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Todos somos necesarios



Todos somos necesarios (estrenada en Italia bajo el título de Ritorno alla vita)[1]​ es una coproducción hispano-italiana de drama estrenada en 1956, dirigida por José Antonio Nieves Conde y protagonizada en los papeles principales por Alberto Closas, Folco Lulli y Ferdinand Anton.[2]

La película fue estrenada en la inauguración del Festival de Cine de San Sebastián de 1956,[3]​ consiguiendo los premios a la mejor película española, mejor director, guion y actor (Alberto Closas).[4]

Asimismo la película fue galardonada por el Sindicato Nacional del Espectáculo en el apartado de mejor director.[5]

Tres hombres, cumplidas sus condenas, abandonan la prisión rumbo a sus nuevas vidas en libertad. Estos hombres son: Julián: un médico inhabilitado por su responsabilidad en el fallecimiento de un paciente; Nicolás: un funcionario que cometió una estafa para poder casarse con su novia e Iniesta: un ratero habitual. Su estancia en prisión y sus preocupaciones han creado en ellos un sentimiento de rencor para con la sociedad. Se dirigen a la estación de ferrocarril más próxima para regresar a sus hogares y allí experimentan una sensación amarga a causa de los recelos y prejuicios que provocan en el resto del pasaje. Durante el viaje de regreso, tendrán ocasión de mediar en un conflicto humano: el tren queda detenido a causa de una tempestad de nieve y el médico, privado del derecho a ejercer su profesión, se ve obligado a realizar una operación de urgencia con los materiales disponibles a un niño enfermo de difteria, hijo de unos padres ricos. Finalmente Julián salva la vida al niño mientras que el ladrón pierde la suya al ir a pie al pueblo más cercano en busca de ayuda.[6]



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