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Tomás Hiepes



Tomás Yepes o Hiepes (fallecido en Valencia, 1674) fue un pintor barroco español, especializado en la pintura de bodegones y floreros, de la que será el mejor exponente en Valencia, donde este género se introdujo con cierto retraso. De Yepes se conserva un número relativamente abundante de pinturas firmadas entre 1642 y 1674, latinizando frecuentemente su apellido, Hiepes, a partir de las obras fechadas después de 1650.

Pocos datos se conocen de su vida. Alfonso E. Pérez Sánchez supone que se trate del mismo «Tomás Yepes, pintor» que aparece inscrito en 1616 en el Colegio de Pintores de Valencia. En 1630 se le encuentra mencionado en diversos documentos notariales, ya casado y establecido en Valencia y en tratos comerciales con Medina del Campo. Por esas fechas una hermana del pintor, Vicenta, propietaria de una confitería, entabló un pleito contra él reclamándole el pago de unas deudas, que Yepes declaraba haber satisfecho con la entrega de algunas pinturas de género religioso. En 1632 el notario Vicente Corts le compró unos cuadros de frutas por el precio de ocho libras valencianas, pero la siguiente noticia documental relativa a la obra del artista (1638), vuelve a hacer referencia a pinturas de devoción junto con cuatro paisajes. De 1642 data el primer óleo firmado. En 1655 Marco Antonio Ortí, en el libro que dedicó a las fiestas por el segundo centenario de la canonización de san Vicente Ferrer, mencionaba a Yepes como el autor de las pinturas que se dispusieron en el claustro de Santo Domingo, en el que «había muchos quadros, donde estaban pintados muchos géneros de frutas, todos hijos del pincel de de la mano de Yepes que es el pintor que, en razón de este linaje de imitación de frutas ha sabido adquirir muy singular opinión y crédito».

Sus primeras obras emparentan con la producción de Van der Hamen, un tanto arcaicas para esas fechas, con la rigurosa simetría de sus composiciones, la iluminación tenebrista y la insistencia en remarcar la calidad de los objetos subrayando sus contornos y aplicando veladuras. Se trata de composiciones sencillas, con un número limitado de objetos: flores y unas pocas frutas en cuencos de porcelana, pero también dulces y postres a la manera de Van der Hamen, situados sobre una repisa cubierta con mantel blanco con borde de encajes.

No abandonando este modo de hacer, en obras posteriores introduce una mayor variedad de motivos: las cerámicas de Manises en macetas de flores, rigurosamente frontales, alternan con los más sofisticados jarrones de porcelana de Delft, así en los dos floreros fechados en 1664 de colección Masaveu sobre ricos tapetes rameados. Y con ellos, modestos cestos de mimbre y elegantes escritorios de ébano que sirven de apoyo a pinturas historiadas en las que imita grabados flamencos, piezas de caza y pescado o diversos cacharros de cocina, en los que se pone de manifiesto un modo de vida pulcro y ordenado. En ocasiones (Bodegón de higos en un paisaje, Museo Nacional del Prado), el bodegón se abre a un paisaje al que puede incorporarse algún animal vivo (Rincón de jardín con perrito, Museo Nacional del Prado) y, más raramente, la figura humana, llenando con ella el espacio (Cazador bebiendo, Museo de Bellas Artes de Valencia).

El más completo conjunto de obras de Yepes se encuentra en el Museo del Prado, que disponía ya de siete bodegones, entre ellos Bodegón de uvas, fechado en 1649, Bodegón de cocina, 1658, y Rincón de jardín con perrito, a los que se han agregado en 2006 por dación de impuestos otros siete procedentes de la colección Naseiro, entre los que se encuentran los dos de fecha más temprana conocida, 1642: Frutero de Deft y dos floreros y Dos fruteros sobre una mesa. Con ellos, un Bodegón de aves y liebre, otro de dulces a la manera de Van der Hamen, un Paisaje con una vid y dos floreros de 1643, que permiten apreciar la versatilidad del pintor dentro del género.

Otras obras destacadas se conservan en el Museo de Bellas Artes de Valencia: Bodegón con frutero de cerámica,Cazador bebiendo en un arroyo y Cazador dormido en un paisaje, estas dos últimas raras piezas en las que hace acto de presencia la figura humana. La Fondation Raus pour le Tiers-Monde (Zúrich) dispone de dos escenas de corral: Pavo, perdiz y paloma en una terraza y Gallo, gallina y polluelos. Y aún son abundantes los bodegones y floreros en colecciones privadas.

También se le atribuyen un par pinturas del género vanitas, en colección privada, de notable simplicidad, en las que, junto a la calavera y el reloj de arena, destacan las flores resueltas con todo género de pormenores. De la pintura religiosa, de la que existe información documental, únicamente ha llegado a nuestros días una Virgen de los desamparados firmada en 1644 (Monasterio de las Descalzas Reales, Madrid) que es en rigor un bodegón o trampantojo de la venerada imagen en su altar, entre dos candelabros y totalmente recubierta de joyas, relicarios, rosarios y miniaturas pintadas, en cuya descripción el pintor ha puesto todos sus conocimientos de bodegonista.



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