Se conoce como secuestros de japoneses por Corea del Norte a una larga serie de secuestros de ciudadanos japoneses realizados por agentes del gobierno norcoreano que sucedieron durante un período de seis años, entre 1977 y 1983. Aunque el Gobierno de Japón de momento reconoce oficialmente 17 víctimas (ocho hombres y nueve mujeres), se cree que puede haber hasta 70 u 80 japoneses secuestrados.
Hay testimonios de que muchos ciudadanos no japoneses, entre ellos nueve ciudadanos de la UE, han sido secuestrados por Corea del Norte.
La mayor parte de los desaparecidos tenían alrededor de 20 años de edad, aunque la más joven, Megumi Yokota, tenía 13 cuando desapareció en noviembre de 1977 de la ciudad japonesa de Niigata. El gobierno norcoreano alega que se suicidó en marzo de 1994.
Se cree que secuestraron a las víctimas para enseñar la lengua y cultura japonesas en escuelas de espías norcoreanas.Corea del Norte después del secuestro del Vuelo 351 de Japan Airlines en 1970, perpetrado por miembros del Ejército Rojo Japonés. Asimismo se piensa que algunos pudieron ser secuestrados tras haber descubierto por casualidad a agentes norcoreanos en Japón, lo que podría explicar el secuestro de Yokota.
También secuestraron a personas de mayor edad para obtener y suplantar sus identidades. Se cree que estos pudieron ser asesinados inmediatamente. Igualmente, se especula con que secuestraron a mujeres japonesas para hacer de esposas de miembros de un grupo de terroristas japoneses que residían enDurante mucho tiempo, estos secuestros fueron negados por Corea del Norte y sus simpatizantes (particularmente, aunque no solamente, Chongryon y el Partido Socialista Japonés), y a menudo eran considerados como una teoría de conspiración. A pesar de la presión de grupos de padres japoneses, el propio gobierno japonés no tomaba ninguna medida debido a que el hoy extinto PSJ, que había mantenido estrechos lazos con Corea del Norte, negaba vehementemente los secuestros. También hay afirmaciones de que este tema está siendo utilizado por los nacionalistas japoneses, incluyendo el Primer Ministro Shinzō Abe, para buscar una “militarización adicional”, impulsar una revisión de la constitución que permita a Japón tener un ejército (actualmente tiene sólo las fuerzas de autodefensa), revisar la Ley de educación básica y perseguir otras metas políticas. Sin embargo, tales afirmaciones han sido criticadas por Kyoko Nakayama, la asesora especial del primer ministro japonés para el asunto de los secuestros: “Se trata del rescate de nuestros ciudadanos. Merecen toda el apoyo posible para recuperar su libertad y dignidad. Es nuestro deber recuperarlos”.
El 17 de septiembre de 2002, el primer ministro japonés Junichiro Koizumi visitó Corea del Norte para encontrarse al líder norcoreano Kim Jong-il. Para facilitar la normalización de relaciones con Japón, Kim Jong-il admitió que Corea del Norte había secuestrado 13 ciudadanos japoneses y ofreció una disculpa verbal atribuyendo los secuestros a “alguna gente que quiso demostrar su heroísmo y temeridad”, evitando asumir la responsabilidad.
Corea del Norte afirmó que, de esos 13 ciudadanos, 8 ya habían muerto y proporcionó sus certificados de defunción.
Luego, Corea del Norte permitió viajar a Japón a las cinco víctimas que había declarado como vivas, con la condición de que después regresaran a Corea del Norte. Los 5 ciudadanos volvieron a Japón el 15 de octubre de 2002.
Sin embargo, el Gobierno japonés, escuchando las súplicas de las familias de los secuestrados y del público en general, le dijo a los norcoreanos que las víctimas no iban a regresar. Corea del Norte afirmó que ésta era una violación del acuerdo y que renunciaba a continuar más conversaciones.
Las cinco víctimas devueltas eran Yasushi Chimura, su esposa Fukie, Kaoru Hasuike, su esposa Yukiko e Hitomi Soga.
Se permitió a los tres niños de la familia de Chimura y los dos niños de la familia de Hasuike, que nacieron en Corea del Norte, reunirse con sus padres en Japón tras la segunda visita del primer ministro japonés Koizumi a Pionyang el 22 de mayo de 2004. Ambos grupos de hijos decidieron quedarse a vivir en Japón para aprender el idioma y vivir como japoneses, según sus parientes.
