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Tadeo Haenke



¿Qué día cumple años Tadeo Haenke?

Tadeo Haenke cumple los años el 6 de diciembre.


¿Qué día nació Tadeo Haenke?

Tadeo Haenke nació el día 6 de diciembre de 1761.


¿Cuántos años tiene Tadeo Haenke?

La edad actual es 263 años. Tadeo Haenke cumplió 263 años el 6 de diciembre de este año.


¿De qué signo es Tadeo Haenke?

Tadeo Haenke es del signo de Sagitario.


Tadeo Haenke o Thaddäus Peregrinus Xaverius Haenke (Kreibitz/Chřibská, Bohemia, 6 de diciembre de 1761 - Cochabamba, Bolivia, 1817) fue un naturalista, botánico, zoólogo y geólogo checo germanohablante de Bohemia, hoy República Checa.

Haenke fue, quizás, el primer botánico que actuó en Bolivia, y uno de los más reconocidos en la historia de la ciencia checa.

Entre los manuscritos del British Museum de Londres, y catalogado con el Nº 17.592, se encuentra Descripción del Perú por Tadeo Haënke, socio de las Academias de Ciencias de Viena y de Praga, manuscrito del cual el gobierno peruano, en 1890, saca copia.

El nombre de Haënke no es el de un desconocido en el campo de la ciencia. A los doce años del fallecimiento de Haënke, esto es en 1830, se publicaron sus Reliquiæ Hænkeanæ, con descripción y grabados de árboles y plantas sudamericanas, obra que es hoy una rareza bibliográfica y de la que existe en la biblioteca de la Sociedad Geográfica de Lima un ejemplar, que fue propiedad del eminente geólogo y naturalista Antonio Raimondi.

Manuel Vicente Ballivián, Director de la Oficina Central de Inmigración de Bolivia, da a luz, en 1898 la Descripción de las montañas habitadas por los indios yurucares, y en 1900 la Introducción a la Historia Natural de Cochabamba, ambos trabajos inéditos de Haënke reproducidos, ha pocos meses y con caluroso encomio, en el primer volumen de los Anales de la Biblioteca de Buenos Aires.

Débese a la iniciativa del Director de Fomento, Ing. José Balta, la publicación que, patrocinada por Eduardo López de Romaña, de la interesante Descripción del Perú, a la que de agrega, por estimarla complementaria del plan de la obra, una Memoria de los ríos navegables que afluyen al Marañón, que presentó Haënke, en 1799, al Intendente de Cochabamba, pequeño manuscrito existente en la Biblioteca de Lima, y que antes de ahora ha sido publicado.

Por el afecto del ilustrado y laborioso catedrático bonaerense doctor Pedro N. Arata, el retrato con que se exorna ese libro, y que es fiel copia del que apareció en un periódico científico de Alemania. El doctor Arata, entusiasta admirador de Haënke, publicó, en 1896, en una revista argentina, preciosas observaciones al informe de aquel sobre el salitre de Tarapacá.

Hicieron su biografía sobre el infatigable explorador, entre los que son culminantes el de Pedro Kramer, secretario de la Sociedad Geográfica de Bolivia, y el del Director de la Biblioteca de Buenos Aires, siendo también merecedores de loa los breves apuntes de Mendiburu y de Raimondi.

En su libro Descripción del Perú, comenta:

Procediendo del mismo modo que anteriormente, vamos ahora a manifestar el mutuo tráfico que tiene Lima con las provincias y reinos de Chile, Santa Fe y México. Verifícalo con el primero por los puertos de Valparaíso, Concepción y Coquimbo; pero como de estos puertos, igualmente que de su comercio hablaremos en otro libro con la extensión correspondiente cuando tratemos de aquel Reino, omitiremos por tanto extendernos ahora en la materia, contentándonos con hacer una breve enumeración de los artículos que remiten y reciben, manifestando igualmente la balanza de aquel giro a fines del año de 1789. Remite Chile trigo en abundancia, charquis, sebo en bruto y labrado, cobre de Coquimbo, algunos ponchos, jarcias y cáñamos, vinos, nueces, orejones, dulces de varias frutas, lenguas, bacalao, rejas de hierro para ventanas, romanas, quesos, mantequillas, grasa, estribos, cordobanes, algodón, canarios y alpiste. De estos artículos los principales son el trigo, sebo y cobre, y además envía otros de menos consideración.

Recibe en cambio mucha azúcar y miel, bastante ropa de tierra y de Castilla, añil, arroz, piedras de sal, zapatos pintados para mujeres, estaño, todo el tabaco que consume y varios otros artículos de poca importancia.

