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Un cadáver a los postres



Murder by Death (titulada Un cadáver a los postres en España y Crimen por muerte en Hispanoamérica)[1]​ es una película coral de comedia y misterio, dirigida por Robert Moore, estrenada en 1976. En su reparto figuran los actores Elsa Lanchester, Peter Sellers, James Coco, James Cromwell, Peter Falk, David Niven, Estelle Winwood, Maggie Smith, Alec Guinness y el escritor Truman Capote (que obtuvo una nominación al Globo de Oro como mejor actor debutante). El guion está escrito por el dramaturgo y autor teatral Neil Simon.[2]

El argumento parodia las novelas y películas en las que un grupo de personas se reúne en una mansión aislada para pasar un fin de semana (como, por ejemplo, Diez negritos de Agatha Christie). El reparto interpreta un amalgama de detectives de ficción muy conocidos en la literatura inglesa y norteamericana como Hércules Poirot, Miss Marple, Charlie Chan, Sam Spade o Nick y Nora Charles, cambiando ligeramente su identidad (por ejemplo el personaje interpretado por Peter Sellers, un trasunto de Charlie Chan, en la película se llama Sidney Wang).[3]

La película se presentó en el Festival de Cine de Venecia del año 1976. Aunque su carrera comercial no fue totalmente exitosa, siendo la octava película con mayor recaudación de su temporada en Estados Unidos,[4]​ con los años se ha convertido en una película de culto.

Un grupo de cinco renombrados detectives, cada uno acompañado por una persona de confianza, recibe una invitación para "una cena con asesinato" a cargo de un misterioso anfitrión llamado Lionel Twain (Truman Capote). Para atender a los invitados en la apartada mansión donde los ha citado, el excéntrico millonario cuenta con un mayordomo ciego llamado Jameseñor Bensonseñora (Alec Guinness) y una cocinera sordomuda, contratada para la ocasión, llamada Yetta (Nancy Walker).

Los invitados, con diversas dificultades de desplazamiento, van llegando poco a poco a la mansión y son acomodados por el mayordomo en habitaciones infectas. Citados por el anfitrión a la cena vestidos de etiqueta, poco a poco los detectives bajan a tomar un aperitivo y aprovechan para los reencuentros (ya que algunos ya se conocen) y para las presentarciones ante el resto de los invitados. Sidney Wang (Peter Sellers) va acompañado por su hijo adoptivo japonés Willie (Richard Narita). Dick (David Niven) y Dora Charleston (Maggie Smith) se han traído a su mascota Miron. Milo Perrier (James Coco) va a pasar el fin de semana acompañado por su chofer y secretario Marcel Cassette (James Cromwell). El rudo detective privado Sam Diamond (Peter Falk) ha invitado a su secretaria y amante la señorita Tess Skeffington (Eileen Brennan). Finalmente completa la nómina de invitados la Señorita Jessica Marbles (Elsa Lanchester) que acompaña a su enfermera la Señorita Withers (Estelle Winwood).

Ya en la cena los invitados se percatan que el anfitrión no les va a acompañar ("prefiere comer fuera" según el mayordomo). Después de una accidentada cena repleta de incidentes, como la caída de espadas sobre los invitados o el envenenamiento del vino para el brindis, en la que no llegan a probar bocado, se presenta ante ellos Lionel Twain revelando sus verdaderas intenciones: clausura puertas y ventanas hasta la mañana siguiente, para que nadie pueda entrar ni salir, y anuncia a los presentes que a medianoche se cometerá un asesinato y alguien aparecerá con doce cuchilladas en la espalda. Quien resuelva el enigma ganará 1.000.000 de dólares "y los derechos de novela y película". Revelado el propósito de la velada el anfitrión desaparece.

Ante la sorpresa de esta revelación los detectives y sus acompañantes deciden permanecer en el comedor ya que si están todos juntos habrá testigos del crimen. Pero, con la sensación de que algo está moviendo los hilos en la sombra, los detectives descubren que el mayordomo ha sido asesinado, que la cocinera es un maniquí o que la casa tiene habitaciones ocultas gestionadas electrónicamente. Ello los obliga a salir en varias ocasiones del comedor, en pareja, en grupos o individualmente. A medianoche todos invitados, que han logrado permanecer juntos a esa hora, descubren que el hombre acuchillado es el anfitrión, Lionel Twain, y pasan el resto de la velada investigando quién ha cometido los asesinatos. En sus pesquisas cada uno de los detectives presenta sus hipótesis para resolver el asesinato de Twain y descubren que todos tienen algún motivo para desear su muerte: aunque fue adoptado por el, al descubrir que era oriental, lo repudió (caso de Sidney Wang), le hacía chantaje por su homosexualidad inconfesa (Sam Diamond), le había prestado mucho dinero (Nick Charleston), la había dejado plantada en el altar (Jessica Marbles) o había asesinado en una cacería a su pekinesa (Milo Perrier).

