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Tratado de Versalles de 1919



El Tratado de Versalles fue un tratado de paz que se firmó en dicha ciudad al final de la Primera Guerra Mundial por más de cincuenta países.[1]​ Este tratado terminó oficialmente con el estado de guerra entre la Alemania del segundo Reich y los Aliados de la Primera Guerra Mundial. Fue firmado el 28 de junio de 1919 en la Galería de los Espejos del palacio de Versalles, exactamente cinco años después del atentado de Sarajevo en el que fue asesinado el archiduque Francisco Fernando, (en alemán: Franz Ferdinand) la principal causa de la Primera Guerra Mundial. A pesar de que el armisticio fue firmado meses antes (11 de noviembre de 1918) para poner fin a las hostilidades en el campo de batalla, se necesitaron seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de París para concluir el tratado de paz. El Tratado de Versalles entró en vigor el 10 de enero de 1920.

De las muchas disposiciones del tratado, una de las más importantes y controvertidas estipulaba que las Potencias Centrales (Alemania y sus aliados) aceptasen toda la responsabilidad moral y material de haber causado la guerra y, bajo los términos de los artículos 231-248,[2]​ deberían desarmarse, realizar importantes concesiones territoriales a los vencedores y pagar exorbitantes indemnizaciones económicas a los Estados victoriosos. El Tratado de Versalles fue socavado tempranamente por acontecimientos posteriores a partir de 1922 y fue ampliamente violado en Alemania en los años treinta con la llegada al poder de Adolf Hitler.

Alemania liquidó el pago de las reparaciones de guerra en 1983, pero todavía quedaba pendiente el abono de los intereses generados desde la aprobación del tratado, que ascendían a 125 millones de euros (cambio de 2010). Dichos intereses no podían ser abonados hasta que Alemania estuviese reunificada, dándosele para ello 20 años a partir de ese momento. Por aquellos días se creía que nunca iban a ser abonados, pero tras procederse a la reunificación del país se fijó el 3 de octubre de 1990 como fecha de inicio de esos 20 años. Finalmente, Alemania liquidó totalmente las reparaciones de guerra el 3 de octubre de 2010.[3][4]

Al finalizar la Primera Guerra Mundial y declararse el armisticio, los aliados (Tercera República Francesa, el Reino Unido y los Estados Unidos, así como representantes de sus aliados durante la guerra) se reunieron en la Conferencia de Paz de París para acordar los términos de la paz con Alemania, el desaparecido Imperio austrohúngaro (entonces ya dividido en la Primera República de Austria, el Reino de Hungría y la Primera República Checoslovaca, así como pérdidas territoriales a favor del Reino de Rumanía, el Reino de Italia y los nuevos Estados de la Segunda República Polaca y el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos), el Imperio otomano (ya en plena partición) y el Reino de Bulgaria. Los aliados redactaron y firmaron tratados por cada una de las potencias vencidas; el Tratado de Versalles fue el que se le impuso al Imperio alemán.

Como recuerda J.M. Keynes,[5]​ Alemania "no se rindió de forma incondicional sino en los términos acordados en relación con el carácter general de la Paz", y en concreto que "Alemania compensará todo el daño causado a la población civil de los Aliados y a su propiedad por la agresión de Alemania por tierra, por mar , y desde el aire".

Las discusiones de los términos de la paz empezaron el 18 de enero de 1919, y fue presentado ante Alemania en mayo siguiente como única alternativa; su rechazo habría implicado la reanudación de las hostilidades. El día después de la aceptación del Tratado, el 23 de junio de 1919, fue día de luto en Alemania, considerado como la primera gran derrota del parlamentarismo y el «pecado original» de la recién formada República de Weimar.

Tanto la delegación alemana como el Gobierno alemán consideraron el Tratado de Versalles como un dictado (Diktat) impuesto a la fuerza sin un mecanismo de consulta o participación. De hecho, el conde Ulrich von Brockdorff-Rantzau, quien dirigió la delegación alemana, vio imposibilidad de negociación en la conferencia. Particularmente molesto fue el precepto, incorporado en el Tratado, de la culpa y responsabilidad de Alemania en la iniciación de la guerra. Esto se convirtió en un elemento de tensión en la política interna en Alemania entre la derecha y los grupos nacionalistas —que rechazaban de plano todo el Tratado, siendo partidarios de su revocación— y el centro liberal y los socialdemócratas —que trataban de suavizar las cláusulas más perjudiciales contra Alemania y otros países— para evitar una muy posible guerra de nuevo.[6]

El tratado estableció la creación de la Sociedad de Naciones, por iniciativa del presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson. La Sociedad de Naciones pretendía arbitrar en las disputas internacionales y evitar futuras guerras; sin embargo, se vetó el ingreso a Alemania.

El primer ministro francés Georges Clemenceau fue el más vehemente en cuanto a las represalias contra Alemania, dado las enormes pérdidas humanas y materiales producidas en suelo francés, donde por la invasión alemana había transcurrido gran parte de la guerra.

Otros requerimientos exigían a Alemania la pérdida de la soberanía sobre sus colonias y otros territorios. Dichas condiciones, impuestas a Alemania, fueron utilizadas por el nazismo para alcanzar el poder y como pretexto para su política expansionista posterior.

Resumen de la estructura del Tratado de Versalles:[7]

A causa del tratado, Alemania redujo considerablemente su territorio europeo de 540 766 km² (1910) antes de la guerra, a 468 787 km² (1925) después de la guerra. Además, fue obligada a ceder todo su imperio colonial, que fue repartido entre las naciones vencedoras (principalmente entre el Reino Unido y Francia).

El Tratado de Versalles estableció principios universales y esenciales de los trabajadores, en su artículo 427; los cuales son:

El Tratado de Versalles fue objeto de múltiples críticas. Las frustraciones y los desequilibrios que hizo nacer, tuvieron un papel importante en las décadas que siguieron. Adolf Hitler se opuso, desde que comenzó su ascensión política, al Tratado de Versalles, que hizo pesar todas las consecuencias de la guerra en los hombros de Alemania. En efecto, según el artículo 231, Alemania es considerada como la responsable de la guerra. El economista británico John Maynard Keynes, que participó en las negociaciones, lo consideró una «paz cartaginesa».[24]

El Senado de los Estados Unidos no quiso firmar el tratado e impidió así la entrada de los Estados Unidos a la Sociedad de Naciones, lo que desde un principio redujo el poder de esta organización.

También se suscribieron otros tratados (identificados por nombres de suburbios de París) elaborados y acordados en la Conferencia de Paz de París entre los aliados y las derrotadas potencias centrales:



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