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Sinfonía n.º 4 (Mahler)



La Sinfonía n.º 4 de Gustav Mahler fue compuesta entre julio de 1899 y agosto de 1900, y estrenada en Múnich en noviembre de 1901. Con una duración de aproximadamente cincuenta minutos, es una de sus más cortas sinfonías.

Su composición llevó bastante tiempo: el cuarto movimiento Das himmlische Leben (la Vida Celestial) se retoma del quinto lied del Des Knaben Wunderhorn escrito en 1892. Este movimiento debía formar parte, en un principio, de la tercera sinfonía (siendo este un séptimo movimiento que luego fue suprimido). Mahler decidió, entonces, hacer de este el final de su cuarta sinfonía y concibió los tres primeros movimientos en función del que ya tenía. Su composición comenzó durante las vacaciones del verano de 1899, tomadas tras dos años de trabajo continuo como director de la ópera de Viena, lo que le había impedido componer hasta entonces. Reemprendió la composición en el verano de 1900, concluyendo la partitura en tres semanas.

El estreno de la obra, bajo la dirección del compositor, tuvo lugar en Múnich el 25 de noviembre de 1901, con la Orquesta Kaim (predecesora de la actual Filarmónica de Múnich) y la soprano Margarete Michalek, con relativamente poco éxito. En octubre de 1904 la sinfonía se estrenó en Ámsterdam, con la Orquesta del Concertgebouw. Según las memorias de Alma Mahler, esa noche la sinfonía se interpretó dos veces, una dirigida por Mahler y otra por el director del Concertgebouw, Willem Mengelberg. En los dos años siguientes, la sinfonía se interpretó en Estados Unidos y en Gran Bretaña.

Sus tonalidades son muy raras, empezando porque la música empieza con staccatos de la orquesta en un aparente si menor. El clarinete lleva posteriormente la tonalidad a sol mayor. Pero, ahí no queda todo. El segundo movimiento empieza en Sol menor para acabar en Do Mayor. El tercer movimiento empieza en Sol mayor, y de repente surge un corte, y un brusco cambio de tonalidad, Mi Mayor, tonalidad en la que acaba la obra. En ese sentido, es la única sinfonía de Mahler que va de más a menos, además de no presentar un claro desarrollo romántico. Sin embargo la pieza es toda una incógnita, ya que el cómo se van a desembarcar sus armonías son todo un misterio, y es un preludio a la música del siglo XX.

Es una obra escrita para soprano y orquesta. De forma excepcional, con respecto al resto de las obras orquestales de Mahler, la partitura no requiere la participación de trombones y tuba, y el contingente de instrumentos de metal es del tamaño habitual en la orquesta sinfónica del siglo XIX (cuatro trompas y tres trompetas). Sin embargo, la obra tiene una importante participación de los instrumentos de madera, y la sección de percusión está particularmente nutrida. Para el segundo movimiento el concertino debe interpretar su parte en un violín con scordatura, afinado un tono por encima de lo habitual (la-mi-si-fa#). En cualquier caso, el tamaño de la orquesta es bastante más reducido que en las tres sinfonías anteriores del autor:

Una interpretación estándar de la obra completa lleva alrededor de cincuenta minutos, haciendo de esta una de las sinfonías más cortas de Mahler.

Consta de cuatro movimientos:

La música es lírica y cercana, en cuanto al estilo, a los "viejos y buenos tiempos de Mozart y Schubert", bien lejos de las composiciones más dramáticas que le preceden y suceden.

El primer movimiento hace oír campanillas y temas de carácter de danzas campesinas. Al final del desarrollo, que cambia la tonalidad a Mi menor, "progresa" a La mayor (tema de las flautas), hasta el clímax, en que la tonalidad es Do mayor. En ese clímax podemos escuchar la llamada de la trompeta del tema principal de la Quinta como un elemento de contraste y distorsión, con el que Mahler nos recuerda que no estamos oyendo una versión más moderna de una sinfonía de Haydn o de Eine kleine Nachtmusik. El movimiento, en forma sonata, termina con la recapitulación, tanto temática como de ambiente, de la primera parte (Sol mayor).

El segundo movimiento, que hace las veces de Scherzo, es una "danza de la muerte" ternaria, en la que un violín afinado un tono más alto va desgranando los temas, con esa ironía y ese sarcasmo tan caros a Mahler. Tonalmente juega con el Si bemol, y el episodio que funciona como Trío, en Fa mayor (más una repetición en Re mayor), encomendado al clarinete y al fagot como instrumentos principales.

Con el adagio volvemos a la tónica. Es el movimiento que podemos referir a las "divinas larguras" de Schubert o más cercanamente Bruckner. De una gran amplitud, juega sobre todo sobre las cuerdas, contrariamente a las dos primeras partes. Se termina por un tutti, introduciendo el último movimiento vocal.

