El totemismo es el conjunto de creencias y manifestaciones espirituales y sociales vinculada a un tótem.
El totemismo es un concepto antropológico que designa una relación con la naturaleza, un complejo sistema de ideas, símbolos o prácticas entre un individuo o un grupo social y un animal o incluso un objeto inanimado.
Comprende las relaciones idealmente postuladas entre dos series, una de ellas natural y la otra, cultural. Encontramos al totemismo en América y Oceanía, y al parecer es una creencia inherente al hombre primitivo más que una difusión global transmitida entre culturas y etnias. El tótem es un ser animado o inanimado del cual un grupo de personas dice y cree descender.
El totemismo no es considerado por todos como fenómeno religioso. No se trata en realidad de una religión, se expresa entre otras características, en la adoración a los animales.
El concepto de totemismo se dio a conocer por el escocés McLennan en Londres en 1870 con la fórmula de que el totemismo es el fetichismo más la exogamia y la filiación matrilineal (matrilinaje).
El totemismo se manifestaba en varias formas y tipos de diferentes contextos, sobre todo entre pueblos que mezclaban la economía (cultivos y caza) y, especialmente, entre las comunidades de cazadores, como en Australia; también está presente en tribus que crían ganado.
El totemismo, de ningún modo puede catalogarse como una fase general del desarrollo cultural del clan, pero sin duda ha ejercido un efecto psicológico en el comportamiento de ciertos grupos étnicos, en su socialización y en la formación de la personalidad humana.
El término deriva de la palabra ototeman, del lenguaje algonkina de Ojibwa (en el área norte de los Grandes Lagos en América del Norte oriental): él los origina; originalmente significa: él es de mi parentela. La raíz gramatical, "ote", significa una relación de sangre entre los hermanos que tienen la misma madre y que no pueden casarse entre ellos.
Entre algunas tribus indígenas y naciones nativas de Norteamérica las cualidades de los animales reflejan o reflejaban fuerzas sobrenaturales y atribuciones espirituales. Entre algunos de los animales reconocidos está el oso, el halcón, el pez, el bisonte o búfalo, y el tejón. Estos eran animales de gran importancia.
Existen distintas teorías sobre su origen. Los antropólogos materialistas sugieren que el totemismo nació como una manera de proteger de la extinción a los animales y las plantas; así, cada tribu se encargó de proteger a un animal tótem acordando por ejemplo que sólo ellos lo cazarían; o también al contrario, protegían al animal totémico estableciendo un tabú que prohibía la ingesta por parte de la tribu del animal o vegetal en cuestión. En la práctica el totemismo se llevaba a cabo asignando el nombre del animal al nombre de la tribu; así, los antropólogos encontraban en sus viajes por ejemplo, al clan de los castores, o al clan de los abedules, entre muchos otros tótem de animales y plantas, que a veces, graciosamente eran adjetivados para formar combinaciones del tipo "bisonte risueño". Otros antropólogos menos entusiastas afirmaron que el totemismo nació sencillamente como una necesidad lingüística de designar a sus vecinos, y no hallaron mejor manera de designarlos que usando las palabras que tenían a mano y que mejor caracterizaban a aquellos. Si sus vecinos eran especialistas en recolectar miel, los llamaban el clan de la miel, o más precisamente, los "mieles".
Antropólogos más espirituales, basándose en los increíbles testimonios orales recogidos en sus investigaciones, escribieron que el hombre primitivo tenía una relación muy especial con los animales, que mediante prácticas rituales o ingesta de enteógenos, nuestro ancestro recordaba o experimentaba la vida de un animal o planta, que el mismo había sido. Y que por lo tanto ingerir la carne de su animal totémico era equivalente a comer a un ser de su misma especie, práctica tabú o prohibida en muchas regiones.
El totemismo es entonces un poco de todo esto, varía según las regiones y puede tener orígenes distintos; lo que debe interesarnos es la especial relación del hombre primitivo con los animales y las plantas. Existe todavía, en nuestro siglo, el prejuicio de asociar al hombre primitivo con un hombre simple y sin pensamientos, casi un mono. Pero leyendo el testimonio de varios grandes antropólogos, Claude Lévi-Strauss es uno de ellos, nos damos cuenta de la sublime inteligencia y cultura de estos hombres singulares, museo viviente de nuestro pasado.
Los brujos o chamanes de cada tribu eran los encargados de determinar mediante visiones, el animal o planta tótem de cada recién nacido. Esto ocurría cuando existía un totemismo individual y no grupal. El tótem en cuestión, supuestamente protegía al individuo o al clan, así como el clan o el individuo protegían al tótem. Otras veces el totemismo se traducía en una igualdad de virtudes entre el hombre y su animal o planta tótem, de tal manera que por ejemplo, el hombre águila tenía las mismas virtudes que el águila.
Una vez difundida la práctica de asignaciones totémicas, el totemismo se convirtió en muchos lugares (norte de Australia, Norteamérica...) en una intrincada red de relaciones sociales entre los clanes, donde mujeres serpientes eran dadas en matrimonio a hombres águila, y sólo a ellos, por citar un ejemplo. Cuando un cierto número de personas en el seno de un clan era sobrepasado, se creaba un nuevo clan, y también un nuevo tótem. De tal modo, estas preciosas relaciones sociales entre los clanes se sellaban, en Norteamérica, con el tallado de un tronco que representaba el pasado de un clan, con todos sus antecesores totémicos.
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