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Stanbrook



¿Qué día cumple años Stanbrook?

Stanbrook cumple los años el 70 de enero.


¿Qué día nació Stanbrook?

Stanbrook nació el día 70 de enero de 10.


¿Cuántos años tiene Stanbrook?

La edad actual es 2014 años. Stanbrook cumplió 2014 años el 70 de enero de este año.


El Stanbrook fue un buque mercante a vapor británico, de 1383 toneladas, de dimensiones 230,1 × 34 pies (70,1 × 10,4 m) y una velocidad máxima de 12 nudos, y con capacidad para 24 tripulantes, que llevó a cabo la última evacuación de refugiados republicanos del puerto de Alicante el 28 de marzo de 1939, cuatro días antes del final de la Guerra Civil Española. Horas más tarde de que lo hiciera el Stanbrook zarpó el Marítima, un buque el triple de grande, pero sin que se sepa por qué sólo llevó a bordo a treinta personas, líderes socialistas y sus familias, lo que suscitó una gran polémica en la Federación Socialista de Orán, el destino de los dos barcos. En Alicante quedaron más de 15 000 refugiados atrapados en el puerto. Fueron conducidos por los soldados de la División Littorio, una unidad militar italiana que reforzaba a las tropas franquistas, al campo de concentración de Los Almendros, y más tarde al campo de concentración de Albatera.[1]

Con el número 124287 fue construido en 1909 por la Tyne Iron Shipbuilding Co Ltd, en los astilleros de Willington, para la compañía Fisher Renwick Manchester-London Steamers, que lo denonimó Lancer. En 1937 fue comprado por la Stanhope Steamship Co, y renombrado como Stanbrook. Ese mismo año se llevó a cabo otra operación comercial, donde acabó en manos de la naviera griega G.M. Mavroleon, que lo cambió el nombre por el de Polyfloisvios, aunque finalmente regresó a sus anteriores dueños, que le devolvieron el de Stanbrook.[2]​ Quedó bajo el mando del capitán Archibald Dickson.

El Stanbrook tuvo un final trágico sólo seis meses después de haber llevado a los refugiados republicanos a Orán, al ser hundido en el mar del Norte por el torpedo de un submarino alemán –capitaneado por Claus Korth, que ya había mandado otros submarinos que habían hundido barcos republicanos–.[1]​ El capitán Dickson murió en el hundimiento. En los campos de concentración de Argelia, a donde habían sido conducidos la mayor parte de los refugiados del Stanbrook, se guardó un minuto de silencio en su memoria.

En marzo de 1939 el puerto de Alicante se encontraba bloqueado por la armada del general Franco y aviones de la Alemania nazi, lo que convirtió en tarea casi imposible la llegada de los barcos contratados por el gobierno de la Segunda República para evacuar a los miles de refugiados hacinados en el puerto. La amenaza de hundimiento provocó que la gran mayoría de navieras incumpliera sus acuerdos, ya pagados, y desistiese de acercarse a aguas españolas.

El 28 de marzo de 1939 el Stanbrook se hallaba fondeado en el puerto de Alicante esperando cargar naranjas y azafrán. El capitán del barco, el galés Archibald Dickson al ver a los miles de refugiados que había en el puerto, desafió la orden que había recibido del propietario del carguero Jack Billmeir de no evacuar civiles y acogió a todos los que cupieran a bordo. Uno de los pasajeros, Antonio Vilanova, funcionario de aduanas que más tarde escribiría en México Los olvidados, una obra sobre los refugiados republicanos, relató en una carta a un amigo cómo se produjo el embarque:[1]

Helia González, entonces una niña de cuatro años cuya familia republicana había ido a Alicante desde Elche, cuenta su experiencia:[3]

El capitán Dickson contó en una carta al Sunday Dispatch publicada el 4 de abril las razones por las que había tomado la decisión de socorrer a los refugiados y a continuación describió lo que vio allí:[3]