Comprende este partido 3 doctrinas y 13 pueblos anexos, habitados por 13.508 almas; 987 españoles, 4.627 indios, 7.678 mestizos, y los restantes esclavos y pardos libres. En el curato de Challas hay un hospicio de misioneros franciscanos para asistir a las conversiones situadas al E que se nombran de Cajamarquilla. En el año de 1753 se componían estas de 2.095 indios de las naciones Ibita y Choloma, repartidos en cuatro poblaciones situadas entre bosques espesísimos, de donde sacan los indios algún incienso, miel, cera, loros y otras cosillas que esparcen por todo el partido. Los religiosos han hecho algunas entradas en lo más interior de la montaña; pero sus éxitos no han correspondido a los anhelos y trabajos de aquéllos.

Nacido en Bohemia, Haenke realizó sus estudios en la capital del Imperio, Praga. Allí marchó a los once años, aprendiendo matemática y astronomía.

En 1780, ingresa a la Universidad local y pasó luego a la Universidad de Viena, donde estudió botánica, medicina y mineralogía.

En 1789, un acontecimiento vino a cambiar su vida. A punto de comenzar la expedición Malaspina (llamada así por el nombre de su comandante, Alejandro Malaspina), la aventura con fines científicos más importante de la época, el gobierno español solicitó a la Universidad de Viena el envío de un especialista botánico para que la integrara. Le elección recayó en Haenke, quien gozaba de un gran prestigio entre sus profesores y colegas, y, con sus 28 años, debió marchar a España para unirse a los cartógrafos, pintores y numerosos naturalistas que estaban a punto de embarcar, en Cádiz, en las corbetas llamadas: Descubierta y Atrevida, que participaron en la expedición.

Se inició entonces una serie de desafortunadas circunstancias para Haenke, que sin embargo serían fundamentales para su labor científica en América. En principio, cuando llegó a Cádiz, las corbetas ya habían partido, y debió abordar otra nave con rumbo a Montevideo.

El viaje duró tres meses y terminó mal, ya que el barco naufragó en aguas del río de la Plata, y Haenke se salvó a nado con su Linneo y sus papeles. Permaneció en Montevideo por algún tiempo, durante el cual realizó numerosas expediciones botánicas y recolectó casi 800 plantas. En diciembre, por fin, pudo pasar a Buenos Aires, esperando encontrar allí a las naves de la Expedición, pero se halló con un nuevo contratiempo, ya que éstas habían partido rumbo al sur varios días antes.

Sin amilanarse, Haenke inspeccionó el río Las Conchas y el Paraná, recogió 600 especies botánicas y tomó notas zoológicas y mineralógicas durante dos meses.

En febrero de 1790, decidió atravesar a lo ancho el país, rumbo a Chile, en una travesía que para la época resultaba aún fantástica. Haenke lo hizo: primero registró las sierras cordobesas y puntanas, y llegó a Mendoza en marzo, con 500 nuevas plantas en su colección. Sobre fin de ese mes, cruzó la Cordillera, juntando otras 600 plantas de la flora de montaña.

Llegó el 2 de abril a Santiago, en Chile, y allí, por fin, pudo encontrar a varios integrantes de la expedición, aunque no a las corbetas, que esperaban en Valparaíso.

Integrado a la expedición, llegó a El Callao. Entonces, pidió permiso a Malaspina para regresar a Buenos Aires por tierra; en esa ciudad abordar una de las corbetas (que volverían por el Cabo de Hornos) y regresar luego a España. Así le fue concedido, y Haenke inició una larga marcha a través del Perú, Bolivia y el norte argentino. En ese periplo, ascendió al volcán Misti, de 5300 msnm, lo que resultó toda una hazaña, visitó Cuzco y Arequipa, La Paz, el norte boliviano, el lago Titicaca, el monte Nevado de Ancohuma (de 6500 msnm), Potosí y Cochabamba. En ese lugar interrumpió su viaje, sin motivo conocido, por lo que Malaspina, que esperaba en Buenos Aires, decidió regresar sin él.

En Bolivia, Haenke estudió la flora, la fauna y la mineralogía del territorio, ejerció la medicina e introdujo por primera vez la técnica médica de la vacunación. También se especializó en el estudio de las plantas autóctonas con propiedades farmacológicas.

Más tarde, Haenke se las arregló para llegar a España, donde en 1795 publicó Descripción del Perú, Buenos Aires, etc., con los resultados de sus expediciones particulares, y el Herbario de las Pampas de Buenos Aires, Mendoza y la Cordillera de Chile, alumbrado durante su estancia en Cochabamba.

Luego, regresó a América y a Cochabamba, donde escribió Introducción a la historia natural de la provincia de Cochabamba y circumbecinas con sus producciones analizadas y descritas, y Memoria sobre los ríos navegables que fluyen del río Marañón (1799).

Por esa época, descubrió el irupé denominándolo Victoria regia.

