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Tu país está feliz



Tu país está feliz fue mucho más que una obra teatral y por supuesto mucho más que un disco y unas canciones. Por una serie de hechos y circunstancias que se conjugaron en un momento determinado en la elitista Caracas cultural de comienzos de la década de los setenta del siglo XX, este poemario convertido en espectáculo teatral por Carlos Giménez terminó transformándose en su primer gran éxito y en una especie de prodigio generacional contestatario que dio paso a un fenómeno social en Venezuela, del que todavía hoy se sigue hablando y escribiendo. Su estreno el 28 de febrero de 1971, día que Carlos considera como creación del Grupo Rajatabla, dividió en dos la historia del teatro venezolano, entre otras cosas.

En apenas dos días, 12 de los 14 poemas del escritor y poeta brasileño Antonio Miranda fueron transformados en canciones por Xulio Formoso, después le agregaron 2 más para completar algunas escenas. Las ventas de este disco para los parámetros de la época y aún para los actuales fueron pasmosas. Uno de cada tres espectadores que asistió a la representación compró el álbum. Y fueron muchos miles los que acudieron durante los tres años que se mantuvo en cartelera diaria, además de las giras por medio mundo en las que el propio Rajatabla llevaba las cajas de los discos y ellos mismos los vendían para su financiación. Fue sin duda una de esas obras que trascienden a sus creadores y un ejemplo concreto de que una acción cultural determinada es a veces mayor que sus artífices.

Musicalmente hablando, las influencias y sonoridades del folk song y particularmente de Bob Dylan, siempre residente en el Xulio Formoso de la época, se hicieron presentes aquí pero mixturadas y aderezadas en un sonido de sello propio con la fuerza y vigor de un auto de fe y un poder de convicción casi apostólico.

Las 14 canciones fueron grabadas de una sola vez y en un solo día en los ya para la época, vetustos estudios de Radio Continente en un grabador de cinta de cuatro pistas.

Varias de estas piezas fueron versionadas posteriormente por otros artistas y se transformaron en himnos emblemáticos de la década: “Cuando me vaya a la luna”, “Voy a cerrar por inventario” y “Tu país está feliz”, por ejemplo.

Lado A


Lado B



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