El Stanbrook zarpó al atardecer del 28 de marzo con 2638 personas a bordo (no dejando a nadie en el muelle, tal y como había prometido su capitán)[4]​ y sorteando los proyectiles lanzados por el crucero franquista Canarias, que bloqueaba el puerto de Alicante. Para eludirlo, Dickson puso primero rumbo a las Islas Baleares, pero la flota franquista continuó intimidando al barco y obligándolo a seguir en esa dirección con el objetivo, que siempre tuvo Franco, de llevarlo a un puerto español y capturar a los exiliados a bordo. El capitán galés trató de forzar el bloqueo durante toda la noche mientras pedía socorro; finalmente un crucero británico se lo prestó y su enérgica intervención salvó al Stanbrook y permitió cambiar el rumbo hacia el Sur con destino a Orán, en la costa de Argelia.[1][5]​ Como el número de pasajeros que llevaba excedía con creces su capacidad navegó escorado, por debajo de la línea de flotación.

Helia González, de cuatro años de edad cuando embarcó y natural de Elche, recuerda el viaje:[3]

Después de 22 horas de travesía –durante la cual el capitán Dickson, según contó él mismo, suministró «a los refugiados más débiles un poco de café y un poco de comida»–[3]​ el Stanbrook llegó al puerto de Mazalquivir cerca de Orán. Cuando supieron de la llegada del barco, residentes españoles en Orán les llevaron en barcas alimentos y medicinas. Dos días después –gracias a las gestiones del capitán Dickson– las autoridades coloniales francesas dejaron desembarcar a las mujeres, los niños, heridos y enfermos, siendo acogidos en la antigua prisión del Cardenal Cisneros –«nos trasladaron a un lugar para ducharnos y desinfectarnos; no fue un buen recuerdo, era un lugar oscuro, húmedo y frío, y unos hombres nos vigilaban incluso a las mujeres desnudas», recuerda Helia González–.[3]​ Los hombres –unos 1500–[3]​ tardaron un mes en hacerlo por decisión de la administración francesa, debido a que el dictador Franco reclamaba a estos refugiados; tras diversas negociaciones al respecto, la actitud de la opinión pública francesa y la intervención internacional, que iban conociendo la terrible represión y exterminio a que eran sometidos los prisioneros republicanos por parte del bando vencedor, frustró finalmente el acuerdo y devolución de los pasajeros a la España fascista, y permitió el acercamiento del barco a los muelles de Orán y la consiguiente concesión de asilo a sus ocupantes.[6]​ Antonio Vilanova recuerda: «salimos llenos de miseria. Allí conocí por primera vez los trimotores, piojos de un tamaño monstruoso». Fueron conducidos a un centro de alojamiento donde los ducharon, los vacunaron y les dieron alimentos proporcionados por los cuáqueros.[1]​ Conforme iban bajando del barco fueron registrados por miedo a que llevasen encima armas de fuego.

La mayor parte de los refugiados del Stanbrook fueron conducidos al campo de concentración de Camp Morand en Boghari, en el interior del Sáhara, bajo la custodia de fusileros senegaleses. Allí no fueron muy bien tratados. Uno de los refugiados, que logró huir a Francia con su hermano y luego a México, escribió en su diario: «Un español que está en la letrina es maltratado por un guardia que sin motivo le golpea con el fusil. Otros acuden y le patean. El pobre pide auxilio. Acuden varios españoles recibidos con bayonetas y obligados a huir. Allí se quedó». Uno de los castigos a los que les sometían los guardias era el tombeau: el recluido cavaba su propia tumba y se recostaba en ella; sólo podía salir dos veces al día para hacer sus necesidades. «¡Fusiláis poco, pero matáis lentamente», escribió otro refugiado, piloto de caza republicano.[1]

Según recuerda la entonces una niña Helia González, «los españoles no fueron liberados de los campos de trabajo, donde eran tratados como mano de obra gratuita para construir el Transahariano hasta casi al final de la contienda; a nadie le interesaba, ni a los franceses ni a los aliados, dejar libres a aquellos indeseables españoles».[3]

La gesta heroica del Stanbrook ha quedado perpetuada en Alicante con la rotulación de una calle dedicada al buque inglés.



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