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Soledad Acosta de Samper



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Soledad Acosta de Samper nació el día 5 de mayo de 1833.


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Soledad Acosta de Samper (Bogotá, 5 de mayo de 1833-ibidem, 17 de marzo de 1913) fue una de las escritoras más prolíficas del siglo XIX en Colombia.

En sus labores como novelista, cuentista, periodista, historiadora y editora, escribió 21 novelas, 48 cuentos, 4 obras de teatro, 43 estudios sociales y literarios, y 21 tratados de historia; fundó y dirigió cinco periódicos, además hizo numerosas traducciones.[1][2]

Soledad Acosta publicó junto a algunas de sus contemporáneas como las poetas Agripina Samper de Ancízar y Silveria Espinoza de Rendón. Sin embargo, Acosta no solo incursionó en literatura sino también en campos propios de los varones de su época. Dedicó numerosos estudios sociales al tema de las mujeres y su papel en la sociedad, por lo que es considerada una pionera del feminismo.[3]

En 1761 llegó Josef de Acosta (abuelo de la autora) al Nuevo Reino de Granada. Fue un español nacido en Valencia y educado en Cádiz. Se instaló en Honda, donde fundó una casa de comercio con sedes en Cartagena, Popayán, Pasto, Quito y Guayaquil.

En 1785, Josef contrajo matrimonio con Soledad Pérez, hija menor del dueño del valle de Guaduas, el señor Buenaventura Pérez. Se mudaron a Guaduas, allí nacieron todos sus hijos. El 29 de diciembre de 1800 nació el hijo menor del matrimonio, Joaquín Acosta (padre de la autora) en Guaduas.

El 6 de septiembre de 1819 Simón Bolívar nombró a Joaquín Acosta subteniente del Batallón de Cazadores de Nueva Granada. Hacia diciembre de 1822 fue nombrado Oficial Segundo de la Secretaria de Estado y de Guerra. Ese mismo año Acosta viajó a Europa estudió ingeniería militar y ciencias naturales en París. En 1830 emprendió su regreso a Colombia y en su trayecto se quedó dos meses en Nueva York, donde conoció a Carolina Kemble. Contrajeron matrimonio el 31 de mayo de 1832.

El 5 de mayo de 1833 nació Soledad Acosta en Bogotá, hija única del matrimonio. La familia emprendió un viaje a Europa, pasando por Nueva York y Halifax, Nueva Escocia. Soledad y su madre permanecieron en Halifax un año. En 1846, Joaquín Acosta y su familia se radicaron en París. Durante estos años Joaquín realizó trabajos de historia y geografía en la Nueva Granada, proporcionó a su hija los inicios de una sólida educación. Debido a la Revolución francesa de 1848, la familia debió regresar a Colombia, se mudaron a Santa Marta y Joaquín Acosta fue nombrado General en 1851. El 21 de febrero de 1852 murió el General Acosta debido a unas fiebres que había contraído en el Magdalena.

En 1853 Soledad Acosta conoció a José María Samper en Guaduas durante unas fiestas locales. Contrajeron matrimonio el 5 de mayo de 1855. Al año siguiente, el 31 de julio nació su primera hija, Bertilda Samper Acosta. El 15 de octubre de 1857 nació la segunda hija del matrimonio, Carolina. En 1858 la familia Samper Acosta viajó a Europa en compañía de la madre de la autora. Se establecieron en París. José María tuvo el cargo de secretario de la Legación Colombiana. En este año, y en calidad de corresponsal, comenzaron las colaboraciones de Soledad Acosta para los periódicos El Mosaico que se definía como "periódico de la juventud, dedicado exclusivamente a la literatura"[4]​ y la Biblioteca de Señoritas —pequeño periódico literario de ocho páginas, del cual salieron 67 números entre 1858 y 1859[5]​ — de Bogotá, y El Comercio de Lima. La mayor parte de su trabajo consistía en reseñas de libros, de ópera y música, comentarios de moda, traducciones y relatos de viaje. Soledad Acosta publicaba bajo los pseudónimos de Aldebarán, Renato, Bertilda y Andina. Así mismo, fue colaboradora en los periódicos que José María Samper dirigía. Acosta colaboró en El Iris, periódico literario ilustrado "dedicado al bello sexo" (Bogotá, 1866–1868), donde firmaba como Aldebarán y Andina.

