la parte más alta. Posteriormente surgieron los barrios Las Capillas y El Porvenir y se consolidó la ocupación de lo que hoy se conoce como casco antiguo de la ciudad.
A partir de la década de 1980 la ciudad empieza a crecer en los alrededores del casco central. En febrero de 1981 se inicia la ocupación de la zona sur-este de la ciudad, conformándose el A. H. Túpac Amaru II. Posteriormente, en agosto de 1982, la tendencia de crecimiento hacia el sur – este se consolida con la ocupación de parte de los terrenos del hoy A. H. Vicente Chunga Aldana. Al año siguiente se produce un notable crecimiento de la ciudad, pues es en ese año se forman los AA.HH. Víctor Raúl Haya de La Torre 1ra Etapa, Micaela Bastidas 1ra Etapa, Los Pinos y Nuevo Chulliyachi.
En el mes de enero de 1993, surgen los asentamientos humanos de San Martín y Micaela Bastidas 2da Etapa, localizados al este de la ciudad. Hasta el año 1997 se siguen consolidando estos nuevos asentamientos humanos; en enero y junio del mismo año se forman los asentamientos Víctor Raúl Haya de La Torre 2da Etapa al sur oeste de la ciudad (hoy AA.HH. Tres de Enero) y Los Jardines al sur – oeste.
En el Mega Niño de 1983 las lluvias que se presentaron fueron muy fuertes y prolongadas provocando el aumento considerable del nivel de la laguna Ramón, la cual recibe las aguas del Río Piura. Esto originó la fractura del Dique Calixto, desbordándose el Dren Sechura a la altura de la localidad de Cerritos, lo que produjo el aislamiento total de la ciudad, debido a la rotura del puente de acceso, inundando el área agrícola al Norte y los terrenos eriazos al oeste de la ciudad, afectando la Urb. La Ribera y la parte baja del Área Central. Una de las caletas más afectada por acción del mar fue Chulliyachi, la cual sufrió la destrucción total de sus viviendas, ocasionanado el traslado de sus pobladores a Sechura creando el AA.HH. Nuevo Chulliyachi. En la ciudad se destruyeron completamente 786 viviendas, dejando 4,265 damnificados, además sufrieron serios daños el Templo San Martín de Tours, locales comerciales, plazas y la infraestructura deportiva.
En 1998 las lluvias afectaron la ciudad por las inundaciones, almacenándose en zonas deprimidas, colapsaron caminos que comunican con los anexos, se produjo un maretazo que afectó a la caleta de Parachique, erosionando el dique artesanal que le sirve de defensa e inundando la zona. En la ciudad de Sechura 1,040 casas fueron afectadas: 375 por inundaciones, 67 afectadas parcialmente y 35 destruidas en su totalidad.
El templo fue edificado en esta zona por un tema político y tomando en consideración que en la zona de Sechura está rodeada de un valle, que al ingreso tiene un puente por donde discurre de manera natural un río; al sureste se observa el inicio del desierto y al oeste se divisa el mar, a una distancia de 11 kilómetros, aparte de los recursos naturales del lugar.
Los trabajos comenzaron en 1729 luego de que el antiguo fuera arrasado por la crecida del río el año anterior. Según un documento que aparece fechado el 13 de diciembre de 1729, se le envía al padre Roque Rodríguez de Arenas 4 mil pesos y 8 reales para impulsar los trabajos en el pueblo. Con el esfuerzo económico y laboral de los pobladores se erigió una iglesia de importantes dimensiones, reconocida como una obra singular dentro del estilo de la arquitectura virreinal, destacando su amplia planta en forma de cruz latina, el retablo mayor y los altares que adornan las naves laterales. Su edificación duró casi 50 años, pues se trabajaba en los primeros meses del año, entre enero y abril, cuando descendían las aguas dulces del río Piura.
La documentación es bastante precisa y permite saber, por ejemplo, que la campana mayor ubicada en la torre del Evangelio, fue donada por quien fuera el vicario, don Roque Rodríguez de Arenas en 1745 y que, desde sus inicios, se privilegió una fachada de estilo barroco mestizo, adornada con columnas salomónicas.
