El vérnix caseoso es un material grasoso de textura parecida a la del queso que reviste la piel del recién nacido humano. Consiste en una mezcla de secreciones grasas procedentes de las glándulas sebáceas fetales y de células epidérmicas muertas.
Está comprobado que el vérnix caseoso protege la delicada piel del feto de las rozaduras, del agrietamiento y de la enduración y puede que tenga propiedades antibacterianas y bactericidas. El cuerpo de un feto de veinte semanas está por lo general completamente cubierto por una vellosidad muy fina llamada lanugo; éste puede ayudar a que el vérnix se fije a la piel. Sin el vérnix caseoso, la piel del bebé se vería extremadamente arrugada por la constante exposición a la composición acuosa del líquido amniótico.
A menudo se usa al vérnix caseoso como evidencia que apoye a la hipótesis del simio acuático. No existe otro mamífero terrestre que produzca neonatos cubiertos de vérnix, en contraste de lo común que resulta entre mamíferos acuáticos, como la foca común.
Al contrario de lo que se pudiera creer esta sustancia resulta útil, por lo que se suele mantener este vérnix en la piel del neonato en los primeros días de vida, antes el personal de salud se esmeraba en bañarlos para retirar por completo este sebo, ahora se mantiene el mayor tiempo posible.
El vérnix caseoso es secretado por glándulas sebáceas alrededor de la semana 18 de gestación, presumiblemente para proteger la piel del bebé de la deshidratación en el útero. La cantidad de producción del vérnix disminuye hacia el final del embarazo.
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