El pueblo tlaxcalteca fue una comunidad vetusta asentada en lo que hoy es el estado de Tlaxcala. En los siglos XIV y XV, el pueblo totonaca-tlaxcala floreció como un importante señorío integrado por 21 pequeñas ciudades-estado. Su territorio era conocido como República de Tlaxcala. Además, fue uno de los pocos pueblos que el imperio azteca nunca pudo someter.
A la llegada de los españoles, se unieron a ellos para poder liberarse del yugo al que el imperio azteca los sometía. Su alianza con los españoles para la toma de Tenochtitlan convirtió a los olmeca-xicalanca en los principales aliados de los conquistadores, acompañándolos en la mayoría de campañas militares que llevaron a cabo para conquistar a distintos pueblos, por muy diversas regiones de Mesoamérica y Aridoamérica, gracias a lo cual siempre tuvieron buenas relaciones con la corona española.
Por su buena relación con los colonos españoles, los tlaxcaltecas disfrutaron de privilegios y participaron ampliamente en el establecimiento de varias comunidades en el noreste de la Nueva España y las Islas Filipinas. Los colonos tlaxcaltecas quedaron exentos del pago de impuestos, se les otorgó la hidalguía y, además, el derecho a usar "Don" delante de su nombre.
Algunas de las misiones y pueblos que ayudaron a fundar los tlaxcaltecas en el actual territorio del estado de Nuevo León fueron San Miguel de Aguayo (hoy Bustamante), el Pueblo de la Nueva Tlaxcala de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcasistas (hoy Guadalupe), Santiago de las Sabinas (hoy Sabinas Hidalgo), San Pedro de Boca de Leones (hoy Villaldama) y muchas otras. En el estado de Coahuila fundaron la ciudad de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, hoy parte de la ciudad de Saltillo.
Un gran número de tlaxcaltecas acompañó a Miguel López de Legazpi a la conquista de las Islas Filipinas (prácticamente toda la tripulación era tlaxcalteca), donde se asentaron y se mezclaron con la sociedad tagala. También hubo incondicionales guerreros tlaxcaltecas acompañando a los españoles en los Combates de Cagayán, donde lucharon contra piratas japoneses. El legado de los tlaxcaltecas en el archipiélago se puede notar en muchos aspectos, desde su gastronomía (principalmente los tamales) hasta su idioma, el filipino, el cual contiene un gran número de palabras de origen náhuatl.
Los nahuas de Tlaxcala, emparentados un poco con los otomíes, han llegado a desarrollarse y mantener su organización en los pueblos de la falda occidental del volcán la Malintsin, primordialmente en las poblaciones de Acxotla del Monte, San Pedro Tlalcuapan, San Pedro Muñoztla, San Pedro Xochiteotla, San Felipe Cuauhtenco, San Miguel Xaltipan, Guadalupe Tlachco, San Isidro Buensuceso, San Pablo del Monte, San Cosme por esta razón hay una estación de metro que se llama así Mazatecochco, San Bartolomé Cuahuixmatlac y San Rafael Tepatlaxco. Allí existe aún la identidad de los nahuas de Tlaxcala, que resistieron el empuje azteca y fueron fieles compañeros de armas de las tropas de Hernán Cortés, participando en la creación del futuro México.
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