El 5 de noviembre de 1860 nació en Londres su tercera hija, María Josefa y el 6 de mayo de 1862 nació en París, Blanca Leonor, la última hija del matrimonio. Al final de este año, Samper fue nombrado redactor principal de El Comercio. La familia Samper Acosta se mudó a Lima y allí fundaron y redactaron, la Revista Americana. En 1863 regresaron a Colombia, Samper se postuló como representante por Cundinamarca dentro del primer gobierno de la Constitución de Rionegro de 1863. En 1864 Soledad Acosta publicó su primer cuento “La perla del Valle” en El Mosaico. En 1867 publicó su primera novela, Dolores. Cuadros de la vida de una mujer, la cual apareció como folletín en el periódico El Mensajero. En 1869 apareció publicada en libro la primera compilación de relatos de la autora, Novelas y cuadros de la vida sur-americana. El año siguiente publicó su primera novela histórica, José Antonío Galán. Episodios de la guerra de los comuneros. En 1872, María Josefa y Carolina murieron en Bogotá a causa de una epidemia. Tres años después Samper fue encarcelado por razones políticas, confiscaron sus bienes y cerraron su imprenta. En 1878, Soledad Acosta fundó la revista La Mujer, la primera revista colombiana fundada, dirigida y redactada exclusivamente por mujeres, la cual se publicó hasta 1881.

En 1883 hizo su primera incursión en la historia con la Biografía del General Joaquín París, la cual fue premiada en un concurso histórico-literario realizado para conmemorar el primer centenario del nacimiento de Simón Bolívar. Fueron alrededor de veintiún producciones históricas las cuales publicó a lo largo de su vida. El año siguiente publicó su primera obra de teatro, Las víctimas de la guerra. En 1888, el 22 de julio muere José María Samper después de una enfermedad de seis meses. Cuatro años después, estando en París, Soledad es nombrada Delegada Oficial de la República de Colombia al IX Congreso Internacional de Americanistas en Madrid. En 1895 publicó su libro La mujer en la sociedad moderna. Años después es nombrada miembro honorario de la Academia Colombiana de Historia. En 1910, es encargada de la celebración del Primer Centenario de la Independencia. Ese mismo año, su hija Bertilda muere después de una larga enfermedad. Tres años después, el 17 de marzo muere Soledad Acosta de Samper en Bogotá, con casi ochenta años de edad.[6]

Hasta el siglo XIX, la historia de Colombia se construye como un relato y se convierte en un instrumento para cimentar el espíritu y la identidad nacional. Soledad Acosta de Samper fue consciente de su labor como historiadora y su misión de contribuir a esta formación nacional. En 1870 publicó su primera novela histórica, José Antonio Galán. Episodios de la guerra de los comuneros, en siete folletines del periódico El Bien Público y en 1883, a la edad de 50 años, inició su publicación de biografías. En materia de historia, reafirmo la idea –común en la época– de que el papel central de la historia lo realizaban los “grandes hombres”. Organizó sus narraciones con el apoyo de mecanismos como la periodización, la cronología y el documento como testimonio, para forjar la nación de acuerdo a los cánones establecidos en el siglo XIX.

La vocación hacia lo público, su aptitud pedagógica y su inclinación compiladora se encuentran presentes en toda su obra. Lo público se refleja, por ejemplo, desde su diario íntimo, con su inconformidad de los hechos del golpe de Estado del 17 de abril de 1854, de José María Melo contra José María Obando, continúa con la carta que le envía al presidente Santiago Pérez Manosalva en 1876 protestando por el encarcelamiento de su esposo José María Samper y es concurrente en sus escritos en contra de la separación de Panamá. Sus relatos buscan educar a sus congéneres y enseñar comportamientos, conductas e historias mediante narraciones sencillas. Su vocación pedagógica se registra en todos sus textos que tienen una introducción o presentación en donde los explica y los califica como novela histórica, crónicas histórico-novelescas, leyendas fantásticas, cuadros histórico-fantásticos, cuentos nacionales y novelas de costumbres nacionales. En su paso por la novela histórica se identifica con el escocés Walter Scott (1771-1832) y con el español Benito Pérez Galdós (1841-1920).[7]

Su vocación compiladora y pedagógica se consolidó en las Lecciones de historia y el Catecismo de historia de 1908 y 1905 respectivamente. Después de seis años de investigación, publicó en 1883 las Biografías de hombres ilustres o notables, relativos a la época del Descubrimiento, Conquista y Colonia, en donde se reúnen 232 biografías. Su pretensión enciclopédica estuvo construida con ordenamientos de los personajes que reiteró en la Biblioteca Histórica de la Independencia, que editó y vendió entre 1909 y 1910, con 25 biografías y más de 10 relatos sobre episodios y circunstancias de la emancipación.[8]​ Estas biografías y algunas de sus reediciones las publicó entre 1905 y 1906 en el último de los 6 periódicos que dirigió durante su vida, Lecturas para el Hogar.

