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Taqiyya



En la tradición islámica, la taqiyya (التقية), llamada kitman (كتمان) en el ámbito chií, es el acto de disimular las creencias religiosas propias cuando uno teme por su vida, por las vidas de sus familiares o por la preservación de la fe. Se usa más a menudo en tiempos de persecución o peligro.

Los grupos minoritarios dentro del islam, como los chiíes o los jariyíes, han tenido que recurrir a menudo a la taqiyya o el kitman como modo de preservar su integridad frente a la presión del sunismo mayoritario. Por esta razón, a menudo se piensa que la taqiyya es un fenómeno específicamente chií, pero lo cierto es que en la tradición suní también existe, aunque es un concepto más sujeto a controversia. Según los principios del teólogo suní al-Ghazali, mentir para protegerse a uno mismo o a otros es permisible bajo ciertas circunstancias. Sin embargo, otros suníes defienden que es un acto de hipocresía y una falta de fe y confianza en Dios. La taqiyya o kitman no está recogida específicamente en el Corán, pero se basa en un versículo que libera de la ira divina al musulmán que reniega de su fe bajo coacción:

Los drusos, una creencia religiosa surgida de una rama herética del ismailismo (y que suelen autodenominarse musulmanes, aunque la mayoría de los musulmanes no los consideran como tales), practican una permanente taqiyya, cumpliendo puntualmente con los preceptos religiosos mayoritarios del lugar en el que residan. Fingen ser cristianos o musulmanes, tanto para librarse de las persecuciones de que fueron objeto en otro tiempo como porque los dogmas y prácticas reales de la fe drusa son secretos, y no deben mostrarse nunca ante extraños.

Otro tanto suele suceder con los yazidíes kurdos, que suelen fingir adhesión a las prácticas suníes del resto de los kurdos.

La taqiyya no tiene correlato en el cristianismo, pero sí en la Halajá o ley judía, que permite la violación de todas las leyes en caso de persecución, salvo las relativas a la idolatría, el incesto y el asesinato. En estos casos se espera que uno dé su propia vida antes que cometer esas violaciones de la ley. No existe una prohibición real contra el hecho de fingir abrazar otra religión, a menos que esto suponga una violación de las leyes anteriores. Maimónides justificó este comportamiento entre los judíos yemenitas en su Iggereth Teiman ("Epístola a Yemen").

Los moriscos españoles son un caso conocido de taqiyya suní. Ante la obligatoriedad de su conversión al cristianismo y el hostigamiento al que fueron sometidos a lo largo de todo el siglo XVI para obligarles a mostrar su fe católica con prácticas como comulgar, comer cerdo, beber alcohol, no circuncidar a sus hijos, los moriscos solicitaron en varias ocasiones dictámenes o fetuas de conocidos alfaquíes norteafricanos acerca de la legalidad y los límites de su taqiyya.



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