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Sol (mitología)



Sol fue la deidad solar en la antigua religión romana. Durante mucho tiempo se pensó que Roma había tenido dos dioses solares diferentes consecutivos. Del primero, Sol Indiges, se pensaba que había sido poco importante, desapareciendo por completo en un período temprano. Sólo en el Imperio Romano tardío, los investigadores sostuvieron que el culto solar reapareció con la llegada a Roma del Sol Invictus sirio. Estudios recientes han rechazado esta hipótesis (véase Sol Invictus).

El latín sol es la continuación del PIE *Seh2ul- / *Sh2-en-, cognado con el germánico Sól, el sánscrito Surya, el griego Helios o el lituano Saule.[1]​ También se compara el latín solis con el etrusco Usil. Todavía hoy se utiliza la palabra sol en otras lenguas romances.

De acuerdo con fuentes romanas, el culto a Sol fue introducido por Tito Tacio.[2]​ En Virgilio, es el abuelo de Latinus, hijo de la hija de Sol, Circe que vivía no lejos de Roma, en el Monte Circeo.[3]​ Un santuario a Sol se estableció a las orillas del Numicius, cerca de muchos templos importantes consagrados a los Dioses latinos.[4]​ Según Tácito (56-117), en Roma, Sol tenía un "viejo" templo en el Circo Máximo,[5]​ y se mantuvo este importante templo en los tres primeros siglos de nuestra era.[6]​ También existió un viejo santuario para Sol en el Quirinal, donde se ofrecía un sacrificio anual a Sol Indiges el 9 de agosto.[7]​ Los calendarios rituales romanos o fasti mencionaban también una fiesta para Sol Indiges el 11 de diciembre y un sacrificio por Sol y Luna el 28 de agosto.

Sol Indiges ("el sol nativo" o "el sol invocado" - la etimología y el significado de la palabra "indiges" está discutido) representa la más antigua y más agraria forma en la que el Dios romano Sol era adorado. A medida que el culto evolucionó el epíteto "indiges" cayó en desuso.

Varios filósofos romanos especularon sobre la naturaleza del sol, sin llegar a ningún consenso. Un ejemplo típico fue Nigidio Figulo, un erudito del siglo I a. C.. Sus obras no han sobrevivido, pero escritos de Macrobio, cinco siglos después señalaba que Nigidius había argumentado que Sol iba a ser identificado con Jano y que tenía una homóloga en Jana, que era Luna. Como tales, debían considerarse como Dioses principales, que recibían sus sacrificios antes que a cualquier otro.[8]​ Estas opiniones parecen haber estado restringidas a una élite erudita - ninguna otra fuente antigua, aparte de la de Macrobio menciona la equivalencia de Sol con Jano - y no tuvo ningún impacto sobre el culto bien establecido de Sol como deidad independiente.

Sol Invictus ("Sol Invicto"), durante mucho tiempo se pensó que era un Dios solar romano soportado por el Estado e introducido desde Siria por el emperador Aureliano en el 274, ensombreciendo por su importancia a otros cultos orientales,[9]​ hasta la abolición del paganismo bajo Teodosio I. Sin embargo, esta evidencia, en el mejor de los casos es escasa,[10]​ y la opinión de que Aureliano introdujo un nuevo culto del sol pasa por alto la abundante evidencia en monedas, imágenes, inscripciones y otras fuentes donde se observa una fuerte presencia del Dios solar en Roma durante todo el periodo imperial.[11]​ Tertuliano (ca. 160 - 220) escribe que el Circo Máximo estaba dedicado principalmente a Sol.[12]​ No hay interrupción en el culto de Sol en Roma, ni ningún cambio en las representaciones del Dios, lo que sugiere algún tipo de cambio significativo en tiempos de Aureliano. Es claro, sin embargo, que el culto del sol se hizo mucho más importante durante su reinado, con la institución de un nuevo colegio de pontífices para Sol.

Existe un cierto debate sobre el significado del 25 de diciembre para el culto de Sol. De acuerdo a una única fuente tardía, los romanos celebraban una fiesta Dies Natalis Invicti el 25 de diciembre, "el cumpleaños del invicto". La mayoría de los investigadores supone que es por Sol Invictus, aunque nuestra fuente para este festival no lo establece en forma explícita.[13]​ El 25 de diciembre indicaba comúnmente la fecha del solsticio de invierno,[14]​ con el primer alargamiento detectable de las horas del día.

También había fiestas en otros días de diciembre, incluyendo el 11 (antes mencionado), así como en agosto. Gordon señala que ninguno de estas fiestas están vinculadas con eventos astronómicos.[15]​ No queda claro el momento en que se instituyó la fiesta del 25 de diciembre, lo que hace difícil evaluar el impacto (si lo hubo) que tuvo en la creación de la Navidad.

El estatus oficial del culto a Sol después de Aurelio fue significativo, pero no hay evidencia de que fuera el culto supremo del Estado. Hoey exagera la importancia de una inscripción de Salsovia que supuestamente indica un culto oficial a Sol en todo el imperio el 19 de diciembre.[16]​ En realidad se limita a establecer que al mando del emperador Licinio, el oficial al mando del destacamento en Salsovia quemaba incienso anualmente para una nueva erigida estatua de Sol, el 18 de noviembre (Hoey leyó mal la fecha).[17]​ Esto significa que Licinio aceptó que se erigiera una estatua en su honor.

A lo largo del siglo IV, el culto de Sol siguió siendo controlado por pontífices de alto rango, incluyendo el renombrado Vettius Agorius Praetextatus.[18]



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