Hitomi Soga pudo reencontrarse con su marido e hijos, pero de un modo más tortuoso. Su marido, Charles Robert Jenkins, era un desertor del ejército de Estados Unidos que huyó a Corea del Norte donde conoció y se casó con Soga. Temiendo una corte marcial, el Sr. Jenkins y sus dos hijas se reencontraron con Soga en Yakarta, Indonesia, el 9 de julio de 2004, regresando juntos a Japón el 18 de julio. Dos meses después, el 11 de septiembre de 2004, Jenkins se presentó en la base estadounidense de Camp Zama, en Japón, y recibió una leve sentencia tras ser encontrado culpable de deserción y ayuda al enemigo, siendo licenciado del ejército con deshonor. La familia vive desde entonces en la isla de Sado de Japón; Jenkins murió en 2017.
En noviembre de 2004, Corea del Norte devolvió dos restos humanos, indicando que eran de Megumi Yokota y Kaoru Matsuki, que Pionyang había declarado muertos. Las subsiguientes pruebas de ADN de los japoneses determinaron que los restos no pertenecían a ninguno de los dos. Sin embargo, la revista científica independiente Nature publicaría un artículo muy crítico con estas pruebas, que fueron realizadas en el departamento de medicina forense de la universidad Teikyo por Tomio Yoshii, un profesor con relativamente poca experiencia y sin la presencia de ningún catedrático. Yoshii posteriormente reconoció que carecía de experiencia previa en el análisis de muestras incineradas. Este error — deliberado o no — tensó aún más las relaciones entre Japón y Corea del Norte.
En una entrevista con policía japonesa, Yasushi Chimura y Kaoru Hasuike, dos de los secuestrados que pudieron volver a Japón en 2002, identificaron a dos de sus secuestradores Sin Gwang-su (conocido también como Sin Kwang-su) y un hombre conocido como “Pak”. La policía japonesa solicitó las detenciones de Kwang Su y Choi Sung Chol por los secuestros de ciudadanos japoneses. Se informó de que Sin le dijo a la policía surcoreana que Kim Jong-il le había ordenado personalmente llevar a cabo secuestros.
En marzo de 2006, la policía de Osaka hizo una redada en seis instalaciones, incluyendo la Cámara de Comercio norcoreana, dentro de una investigación sobre las circunstancias que rodearon la desaparición en junio de 1980 de uno de los presuntos secuestrados, Tadaaki Hara. Las seis instalaciones fueron vinculadas a Chongryon, una organización de residentes coreanos en Japón afín a Pionyang. Un portavoz de la policía dijo que el jefe de Chongryon en ese entonces era sospechoso de cooperar en el secuestro de Hara.
El gobierno norcoreano sigue afirmando que hubo solo 13 secuestrados y que el tema ha sido resuelto con el retorno de las cinco víctimas. Sin embargo, el gobierno japonés considera que el asunto no está bien resuelto y que todas las pruebas aportadas por Corea del Norte son falsas.
Para mayo del 2004, cinco secuestrados y sus familias (10 personas en total) habían vuelto de Corea del Norte. Sin embargo, varios presuntos secuestrados permanecían desaparecidos.
Aunque el entonces Secretario en jefe del Gabinete japonés Hiroyuki Hosoda comentó el 24 de diciembre de 2004 que “a no ser que se tomen rápidamente medidas honestas, no nos quedará más remedio que adoptar medidas drásticas”, haciendo alusión a posibles sanciones, tales movimientos no se han llevado a cabo por Tokio.
El grupo de ayuda a las víctimas también ha buscado ayuda en la ONU. El entonces Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan, en un discurso ante la Dieta de Japón el 24 de febrero de 2004, mencionó el asunto, solidarizándose con las víctimas y sus familias, y expresando su deseo de que se llegase a un acuerdo completo.
Posteriormente, en ese mismo año, el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Acta de derechos humanos en Corea del Norte de 2004. En respuesta a esto, el partido gobernante surcoreano, no queriendo dañar relaciones norte-sur, expresó su preocupación.[cita requerida] Por otro lado, las familias de las víctimas y sus partidarios mostraron su gratitud hacia el Gobierno de los Estados Unidos y el Presidente.
En 2004, la dieta japonesa aprobó dos leyes destinadas a restringir el comercio con Corea del Norte.