La obra periodística de Soledad Acosta de Samper se desarrolló principalmente en la segunda mitad del siglo XIX, se instaló en un periodo de vigorosa prensa católica en Colombia y en el mundo. En su época, las mujeres eran formadas en los deberes; los derechos quedaban para los hombres. En el prospecto de La Mujer aclara que en esa publicación a las mujeres “no se les hablara sobre sus derechos en la sociedad ni de su pretendida emancipación, sino de sus deberes”.[9]​ En 1878 fundó su primera revista, La Mujer. Tres años después fundó La Familia, que circuló hasta 1885. En 1889 lanzó El Domingo de la Familia Cristiana y en octubre de 1898, El Domingo. En marzo de 1905 creó su última publicación, Lecturas para el hogar. En estas revistas, así como en los periódicos que colaboró, Soledad no solo publicó sus novelas, crónicas de viaje y biografías por entregas, también escribió reseñas de noticias europeas y de libros, crónicas de moda, crítica literaria, artículos de opinión, traducciones, textos religiosos y de divulgación científica, recetas de cocina, semblanza y notas necrológicas.[10]​ Los corresponsales, "Duaso" de Roma, "Antier" de la Revista de París y "Marcelina" (ayudante de Antier) fueron personajes inventados por Soledad Acosta. Estos debían informar sobre los asuntos políticos internacionales limitados a las mujeres. Sus contribuciones eran publicadas en forma de epístolas en los diarios para los que escribía en ese momento. En 1858 se publicó en París las Revistas parisienses firmadas por el seudónimo de "Andina", las cuales difundían la Biblioteca de Señoritas en donde se hablaba de moda, crónica de teatro, bellas artes, museos, ciencia, literatura, fiestas, entre otros. La Biblioteca de Señoritas estuvo especialmente dirigida a las jóvenes granadinas.

En una serie de las Revistas de 1859, Soledad criticó en repetidas ocasiones el proyecto de ley de Jules Ferry para prohibir la enseñanza religiosa en los colegios franceses, en particular la impartida por los Jesuitas, y cuestionó la tiranía de los gobiernos liberales en Colombia. En las últimas dos décadas como periodista, abogó por el orden y la preservación de los valores y reaccionó en contra de las ideas heredadas de la Revolución Francesa, que observó en varios países europeos donde se propagaba el socialismo. Soledad Acosta estaba convencida del poder de la prensa como instrumento civilizador, del cual ella se servía para formar a las mujeres y a través de ellas a las familias en los valores cristianos y así, proyectar una República Cristiana. En la época de La Regeneración simpatizaba por Rafael Nuñez y ejercía una fuerte influencia en la opinión pública, desde los periódicos como La Luz y El Porvenir. En la selección de información como periodista se deslizaban sus intereses, prejuicios, filias y fobias por gobernantes e intelectuales, su búsqueda por el orden moral de la nación y la defensa de las monarquías y los valores tradicionales europeos.

La Mujer fue una revista creada en 1878 por Soledad Acosta de Samper, redactada por y para mujeres. Esta revista, producida hasta 1881, está reunida en cinco tomos que compilan todas las series publicadas. Pero sobre todo, esta revista es esencial para comprender cómo las mujeres se apropiaron de los discursos patriarcales, republicanos y católicos de la segunda mitad del siglo XIX (más que todo en sus últimas décadas).

La Mujer; lecturas para las familias. Revista quincenal redactada exclusivamente por señoras y señoritas fue una revista colombiana del siglo XIX que lanzó su primer ejemplar el primero de septiembre (domingo) de 1878 y publicó hasta el domingo 15 de mayo de 1881, bajo la dirección de Acosta. El objetivo de la revista era publicar a mujeres colombianas y sudamericanas. La justificación de Acosta se basaba en que, a diferencia de Europa y Norteamérica, en Hispanoamérica no había una empresa similar a la de producir y difundir escritos elaborados por y para las mujeres. “La Mujer será un órgano dedicado al bello sexo y al bien y servicio de él bajo todos los aspectos”.[11]​ Para Acosta era esencial que en las publicaciones se abordaran temáticas que enfatizaran sobre los deberes de la mujer en la sociedad moderna. Lejos de tener un propósito feminista que denunciara la subordinación y exclusión de la mujer en la esfera pública, las contribuidoras de la revista se enfocaron en difundir los múltiples deberes de la mujer y su misión establecida por la Divina Providencia respecto a su “papel natural” en la sociedad. Para estás mujeres la revista sería siempre moral y contendría artículos al alcance de todos los entendimientos. Sin embargo, la revista no pretendía ser plenamente exclusiva, prohibiendo el acceso de los varones o niños a esta. Al contener artículos morales y de fácil entendimiento.[12]​ la revista buscaba ser leída y apreciada en compañía de la familia, como indica Acosta: “la parte masculina de la sociedad deberá proteger la naciente Revista, la cual tiene por objeto, el bien de la mujer, lo que debe convenir a todo padre y a todo hijo de familia”.[13]