El templo fue visitado por el Obispo de Trujillo Dr. D. Francisco Xavier de Luna Victoria el 7 de febrero de 1761. En esta Visita pasó su Señoría Ilustrísima a visitar el Sagrario y Altares de su iglesia en que registró una hermosa Custodia de plata sobre dorada, un Copón y Relicario para el viático de la misma materia, la Pila Bautismal con las ampolletas de los sagrados óleos corrientes, los Altares decentes y todo proporcionado al culto divino.
Terminada la obra fue consagrada con misa pontifical por el arzobispo de lima, el ilustrísimo monseñor Pedro José Barroeta, un 30 de mayo de 1778.
El 28 de marzo de 1783, durante la Visita del Obispo de Trujillo Baltasar Jaime Martínez Compañón, dispone que el saldo de las limosnas que iba a ser destinado al Obispado, fuese destinado como ayuda para el costo del Retablo Mayor, determinando que en lo sucesivo se haga lo mismo hasta que se complete la obra. En la construcción del Retablo se contrató al artista quiteño Francisco Javier de Santa Cruz; también participaron las Cofradías y el pueblo entre 1784 y 1795.
A la fecha, un 90% de la estructura de la iglesia es su masa original; pero esta presenta deficiencias debido básicamente a los sismos del 1 de febrero de 1814, donde las partes más cóncavas de la cúpula central se resquebrajaron y en el sismo del 24 de junio de 1912, se destruyó un tramo de la bóveda de la nave central, bóveda del presbiterio del lado del evangelio y la torre izquierda quedó cuarteada por lo que fue derribada. En la torre derecha se encuentra el reloj público de cuatro esferas, adquirido en New York en 1901 y traída en balsa desde Guayaquil por el Comité Juventud Sechura.
Posteriormente, en 1925 un Fenómeno El Niño hace que se inunde el Templo y se destruye la cúpula de madera de faique reconstruida en 1845-1846. Se descubren grietas y desprendimientos constantes de la albañilería de ladrillo en el interior del Templo. Después, en 1928 un nuevo temblor hace que la torre pierda plomo y se agrieten los muros. En 1932 se crea la Comisión Pro Templo, y al año siguiente se inicia la reconstrucción de una nueva cúpula de madera y caña, junto con el refuerzo de la arquería con arcos de fierro. Para 1938 ya están concluidos los trabajos en cúpula, arcos y faltaba solamente el cuerpo de la torre del evangelio.
El 15 de octubre de 1945, es declarado Monumento Histórico Nacional por Ley N° 10278 del Congreso de la República y manda consignar una partida en el Presupuesto para la refacción y conservación de la iglesia. joya de la arquitectura barroca mestiza, casi única en su género en la costa peruana, recientemente intervenida y recuperada.
El estilo que caracteriza a la iglesia es el Barraco Tardío a inicios del siglo XVIII, se aprecian torres de 44 m de altura, el templo tiene 72 m de largo por 32 de ancho. Sobre uno de los lados más cortos se levanta la fachada principal que mira hacia el norte. Además del ingreso en la fachada principal, el edificio cuenta con otras dos entradas en cada uno de los lados longitudinales. Al interior sobresale el púlpito tallado en madera, así como el altar mayor hecho a mano con troncos de árbol y aún se aprecian algunos balcones que en el pasado fueron utilizados por las personas más distinguidas del lugar, que asistían a misa de manera discreta, según detalla el Arzobispado de Piura. Además, al interior del templo existe la Sala de Arte Religioso, donde se exhiben dos cristos muy antiguos de madera, la matraca de Viernes Santo, la campanilla del Corpus Christi, el cuarto del encierro y algunos objetos coloniales más.
Así también, sobresale el reloj solar, que es un cono con rosetas alrededor, y cuando cae el sol va marcado la hora, es decir la sombra que va atravesando una roseta a otra nos indica la fracción de la hora, conocidos como los Intihuatana, que en quechua significa “reloj solar”.
Sechura ofrece espectaculares escenarios naturales entre los que podemos señalar, el impresionante Médano Blanco, tan lleno de historias, relatos y leyendas. Está ubicado al este de la capital provincial y es un lugar muy adecuado para la práctica del Ski en arena, MotoCross, caminatas y paseos de aventura.
En la actualidad el Médano Blanco se ha convertido en un medio curativo para los pobladores sechuranos ya que posee una arena atractiva, brillante que sirve para curar diversas enfermedades como la artritis, osteoporosis, dolores musculares etc.
