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Tibor (recipiente)



Un tibor es un recipiente en forma de vaso alto, tinaja o jarro, grande y de función ornamental. Se presenta policromado y decorado, hecho en porcelana o incluso loza fina, y suele disponer de una tapa con asa pezonada (de mamelón, botón o pitón).[1][2]​ El modelo chino, que se puso de moda en Europa desde el siglo xviii, ha tenido cierto desarrollo en la cerámica mexicana desde el xix.[3]

Covarrubias, en su Diccionario de Autoridades, lo describe como «vaso grande de barro de China, regularmente en forma de una tinaja mediana, aunque los hay de varias hechuras».[4]​ Tres siglos después, Corominas anota una definición más detallada y documentada:

El historiador de arte especializado en cerámica, Abraham Rubio, lo define como «forma cerrada de tamaño variable, a veces con tapa», y añade como detalles descriptivos que el vaso, en esencia cilíndrico, suele tener cuerpo abalaustrado, ovoidal como las tinajas, o con «estrangulamiento central» (como el pintado por Degas), que suelen recordar la tipología formal de tarros de farmacia y/o albarelos.[5]

Como objeto de lujo puesto de moda en los salones europeos y en especial en los franceses, se importaron desde Indochina ejemplares que luego eran adaptados y convertidos en relojes.

Diversas colecciones y museos guardan y exponen valiosos ejemplos de la variada tipología de estos recipientes.[6][7]​ Así por ejemplo, en España, pueden citarse los ejemplares conservados en el Palacio Real de Madrid,[8]​ el Museo Cerralbo, el Museo de América, el museo segoviano de los Zuloaga,[9]​ el Museo Nacional de Artes Decorativas o el Museo de Cerámica de Barcelona —entre otros muchos. En América, citar por ejemplo los ejemplares de talavera poblana de la colección Nelson A. Rockefeller.[10]​ También son importantes los ejemplos de loza de Tonalá conservados en algunas instituciones italianas como el Quirinal en Roma, el Palazzo Ginori, los Uffizi o el Pitti en Florencia o el palacio Real de Turín.[6]

Además del mencionado sinónimo de la «bacinica», en algunos países hispanoamericanos, también se ha denominado tibor a un modelo de orinal o «chamber pot», ocasionalemente de aspecto lujoso.[11]

El diseño y la línea del tibor no parece tener un origen oriental exclusivo, como lo demuestra el juego de urnas de ajuares iberos halladas en el yacimiento arqueológico de la necrópolis de Baza (Granada) en España, datadas en el siglo IV a. C. y conservadas en el M.A.N., de Madrid.[12]

El tibor ‘chino’ —en su variada gama de formas abalaustradas—,[13]​ es uno de los objetos lujosos de cerámica que puede identificarse en bodegones centroeuropeos de los siglos xviii y xix.[14][15]​ La pasión por el arte del Lejano Oriente que sustituyó en Europa —y de manera especial en Francia— al “turismo romántico”,[16]​ quedaría ya reflejada en Edouard Manet y muy diversos ejemplos de la obra de los impresionistas y su posterior evolución, con un mercado internacional desarrollado en el marco incomparable del París más esnob, mecenas del japonismo y las «chinoiseries».[17]

De entre la variada muestra y en lo que a objetos de cerámica se refiere, puede citarse, por menos conocido quizá, el jarrón o tibor sin tapa y con «estrangulamiento central», que adorna la obra titulada La taza de té (o Mujer en el tocador), pastel de la serie de interiores que Edgar Degas dedicó a la «toilette» o arreglo femenino, conservado en la galería Tate de Londres, y en cuya ficha aparece identificado o nombrado como «vase».[18]

Francisco Gregorio de Salas le dedica una cuarteta en su Colección de los epigramas, y otras poesías críticas, satíricas y jocosas, decribiendo la casa de un rico indiano.[19]

charoles, cocos y barros,
rosarios de filigrana,

También lo glosa Rubén Darío en un fragmento de Azul..., describiendo un modelo claramente chinesco:[20]

Siguiendo a Rubén el Valle-Inclán más modernista dejó en su temprano Femeninas, dibujado con precisión otro modelo:[21]

Por su parte Galdós le da a la vasija uso de tiesto o maceta en este pasaje de su novela Misericordia:[22]

Miguel Ramos Carrión en un soneto cantable para la zarzuela Agua, azucarillos y aguardiente, rompe una lanza por el casticismo madrileño definiendo así el “tibor hispano”:[23]

el granadino Tibor de porcelana,
el vaso etrusco, el ánfora romana,



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