El test o la prueba de la rana era una prueba de embarazo que se usó intensivamente hasta los años 1960, cuando se desarrollaron los métodos inmunológicos, pero que continúa usándose en zonas rurales de muchos países latinoamericanos por su simplicidad y bajo costo. Consiste en inyectar a una rana o sapo hembra, bajo la piel, la orina de la paciente. La orina de una mujer embarazada contiene la hormona GCH que estimula la ovulación del animal. Si la rana desovaba en 24 horas, el test se consideraba positivo. El animal sobrevivía y podía ser utilizado para otro test, aunque con demoras de unos 40 días.
Este test se desarrolló en Sudáfrica en los años 1930 por los investigadores Lancelot Hogben, Zwarenstein y Shapiro. Para los experimentos se utilizó la especie de sapo Xenopus laevis, que luego se exportó a todo el mundo, lo que lo ha convertido en una plaga que amenaza la fauna local en algunos países en donde logró escapar a los ambientes naturales.
Un método que lleva el mismo nombre, pero basado en un fenómeno biológico diferente que requiere machos en vez de hembras, fue desarrollado por Galli Mainini en Argentina (1947), con el sapo Rhinella arenarum. La inyección en el saco linfático dorsal del sapo provoca la eyaculación del animal dentro de las tres horas siguientes. Este método fue luego extendido a otras especies por investigadores como Ramírez Olivilla, Benach y Martell en Cuba (1948), con la rana toro; Wiltberger y Miller en EE. UU. (1948), con la rana pipiens.
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