Hacia 1807, marchó a Buenos Aires, donde actuó en el ejército durante las invasiones inglesas, como instructor de las milicias y especialista en la fabricación de pólvora mediante la purificación de los salitres.

Luego de la reconquista de la ciudad, ejerció el periodismo, escribiendo numerosos artículos en El Telégrafo Mercantil, y fue designado Profesor de Historia Natural de las Provincias Unidas del Río de la Plata, aunque no duró mucho en el cargo, ya que el virrey Cisneros pronto decretó su expulsión de la ciudad. Haenke solicitó una prórroga para su partida, que le fue acordada. Mientras tanto, sucedió la Revolución y con la caída de Cisneros quedó sin efecto el decreto de expulsión.

Entonces, decidió marchar nuevamente a Cochabamba, donde en 1817 un accidente doméstico le provocó la muerte.

La obra de Haenke fue rescatada por Amado Bompland, su sucesor en el cargo de Profesor de Historia Natural, y, muchos años después, promovida por Paul Groussac, su redescubridor.

Tadeo Haënke nació en Kreibitz/Chřibská (Bohemia del norte) el 5 de octubre de 1761, e hizo sus estudios en el Seminario de Praga y en la Universidad de Viena.

Alistando el gobierno español, en 1788, la expedición científica que, a órdenes del Capitán de Navío don Alejandro Malaspina, debía venir a América y Oceanía, solicitó Carlos IV de la Universidad de Viena que le proporcionase un naturalista cuya competencia estuviera ya cimentada. Haënke fue el designado por la sabia corporación, y contratado con el sueldo de ciento cincuenta pesos al mes.

Haënke llegó a Cádiz a los pocos días de zarpada la expedición de Malaspina, y sin pérdida de tiempo se embarcó en una nave mercante con rumbo a Montevideo. Un naufragio, en el que nuestro viajero corrió grave peligro, motivó el que llegase a Montevideo como los carabineros de la opereta (trop tard). Las corbetas iban navegando para las costas patagónicas y chilenas. Haënke emprendió el viaje por tierra, y fue en abril de 1790 cuando, en Santiago, se juntó con Malaspina y sus compañeros de exploración.

Uno de los biógrafos, a quien seguimos en este extracto, y que es el más minucioso y abundante en noticias, cree que fue ésta la única vez en que Haënke estuvo en Chile.

Para contrariar nosotros esta afirmación, nos fundamos en las primeras líneas con que Haënke da comienzo a su Descripción del Reino de Chile, manuscrito que, st afirma, va a imprimirse en Santiago. Dice allí Haënke que no pudiendo continuar la navegación que, por el Cabo de Hornos, iban a emprender las corbetas Atrevida y Descubierta, a causa de haberse desarrollado el escorbuto en la marinería, tuvo que desembarcarse en el Callao con la salud muy quebrantada. Los médicos de Lima le recomendaron para convalecencia el clima de Chile, y obtenido permiso del Virrey, se embarcó el 16 de octubre de 1793 en la fragata mercante el Águila. Haënke desembarcó en el puerto de Concepción (Talcahuano) en enero de 1794, según se lee en el estudio de Kramer.

Malaspina, con los entendidos expedicionarios de la comisión científica, después de corta escala en Coquimbo, Copiapó y Arica, llegó al Callao el 21 de mayo de 1790; y el 30 de diciembre del mismo año continuó su itinerario, tocando en Guayaquil y Panamá hacia la costa de México, islas Marianas, Macao, Filipinas y Australia, desde donde hicieron las naves rumbo al Callao, en el que fondearon el 23 de julio de 1793.

Después de su excursión por Chile en 1794, a fines de ese año, dio Haënke principio a sus exploraciones por las ríos Beni y Mamoré fijando, desde 1795, su residencia en Cochabamba, donde adquirió o formó una valiosa hacienda bautizada con el nombre de Santa Cruz de Elicona.

Haënke legó a su patria sus colecciones de plantas, cuya descripción y dibujo forman la obra titulada Reliquiæ Hankeanæ, publicada en 1830 por la dirección del museo de Praga. Don Antonio Raimondi, insigne y sabio naturalista que se consagró al servicio del Perú durante más de cuarenta años, dice:

Con fecha 25 de enero de 1810 el virrey de Buenos Aires transcribió al Intendente de Cochabamba una real orden que, a la letra, dice:

El Gobernador Intendente de Cochabamba don José González de Prada, contestó al Virrey Cisneros apoyando la representación que le presentó Haënke, representación que íntegra copiamos de los Anales de la Biblioteca de Buenos Aires, por contener noticias autobiográficas que revisten positiva importancia.

La abreviatura Haenke se emplea para indicar a Thaddeus Peregrinus Haenke como autoridad en la descripción y taxonomía en zoología.



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