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Tubo de cámara



El tubo de cámara es uno de los múltiples elementos que constituye una cámara de video. Convierte la luz en valores de tensión (energía eléctrica). Para su correcta transformación, se suelen emplear de 1 a 3 tubos.[1]

Los tubos de cámara han evolucionado enormemente, desde sus inicios en 1934, con la invención del iconoscopio, hasta las actuales cámaras con sensores CCD (Charge Couppled Devices), en las cuales ya no es necesaria su utilización.

Se diferencian dos clases de tubos: los fotoemisores y los fotoconductores.

Cuando la luz incide en la pantalla sensible de los primeros, estos generan una tensión eléctrica; mientras que los segundos, varían su resistencia eléctrica, en base a la intensidad luminosa recibida.

Dado que, actualmente todo el contenido de televisión es en color, los tubos fotoemisores, como el Orticón), han quedado obsoletos. Los pocos tubos que aún se emplean, se fundamentan en el efecto fotoconductor. Algunos ejemplos son el Vidicón (primer tubo comercializado de base fotoconductora), el Plumbicón, el Ledicón y el Saticón.

El funcionamiento de un tubo fotoconductor, en concreto el del Plumbicón (uno de los más sencillos y de dimensiones inferiores a las del Orticón, acto que posibilitó su utilización en cámaras de vídeo de tres tubos), se basa en el target o mosaico fotosensible, formado por una fina lámina transparente de dióxido de estaño, conocida como placa de señal, sobre la que incide la luz procedente de la imagen captada por el objetivo. También concentra la señal eléctrica resultante del proceso de exploración, y en ella se recoge el material semiconductor que compone el mosaico.

Una vez los rayos luminosos inciden en el target, traspasando la placa señal, se generan una corriente de electrones del interior al exterior de este, proporcional a la cantidad de luz entrante. Los de la cara externa, son negativos, mientras que los del interior, son de carga positiva.

Posteriormente, un haz de electrones negativos, equivalente al número de electrones positivos, barre la cara interna neutralizando el target.

Como resultado, los electrones del exterior circulan a través de la placa señal y son recolectados por una resistencia de carga. De esta manera, se obtiene una corriente eléctrica, proporcional a la luminosidad de la escena incidente en el mosaico.

Se estima que, la capa fotoconductora está formada por una elevada cantidad de elementos resistivos, superior a los 400.000.

Los rasgos técnicos básicos son:

Las cámaras de tres tubos son las más utilizadas en el ámbito profesional, debido a que destinan un tubo, para el análisis de cada color primario; consiguiendo la luminancia por el método de restar una parte a la señal de salida de cada tubo.

Los equipos de un solo tubo emplean unas retículas coloreadas, ubicadas en la trayectoria del rayo luminoso entrante en la escena. Combinando bandas cianes y amarillas, logran las señales equivalentes a los colores RGB y a la señal de luminancia.

A causa de las características de los tubos, estos han sido frecuentemente empleados en las cámaras ENG. Actualmente, debido a las numerosas ventajas de los sensores CCD, frente a los tubos, estos se han ido substituyendo poco a poco.[3]



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