El texto del lied, cantado por una voz de soprano, enuncia los placeres gastronómicos del cielo. La orquesta termina por borrarse después de haber reanudado los temas campesinos del primer movimiento. Quizás el significado de la sinfonía sea el de que 50 minutos de sinfonía de los mortales no son nada al lado de dos minutos de sinfonía de los ángeles, por lo cual, la tonalidad principal de la sinfonía es de sol mayor, a excepción de la coda del final que está en mi mayor (la tonalidad del Paraíso para Mahler). Asimismo explica por qué casi toda la sinfonía es alegre y desenfadada mientras que la coda es tranquila y serena.

El último movimiento es un lied, una canción de júbilo, cantada por una soprano.

Das himmlische Leben
(aus "Des Knaben Wunderhorn")

Wir genießen die himmlischen Freuden,
D'rum tun wir das Irdische meiden.
Kein weltlich' Getümmel
Hört man nicht im Himmel!
Lebt alles in sanftester Ruh'.
Wir führen ein englisches Leben,
Sind dennoch ganz lustig daneben.
Wir tanzen und springen,
Wir hüpfen und singen,
Sankt Peter im Himmel sieht zu.

Johannes das Lämmlein auslasset,
Der Metzger Herodes d'rauf passet,
Wir führen ein geduldig's,
Unschuldig's, geduldig's,
Ein liebliches Lämmlein zu Tod!
Sankt Lukas den Ochsen tät schlachten
Ohn' einig's Bedenken und Achten,
Der Wein kost' kein Heller
Im himmlischen Keller,
Die Englein, die backen das Brot.

Gut' Kräuter von allerhand Arten,
Die wachsen im himmlischen Garten,
Gut Spargel, Fisolen
Und was wir nur wollen!
Ganze Schüsseln voll sind uns bereit!
Gut' Äpfel, gut' Birn' und gut' Trauben;
Die Gärtner, die alles erlauben.
Willst Rehbock, willst Hasen,
Auf offener Straßen
Sie laufen herbei!
Sollt' ein Fasttag etwa kommen,
Alle Fische gleich mit Freuden angeschwommen!
Dort läuft schon Sanct Peter
Mit Netz und mit Köder
Zum himmlischen Weiher hinein,
Sanct Martha die Köchin muß sein.

Kein' Musik ist ja nicht auf Erden.
Die unsrer verglichen kann werden,
Elftausend Jungfrauen
Zu tanzen sich trauen.
Sankt Ursula selbst dazu lacht.
Kein' Musik ist ja nicht auf Erden,
Die unsrer verglichen kann werden.
Cäcilia mit ihren Verwandten,
Sind treffliche Hofmusikanten.
Die englischen Stimmen
Ermuntern die Sinnen,
Daß alles fur Freuden erwacht.

Vida Celestial
(De "El cuerno mágico del niño")

Disfrutamos los placeres celestiales
y evitamos los terrenales.
¡Ningún tumulto mundano
alcanza a oírse en el Cielo!
¡Todo vive en la paz más dulce!
¡Llevamos una vida angelical!
No obstante, somos muy alegres:
bailamos y brincamos,
¡brincamos y cantamos!
Entretanto, ¡San Pedro está en el Cielo!

San Juan ha permitido a su pequeño cordero
¡ir al encuentro del carnicero Herodes!
Conducimos a una víctima,
a una inocente víctima
¡al pequeño cordero a la muerte!
San Lucas sacrifica los bueyes
sin prestarles pensamiento o atención.
El vino no cuesta un penique
en la bodega del Cielo
y los ángeles, cuecen el pan.

Sabrosas verduras, de todo tipo,
¡crecen en el jardín de Cielo!
Suculentos espárragos, frijoles,
¡y cualquier cosa que deseemos!
¡Generosas fuentes están a nuestra disposición!
¡Jugosas manzanas, peras y uvas!
¡El Jardinero nos lo permite todo!
¿Te gustaría un ciervo, te gustaría una liebre?
Por las despejadas llanuras,
¡ellos caminan a tu lado!
Si algún día lo necesitaras,
¡todos los peces nadarían alegres junto a ti!
Allí, San Pedro camina,
con sus redes y cebo,
al estanque celestial.
¡Santa Marta debe ser la cocinera!

Ninguna música terrenal
puede compararse a la nuestra.
¡Once mil doncellas
se atreven a bailar!
¡Incluso la propia Santa Úrsula está riéndose!
Ninguna música terrenal
puede compararse a la nuestra.
Cecilia y todos sus parientes
¡forman un espléndido conjunto musical!
Las voces angélicas
despierten los sentidos
para que todo renazca con la alegría.

Tradicionalmente, la cuarta ha sido una de las sinfonías de Mahler más frecuentemente interpretadas, y disfruta de una discografía que supera las 180 referencias. Desde la sección de enlaces externos de este artículo, se pueden visitar páginas web que contienen listados completos y actualizados, pero a continuación se listan algunas de las grabaciones más reconocidas:



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