Al final de la noche, y dado que no llegan a una conclusión sobre quién ha asesinado al anfitrión, cada pareja decide retirarse a dormir a su habitación, cerrándose con cerrojo porque no confían los unos en los otros. Entonces son víctimas de un intento de asesinato de diversas formas: con gas venenoso, escorpiones, serpientes o una bomba. En la siguiente escena observamos como el mayordomo, Jamesseñor Bensonseñora, ni era ciego, ni había sido asesinado, y va tachando de una lista uno por uno los nombres de los invitados a medida que las trampas se activan. Sin embargo cada pareja, milagrosamente, se salva y no cae en la trampa, revelando una "solución verdadera" del crimen y reclamando el millón de dólares.

Pero nadie acierta porque, bajo la máscara del mayordomo, se encuentra el auténtico Lionel Twain. Twain revela que ha planeado este fin de semana en la mansión como venganza contra los detectives porque son unos farsantes: no son grandes detectives, en sus investigaciones se reservan pistas e información y en sus novelas introducen personajes en sus novelas en el último minuto para evitar que los lectores descubran por sí mismos quiénes son los asesinos de los enigmas que proponen. Por tanto, al no solucionar el caso, cada uno de los detectives es invitado a marcharse de la mansión y, lógicamente, ninguno consigue el millón de dólares de premio.

Después de que los invitados se hayan marchado en sus coches, Twain se quita una máscara. Sólo los espectadores sabemos que la verdad es que la cocinera Yetta, fumando y carcajeándose histéricamente, ha sido la organizadora de la velada.

Los personajes principales de Un cadáver a los postres son parodias de famosos detectives de ficción.[5]

El dramaturgo Neil Simon, conocido autor teatral norteamericano, pretendió con Un cadáver a los postres escribir una obra que se burlase de las convenciones de las novelas de detectives y misterio. Para ello ideó una trama en la que cinco detectives se reunían en un caserón aislado, envuelto en una densa bruma, con la intención de resolver un asesinato. Se inspiró en Sam Spade, Hércules Poirot, Nick y Nora Charles, Miss Marple, Charlie Chan y, probablemente, en la novela de Agatha Christie Diez negritos. En total aparecen trece actores y actrices en todo el film, uno de los cuales (la cocinera) no pronuncia ninguna palabra aunque gracias a sus gestos y expresiones es uno de los personajes más carismáticos de la misma.[6]

Con ese planteamiento Simon y el realizador Robert Moore procedieron a reproducir las situaciones características del género, dándoles la vuelta y mirando de frente el sustrato de unos personajes caracterizados por su vida frívola, sus adulterios convenientemente ocultos, una homosexualidad encubierta bajo la fachada de tipo duro, la soledad y el deseo sexual sin parangón bajo la apariencia de respetables señoras o la tacañería.

Contando con cierta holgura de medios Anne Roth se encargó del vestuario y Dave Grusin de la banda sonora. La decoración de la mayoría de las habitaciones de los invitados está inspirada en sus respectivos países de origen (aunque monsieur Perrier es belga y no francés).

Aunque Un cadáver a los postres es una película de Columbia Pictures se rodó en los estudios de Warner Bros de Burbank(California). Con una duración de 94 minutos, la película está rodada en 35 mm.

En una versión de la película emitida en televisión, no en la que se estrenó en cine o se puede conseguir en DVD, existe una última escena después de que los invitados se hayan marchado. En ella aparece el detective Sherlock Holmes (interpretado por Keith McConnell) y el Doctor Watson (Richard Peel) quienes aparecen en ese momento porque se habían perdido y no conseguían llegar a la mansión. En un primer momento de la escritura del guion de Neil Simon se especuló con la posibilidad de que Holmes y Watson resolvieran el enigma. La cuestión acabó dirimiéndose en un breve cameo que, finalmente, fue eliminado.[7]

Su estreno en salas de cine de Estados Unidos tuvo lugar el 23 de junio de 1976. Su difusión abarcó países como Polonia y Hungría, Japón, Italia (participando también en el Festival de Venecia) y España.[8]

Existen varios guiños satíricos y paródicos, comenzando con los títulos de crédito. Realizados con caricaturas de los personajes, al igual que el póster de la película, son obra de Charles Addams, creador de La familia Addams. En ellos se especifican que las estrellas que lo interpretan se muestran "In diabolical order" ("En orden diabólico").[9]

Está considerada un título de culto, en el que todo su elenco se prestó al tono paródico que merecía la ocasión.[10]​ En Internet Movie Database se le asigna una puntuación de 7,4 sobre 10, basándose en 25.979 valoraciones.[11]​ La web Rotten Tomatoes la valora con un 65% de frescura entre sus críticos y una aceptación positiva del 83% de sus visitantes.[12]​ En FilmAffinity España se le otorga una puntuación de 7,2 sobre 10, basándose en 10.833 votos.[13]​ Entre sus aspectos destacados más positivos se encuentran el humor, el absurdo y la parodia presente en toda la trama, valorándose especialmente las actuaciones de Peter Sellers, Alec Guinness y David Niven. Como aspectos menos valorados se encuentran la realización, lo que da más peso al reparto, el marcado aire teatral, y la resolución del enigma que suele calificarse como confuso.



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