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Sonido cinematográfico



Dentro de la realización audiovisual, el sonido es un campo creativo que, desde la aparición del cine sonoro, va de la mano con la imagen. Abarca todos los elementos que no sean estrictamente música compuesta en un filme: diálogos y efectos sonoros. La creación de una banda sonora tiene las mismas posibilidades creativas que el montaje. Se deben seleccionar sonidos con una función concreta para guiar la percepción de la imagen y la acción, en el caso de no tener aun hecha esa banda sonora se usa otra ya existente para ir montando la imagen, a esto se le llama temp track.

Normalmente se tiene la sensación de que los actores u objetos que aparecen en las películas producen el ruido adecuado en el momento adecuado, considerando el sonido como un simple acompañamiento a las imágenes. En cambio, la banda sonora de una película se construye separada de la banda de imagen y de manera independiente. Parte de la fuerza de muchas escenas y secuencias se consigue gracias a efectos de sonido que suelen pasar desapercibidos. El sonido es capaz de crear un modo distinto de percibir la imagen y puede condicionar su interpretación, por ejemplo, centrando la atención del espectador en un punto específico y guiándolo a través de la imagen.

En el periodo mudo, el cine tuvo siempre sonido y música, evocados a veces por una orquesta en vivo o quizá sólo un órgano solitario. La parte sonora de la experiencia audiovisual que representa el cine tiene sus reglas, su evolución y su sentido.[1]

Hacia 1860, se ha sabido recientemente, un francés llamado Édouard-Léon Scott de Martinville lograba inscribir en un papel las vibraciones sonoras provenientes de un diafragma acoplado a una trompeta. Fonoautógrafo llamaron a este aparato en el que se colocaba una hoja de papel en un cilindro giratorio. Un elemento acoplado a un diafragma inscribía la ondulación sonora. No era posible reproducir el sonido, de manera que aquellos fonoautógrafos en papel, servían solamente para tener una huella bastante aproximada de la forma de onda de determinados sonidos. Estos gráficos han llegado a nuestros días y sólo recientemente se ha creado un lector óptico capaz de reproducir aquellas imágenes y convertirlas en sonidos audibles.[2]

Otro francés, Charles Cros, presentó, el 18 de abril de 1877, la descripción de aparato para grabar y reproducir sonidos. No pudo llevarlo a la práctica.

Desde el inicio de la historia del cine se ha intentado grabar sonido e imagen. Uno de los primeros en intentar fue Edison, que intentó sincronizar dos de sus inventos, el Kinetoscopio y el Fonógrafo. Lo consiguió, y hasta llegó a hacer una presentación pública en 1913. Léon Gaumont y James Williamson también lo intentaron, pero sin éxito. Las principales dificultades con la que se encontraban eran la imposibilidad de amplificación del sonido y la sincronización entre éste y la imagen.

La primera solución a estos problemas llegó gracias a Lee De Forest y la invención del Audion, la primera válvula tríode. A partir de ella, la compañía americana Western Electric empezó a investigar, y pudo así desarrollar amplificadores. A su vez, otra empresa llamada General Electric estaba trabajando en un sistema fotográfico que permitía juntar sonido e imágenes.

Al principio, la acogida del sonido por parte de las grandes productoras cinematográficas no fue buena. La primera en introducir este avance fue la Warner Brothers, que se unió con la empresa Western Electric para empezar a trabajar con un sistema de cine sonoro: el Vitaphone (o Vitáfono). La primera película rodada en este formato y, por lo tanto, considerada la primera película sonora fue El cantor de jazz (1927).

El sistema Vitaphone se siguió usando hasta que, en el año 1930, se introdujo el uso del Movietone, creado por Theodore Case y E.I. Sopnable. Inspirado en el sistema Phonofilm de Lee De Forest, este sistema permitía grabar directamente el sonido junto a la imagen, en una sola película. El sistema Vitaphone fracasó, debido a problemas técnicos y prácticos y hacia los años treinta dejaron de producirse películas con esta técnica.[3]

Intensidad o volumen: Está determinada por su amplitud de onda. La amplitud de onda de un sonido se representa como los valores máximos positivos y negativos que alcanza. Está definido directamente por la intensidad de la fuerza que provoca la vibración original de la fuente emisora, así como por sus dimensiones y su forma. La amplitud de onda es la expresión gráfica del contenido energético de una onda sonora.

