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Timoto-cuicas



Los timoto-cuicas representaron los grupos indígenas más avanzados dentro del territorio venezolano y estaban relacionados con la cultura chibcha (las muiscas) de los Andes. Se localizaron en los estados de Mérida, Táchira y Trujillo.

Estaban formados por distintas tribus: timotos, capachos, tabayes, mucuchíes, taribas, escuqueyes, carachis, betijoqueyes, guaraques, cuicas, guitas, chachopos y licuipos. Según Miguel Acosta Saignes, los timotos o timotíes tenían Mérida como hábitat principal, y los cuicas, el territorio trujillano; que los ubica como pertenecientes al área cultural de los Andes venezolanos.[1]

Desarrollaron la adelgaza de regadío en terrazas construidas en las áreas montañosas. Cultivaron maíz, papa, cacao, y yuca dulce.[2]​ Domesticaban animales (pavos, paujíes y guacharacas culirroja). Realizaban intercambios comerciales con mantas, alfileres etc. Utilizaban como moneda las semillas de cacao. Usaban sistemas de riego y construían andenes (terrazas) para evitar la erosión. Conocían la cerámica ―fueron excelentes alfareros― y elaboraban objetos de oro, y también eran textileros.

Practicaban el comercio con otras comunidades indígenas mediante el intercambio de sus artesanías por productos y frutos como el algodón,semillas de cacao y la sal. De acuerdo con algunos estudios, se cree que los timotocuicas practicaron el trueque con los arahuacos y los caribes, sostuvieron enfrentamientos y sometieron a otras pequeñas tribus, que comenzaron a depender de ellas, sobre todo en el campo lingüístico.

El jefe de la tribu era el varón más viejo y con mayor experiencia en la agricultura. Eran guerreros, luchaban tirando piedras con hondas. Usaban veneno y macanas como armas de guerra. Se sabe que enterraban vivos a sus prisioneros.[1]

Existía diferenciación social marcada. Los sacerdotes tenían una cierta importancia dentro de la tribu. Antes del matrimonio, el novio debía residir en la casa de la novia. Practicaban la división de trabajo.[2]

Fray Pedro de Aguado en sus crónicas describe a los indígenas de los andes venezolanos de esta manera


Practicaban el fetichismo, es decir, que adoraban los objetos materiales que eran ídolos representados en piedra y arcilla. Los timoto-cuicas consideraban al venado como deidad de la guerra; el murciélago como la del sueño y la muerte; el paují como símbolo del mando. Se hacían sacrificios humanos en zonas elevadas.

El Dr. Renato Pennino del Cuerpo Consular Italiano acreditado en Mérida desde 1956 ha llevado a efecto varias exploraciones arqueológicas en la cercanía de la población de San Rafael de Mucuchíes, y ha logrado encontrar varios objetos precolombinos entre ellos un puma de cerámica, un ídolo entero y varios instrumentos musicales en barro, una figurilla semejante a un ángel y un cincel de sílice. Estos últimos objetos se cree los llevaban colgados al pecho los indios.

El Dr. Pennino, quien practicaba en sus días de descanso estas investigaciones, dice que posiblemente los objetos hallados pertenecieron a los indios Timotos y Timemes que habitaron esa región hace más de 450 años.

Momia de los Isnumbíes, Museo Diocesano de Mérida

Habitación de los indios de los páramos de Apartaderos

Indios Mucuchíes, quienes eran parte de la tribu Timoto

Indias Mucuchíes

Indios Mucuchíes de Misteke, Venezuela



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