Es visitado constantemente por muchas personas de diferentes lugares, países, religiones que suben a lo alto del médano y cubren sus cuerpos de arena encontrando mejoría a su enfermedad.
Chato Chico es un caserío que pertenece al distrito de La Arena, formado en el año 1910, de gente ganadera y campesina. Aquí vivía una familia que tenía una hija llamada María Dominga Castro Castro, a quien aborrecían, riñéndola a cada momento, lo que era un martirio para la chica. Desde tempranas horas la enviaban a pastar su ganado y regresaba casi al anochecer, a veces almorzaba guayabas, algarrobas y frutos en el campo.
Entre maltratos María llegó a los 25 años, llegando a desarrollarse una mujer hermosa, de esbelta figura, pero ella sólo tenía en su mente la idea de huir, morir o desaparecer. A pesar de todo, continuaba fiel a sus padres ya ancianos. En tanto, más de un hombre le insinuaba su amor pero ella lo seguía a palazos o pedradas, por ese tiempo su papá vivía en Santa María (caserío de La Arena), donde tenía otra mujer, y por eso su hija lo odiaba.
Como de costumbre, la “China María” salió con su ganado, pero esta vez los llevó a un lugar diferente a los que frecuentaba, subió una inmensa loma de arena, buscó un algarrobo, se sentó bajo él a mirar a sus animales que comían el rico pasto verde. De repente ante sus ojos apareció una extraña mujer de ojos azules, cabellos largos y ondulados que le preguntó: ¿Qué haces linda pastora? María temerosa contestó: mirando pastar mi ganado. La señora dijo: Estas son mis tierras, pero si me haces un gran favor...no te preocupes ¿Qué es lo que quieres?, le dijo, -Quiero uno de tus chivos, le contestó, yo a cambio te daré un cerdo. La pastora se agachó a pensar, que si hacía el cambio, le pegarían en su casa, o hasta no comería; finalmente aceptó el trato a fin de que la dejara pastar siempre en el hermoso lugar que había encontrado.
La señora la miró fijamente señalando una loma blanca de arena y dijo: allí me vas a dejar uno de tus mejores chivos, mañana allí mismo recogerás un cerdo bien gordo. Así lo hizo María, regresando a su casa a las seis de la tarde. Cuando se dieron cuanta que les faltaba un chivo, le pegaron y la dejaron fuera de casa sin comer. Esa noche durmió en la calle, un borracho, Pedro Pablo, conocido como mujeriego por malograr hogares, jañapero y cañacero, muy malo quiso abusar de ella, pero le dio de palazos hasta hacerlo huir, eso sirvió para que odie este tipo de personas.
Sin que sus padres se dieran cuenta, María salió temprano con su ganado al lugar pactado el día anterior, subió la inmensa loma, llegó al lugar donde dejó el chivo, pero en vez de cerdo encontró una linda laguna cristalina, donde saltaban grandes peces, había también árboles, frutales bien cargados... Sorprendida guio a sus animales para que tomen agua, pero a medida que llegaban, se metían a la laguna y no salían más. María se asustó vio una balsa y se subió en ella, y con un palo tentaba en el agua sus animales ahogados, pero no tocaba nada. Al llegar al centro de la laguna la rama que usaba se atracó por más que jalaba con fuerza no salía. Entonces decide lanzarse al agua, pero a medida que se hundía la laguna se transformaba en la inmensa loma de arena que fue anteriormente. Solamente quedaron las huellas de los pies descalzos de María y de las patas de su ganado, rastros que el viento borró luego. Algunos campesinos que por allí trabajaban dieron razón que por ese lugar vieron a la “Dominga” por última vez cerca de la “loma grande” o “Médano Blanco”. Sus padres ese día no durmieron esperando a su china, su mamá hasta lloró. Muy de madrugada fueron al lugar donde dijeron haberla visto anteriormente; al llegar a la “Loma Blanca“, su padre divisó a la María Dominga de espaldas, la llamaba con insultos, amenazándola, la madre que más abría los ojos no lograba verla. El viejo cogió una rama de overo para pegarle, pero solo azotaba al aire. Con el tiempo el padre se volvió loco y la madre murió de pena, porque recién valoraba a su hija perdida. Finalmente los pobladores llegaron a deducir que fue un encanto lo que hizo desaparecer a María Dominga.
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