El 2 de noviembre de 2005, el Reino Unido encabezó 45 países, incluyendo la Unión Europea, los Estados Unidos y Japón, para presentar una propuesta de condena a Corea del Norte ante las Naciones Unidas. El 16 de diciembre, esta oferta fue aprobada por la Asamblea General con 88 votos a favor, 21 en contra y 60 abstenciones. Particularmente, China y Rusia se opusieron y el gobierno de Corea del Sur se abstuvo. Corea del Norte fue condenada por las “violaciones sistemáticas de los derechos humanos”, y se mencionó el asunto de los secuestros, la existencia de campos de concentración y los abusos contra los desertores norcoreanos devueltos a Corea del Norte.
En las conversaciones a seis bandas se ha establecido un grupo de trabajo sobre derechos humanos.[cita requerida]
La entonces Secretaria de Estado de los Estados Unidos Condoleezza Rice expresó su apoyo en la cuestión de los secuestrados.
El 27 de abril de 2006, Sakie Yokota, madre de la secuestrada Megumi Yokota, declaró ante un subcomité de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre los secuestros. Al día siguiente, Yokota se encontró con el presidente George W. Bush para pedir la ayuda de los Estados Unidos en la resolución del tema de secuestros. El presidente calificó la cita como “una de las reuniones más conmovedoras” de su presidencia y cuestionó las acciones de Corea del Norte.
El 13 de junio de 2006, se presentó en la Dieta japonesa el proyecto de ley de derechos humanos en Corea del Norte, que exigía sanciones sobre Pionyang.
El gobierno Japonés reconoce oficialmente a diecisiete nacionales como víctimas de secuestros por Corea del Norte. El decimosexto, Minoru Tanaka, fue agregado a la lista el 27 de abril de 2005, tras el descubrimiento de pruebas que apoyaban la idea de que lo habían secuestrado. La decimoséptima víctima, Kyoko Matsumoto, fue añadida a la lista en noviembre de 2006.
Corea del Norte también ha perpetrado secuestros en Corea del Sur, que tiene el número más elevado de ciudadanos secuestrados por el Norte. El número de ciudadanos surcoreanos secuestrados se estima en 485 o 486.
En diciembre de 1969, un YS-11 de Korean Air fue secuestrado por un agente norcoreano poco después de despegar de la ciudad de Gangneung. El piloto fue obligado a aterrizar en Corea del Norte. Los pasajeros, tripulación y avión aún no han sido devueltos. Corea del Norte alegó que aquello había sido una acción del piloto buscando asilo, sin embargo el suceso se considera como otro caso más de secuestro.
En los años 70, secuestraron a muchas mujeres en el Líbano y en julio de 1977 hubo un intento de secuestro de una pianista y actriz surcoreana y su esposo en Belgrado. También hubo incidentes en los que estudiantes surcoreanos de secundaria fueron secuestrados.
Hay testimonios de varios otros ciudadanos secuestrados, incluyendo 2 chinos de Macao, 2 holandeses, 3 franceses, 3 italianos, un jordano, 4 malayos y un singapurense.
La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha comenzado investigaciones sobre los surcoreanos secuestrados. Hitomi Soga también testificó que había ciudadanos de Rumanía y Tailandia entre los secuestrados. Se ha localizado la familia de una víctima de secuestro tailandesa y el gobierno japonés está trabajando con el gobierno tailandés para resolver el asunto.
Según el Comité para la Democratización de Corea del Norte (CDNK), se cree que agentes norcoreanos han podido secuestrar, desde finales de los años 90 en adelante, a unos 200 ciudadanos chinos (en su mayoría de etnia coreana) en poblaciones fronterizas del nordeste de China. Estos ciudadanos estarían ofreciendo ayuda a los desertores norcoreanos y tras ser secuestrados fueron encarcelados en Corea del Norte. Al parecer, el gobierno chino no ha solicitado oficialmente la repatriación de ninguna de estas víctimas, actitud que, según el CDNK, estaría encaminada a conservar la armonía en las relaciones bilaterales.
Existe una polémica sobre si los restos de Megumi Yokota devueltos por Corea del Norte eran suyos o no. El gobierno japonés llevó a cabo pruebas y determinó que no lo eran. Pero en febrero de 2005, la revista científica británica Nature publicó un artículo en el que el analista de ADN de la universidad Teikyo que hizo los análisis, Tomio Yoshii, reconoció que los resultados podrían ser no concluyentes. Asimismo, la técnica empleada, al parecer, ya no era usada profesionalmente en Estados Unidos debido a la facilidad con la que podía ocurrir una contaminación. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores japonés, los restos no están disponibles para hacer más pruebas.
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