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Suite



Una suite (voz francesa),[1]​ en música clásica occidental y en jazz, es una forma musical compuesta por movimientos instrumentales breves, de carácter dancístico. Su origen se encuentra en los pares contrastantes de danzas del Renacimiento. Durante el Barroco fue una de las formas musicales más importantes. Está considerada como una de las primeras manifestaciones orquestales de tipo moderno. Para que se mantuviera la unidad interna, todos los pasajes de una suite se componían en la misma tonalidad, o en su relativo menor. Otras veces se presentaba un tema musical en diferentes danzas. Por ello se ha considerado este género un antecedente de la forma sonata que se origina en el siglo XVII.

Las danzas tenían una forma binaria simple, es decir, dos secciones más o menos iguales. Una suite constaba de unos diez movimientos en su forma más completa. Solía comenzar con un preludio. La primera danza podía ser una alemanda, de ritmo rápido; luego una corrente y una zarabanda; una bourrée, de tiempo moderado, y así sucesivamente, para finalizar con una danza viva, como la giga. Tuvo su apogeo con Georg Friedrich Händel y Johann Sebastian Bach, durante el siglo XVIII. Al finalizar el barroco, la suite fue una forma musical sofisticada que mezclaba distintas tonalidades, contrastaba materiales temáticos presentándolos al inicio de la pieza y reexponiéndolos en su final. Anuncia, en definitiva, el origen de la sonata, que reemplazará a la suite como género instrumental en la segunda mitad del siglo XVIII. En resumen, la suite es la unión en una sola obra de varias danzas de distinto carácter y ritmo, con el que consigue dar el sentido dramático de «contraposición», típico del Barroco.

La forma ha recibido nombres diversos según la época, país y compositor, entre ellos:

La suite barroca está formada por piezas básicas y piezas no básicas. Existen también unas piezas rara vez usadas.

Johann Sebastian Bach conocía la música francesa de su época. Tuvo acceso a ella por primera vez al escuchar a la orquesta de la corte francófila de Celle durante sus años escolares de Lüneburgo (1700—1702). Se supone así mismo que el compositor y lexicógrafo Johann Gottfried Walther, amigo y pariente de Bach, compartió con este sus conocimientos musicales. Bach, por último, poseía en su biblioteca numerosas copias de partituras al estilo francés, entre ellas las tablas ornamentales de las Pièces de Clavecin de Jean-Henri d'Anglebert, las Suites para clave de François Charles Dieupart, el Premier Livre d'Orgue de Nicolas de Grigny, un rondeau (Les Bergeries) del Second Live de Pièces de Clavecin de François Couperin y otras obras más, probablemente del mismo compositor, entre ellas el aria de la suite L'Impériale.

Por el año 1700, el estilo francés estaba en decadencia en Francia, así como el reinado de Luis XIV el rey Sol al cabo de medio siglo. En el prefacio de Les Nations, Couperin mintió al afirmar que la sonata introductoria de la suite francesa era la primera de todas las compuestas en Francia. Marc-Antoine Charpentier se le había adelantado treinta años antes. Couperin consiguió destacar en el estilo Italiano que estaba de moda. El clavecinista real, admirador de ese estilo, explotaba sin reparos los temas de las sonatas de Arcangelo Corelli, práctica esta que Johann Mattheson fustigaba en 1739:

Los estados alemanes carecían en 1700 de una música instrumental independiente y equiparable a la del estilo francés e italiano. La más peculiar parecía ser la música sacra, debido por supuesto a las necesidades de la liturgia: cantatas, motetes, música para órgano. En este ambiente se educó Johann Sebastian Bach. Bastante se ha escrito (v. Edition Bachakademie vol. 102 y 137) cómo fue perfeccionando sus dotes de virtuoso en instrumentos de teclado, sentando en la misma medida las bases de su arte de compositor. Bach se familiarizó con el estilo orquestal francés durante sus años de escolar vividos en Lüneburgo y con el concierto italiano moderno durante su primera estancia en la corte de los duques de Weimar, Wilhelm Ernst y Ernst August, el año 1708.

Grandes muestras del género se pueden encontrar en las obras de Dieupart, Couperin, Telemann, Rameau, Hændel y Bach, entre los siglos XVII y XVIII, edad dorada de la suite:

Sin embargo, el género no murió al terminar el período barroco:



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