Los sesenta números de la revista son una muestra de los diversos géneros que empleó Soledad en sus escritos y, al mismo tiempo, de su pensamiento acerca de la tarea de las mujeres en el hogar y en la sociedad. Durante la circulación de estos números y la compilación posterior de los cinco tomos, el encargado de la imprenta fue Eustacio A. Escobar, ubicado en Bogotá. A lo largo de estos números se encuentran estudios históricos, novelas y cuadros de costumbres, artículos sobre moral, higiene, educación y algunos poemas, la mayoría, escritos por Acosta de Samper y firmados ya fuese con su nombre, sus iniciales o con alguno de los pseudónimos (“Olga”, “Aldebarán”, “Bertilda”. “Andina” o “Renato) que empleaba desde su época de colaboradora de Biblioteca de señoritas, 1858. La revista se difundía quincenalmente y contaba con veintiocho páginas que contenían: (i) un capítulo de una serie de artículos titulados Estudios sobre la historia de la mujer en la civilización, (ii) un capítulo de una novela histórica nacional, (iii) una poesía, (iv) un cuento completo en cada número, (v) una revista de noticias extranjeras y de modas, y (vi) una unidad de variedades – anécdotas – consejos, pensamientos, etc. Existían generalmente doce secciones, en algunas series podrían haber menos, entre ellas se encontraban: (i) la sección de artículos varios, (ii) biografías, (iii) ciencia, (iv) historia, (v) moral, (vi) novelas históricas, (vii) novelas de costumbres, (viii) poesías, (ix) una sección para niños, (x) la sección religiosa, (xi) sección de revistas extranjeras y por último (xii) una sección de variedades y anécdotas.

Un ejemplo de una sección que se anuncia como una declaración de principios de la autora es la que presenta los "Estudios históricos sobre la mujer en la civilización". Uno de los intereses más grandes de Soledad Acosta, al igual que de los más importantes hombres de letras de su época, fue la historia. En el prólogo a los "Estudios..." se explica por qué es necesario estudiar a las mujeres en la historia, explicación que podría entenderse también como una justificación al por qué la autora dedicará tantas páginas de su revista a esta cuestión. En primer lugar afirma que ese espacio se dedicará a revisar la influencia "buena ó mala que haya tenido la mujer en el progreso, poderío, bienestar y decadencia de las naciones".[14]​ Asimismo, está presente la idea de que la historia de las mujeres no debe estar compuesta únicamente de biografías sueltas sino que debe ser pensada como un proyecto integral. Esto hace posible, entonces, pensar La Mujer como un programa completo y complejo que pretendió no solo educar a las mujeres sino que buscó que se las piense como una comunidad con un pasado común y con responsabilidades hacia la patria, así estas comiencen en el hogar.

Sin embargo, la propuesta de la autora apuntó hacia un deseo de hacer visibles a las mujeres en la historia y, a partir de ahí, hacer la distinción entre los sujetos nacionales ideales a partir de valores como la virtud. De hecho, desde el prospecto de la revista, Acosta perfiló un proyecto que, más que dividir a los seres humanos entre hombres y mujeres, los separa en virtuosos y no virtuosos. Para entender esta categoría, debe pensarse así: "reparemos en la palabra virtudes: no se trata de honores, dones naturales o reconocimientos, se trata de algo que debe ser conquistado, que en cierta medida cuesta, algo sobre lo que es preciso trabajar no solo para conseguir sino para mantener. Las virtudes de la madre y de la esposa no vienen en el ser-mujer, sino al contrario, tal condición tiende a hacer difícil la presencia de varias virtudes".[15]​ Precisamente, bajo lo anterior, es posible ubicar la empresa de Acosta. Su aleccionamiento para las mujeres se centraba en explicar las virtudes a las que necesitaban llegar para ser “la mujer ideal” y la mujer ideal, sobre todo, conforme a la voluntad de Dios. No obstante, lo que permite en últimas este adoctrinamiento es una postura que repara en la posibilidad de ser en la nación, de ocupar un espacio y de accionar acorde al rol establecido. Ser parte de la nación por medio la virtud y al mismo tiempo, ser la mujer que se requiere para forjar la nación.

Acosta al ser una de las mujeres pioneras en Colombia en cuanto a publicaciones es autora de múltiples textos de contenido variado que según La biblioteca digital de Soledad Acosta de Samper, proyecto realizado por la Universidad de los Andes con el apoyo del Ministerio de Cultura, La Biblioteca Nacional del Colombia y el Instituto Caro y Cuervo recopilaron más de 380 documentos de la autoría de Soledad Acosta de Samper y los clasificaron en cuatro grandes colecciones; Publicaciones periódicas, Manuscritos, Libros y álbumes.

.. tío violador

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