Timbre: Es el resultado de la suma y resta de todas las ondas sonoras que conforman un sonido, junto con la huella de su paso por el espacio.

Frecuencia o tono: Está designado por su longitud de onda, misma que a su vez corresponde a la velocidad con que vibra u oscila la fuente sonora. Mientras más rápido vibra un cuerpo, más pequeñas son las longitudes de ondas que generan.[4]

La intensidad o volumen, timbre y frecuencia o tono interactúan para definir la textura de sonido de una película y permiten diferenciar los sonidos de la misma. Así mismo, se puede diferenciar, por ejemplo, las voces de los distintos personajes.

Puede diferenciaciarse entre ritmo, fidelidad, emocional, espacial y tiempo. El sonido ocupa una duración determinada dentro del filme, se puede relacionar con la fuente de una manera más o menos fiel, transmite las cualidades del espacio en el cual se desarrolla la acción y está relacionado con los elementos visuales del lugar que se muestra.

Ritmo: ha de existir una concordancia entre el ritmo del montaje, los movimientos y acciones en cada una de las imágenes y el sonido, compaginando ritmos visuales y auditivos. También se puede jugar con el contraste del ritmo entre la imagen y el sonido para crear efectos inesperados, utilizando la voz en off, combinando diferentes músicas para crear efectos misteriosos... El ritmo a lo largo de una película puede cambiar constantemente.

Fidelidad: hace referencia al grado en el que el sonido es fiel a la imagen que se muestra en pantalla. Tal vez el sonido que se percibe no pertenezca realmente a la fuente que estamos visionando, pero se acepta como verosímil por su credibilidad. Podemos alterar esta fidelidad fundamentalmente para crear efectos cómicos.

Espacio: el sonido procede de una determinada fuente, por tanto, tiene una dimensión espacial. Si el sonido procede de la fuente que aparece en pantalla hablamos de un sonido diegético. Si por el contrario procede de una fuente totalmente externa a lo que se nos muestra, estaremos hablando de un sonido no diegético.

Tiempo: se puede representar el tiempo de diferentes formas, ya que el tiempo de la banda sonora puede concordar o no con la imagen. Hablamos de un sonido sincrónico cuando este está sincronizado con la imagen y lo oímos a la vez que aparece la fuente sonora que lo produce. Para obtener efectos más imaginativos, se puede utilizar un sonido asincrónico que no case con la imagen.

La norma THX

Es una compañía que da licencia de garantía de calidad a partir de un conjunto de normas técnicas que establecen estándares rigurosos sobre las condiciones acústicas de una sala y de sus sistema de monitoreo, y en el caso de salas de mezcla, también establece normas para el equipo específico que puede ser utilizado.

Dolby estéreo

Reduce la distorsión amplificando artificialmente y después reduciendo sonidos de bajo volumen (compensando diferencias en el rango de frecuencia), regresando así los sonidos a su volumen original, pero reduciendo el ruido de fondo en el proceso.[6]

Es, en general, una composición realizada en consulta con el realizador para incrementar el carácter dramático de las imágenes; las acompaña. Hay dos formas en que la música puede aparecer en el film: de manera diegética y de manera extradiegética .

Es un término griego y responde al universo en que se desarrolla la obra; toda vez que vemos o deducimos la fuente, dentro de la puesta en escena, de donde proviene el sonido, estamos ante música diegética. Por ejemplo: música que se escucha cuando encienden la radio o la televisión. Cuando esta música proviene "de la nada" es extradiegética.[8]

Lo más común es buscar un trozo musical o crearlo y grabar su ejecución, una vez que se cuenta ya con el material filmado. De este modo la imagen encuentra su apoyo normal y no sufre una mutilación de su contenido.

Sin embargo, por excepción, es posible el método contrario y puede dar (en ciertos casos) un resultado excelente: elegir primeramente una música, estudiar su partitura y diseñar un guion de filmación para esa forma musical.[9]


La música es una parte importante de la película. Esta sirve para:



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