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Teatro Coliseo España



El edificio Coliseo de Sevilla, también conocido como teatro Coliseo España, se levanta en el número 38 de la Avenida de la Constitución, en su esquina con la calle Adolfo Rodríguez Jurado.

El edificio fue proyectado en origen como cinematógrafo en el año 1924 por los hermanos José y Aurelio Gómez Millán, sobre el solar de antiguo convento de Santo Tomás. Inicialmente se llamó Cine Reina Mercedes, pero unos meses antes de la Exposición Iberoamericana de 1929 ya era Teatro Reina Victoria, tras su reducción de aforo y ampliación del escenario, inaugurándose el día 3 de diciembre de 1931 como “Coliseo España”.

De claro estilo regionalista, se trata de uno de los mejores edificios dentro de esta tendencia, y se enmarca en el conjunto de operaciones urbanas que a partir de 1911 se realizan en la ciudad con motivo de la citada Exposición.

Sobre un solar de planta casi rectangular, presenta tres de sus fachadas libres, pues sólo queda adosado por uno de sus lados menores, el más próximo a la cercana Puerta de Jerez, en un tramo de la Avenida producido por el ensanche conocido como de Santo Tomás, debido al antiguo convento que allí existía.

De rotunda volumetría, el edificio desarrollaba su programa funcional en cuatro plantas, una de ellas de sótano, con sus principales accesos a través de las dos fachadas principales, bajo dos grandes balcones miradores que se abren en ellas.

De las tres fachadas de este edificio, las dos principales (a la Avenida de la Constitución y a la calle Adolfo Rodríguez Jurado) se trataron con exquisito gusto, combinando el ladrillo tallado visto, trabajado de forma monumental, con los paños de cerámica vidriada tratados a modo de grandes tapices, o los elementos de hierro forjado, la madera e incluso el mármol. Son muy notables las dos torres miradores de las esquinas de la fachada menor, con ricos artesonados y remates de hierro; el uso de las pilastras en la ordenación de sus tramos, el tratamiento de las marquesinas, y en general los elementos y motivos decorativos utilizados en todo el conjunto.

Respecto a la decoración interior, sus vestíbulos, uno en cada una de las dos fachadas principales, contenían pinturas murales con motivos “costumbristas” que hacían alusión al mundo del teatro, destacando además en el edificio los apliques de bronce dorado y la gran lámpara central de bronce y cristal, con 180 puntos de luz, 6 m. de alto y 4 m. de diámetro.

El edificio fue sustancialmente adaptado para el Banco de Vizcaya entre los años 1975 y 1979 por los arquitectos José María Chapa y Galindo y Fernando Gómez Estern. Para ello se vació completamente su interior, dejando sólo las fachadas, que en la actualidad conservan su estado original.

Bien de Interés Cultural, el edificio del Coliseo está catalogado como monumento, y así figura publicado en el BOE con fecha de 1971.




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