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Valdepiélagos



Vista de la localidad.

Valdepiélagos es un municipio español de la Comunidad de Madrid. Posee una superficie de 17,59 km² con una población de más de 600 habitantes y una densidad de 25,07 hab/km². El 3 de mayo de 1801 adquirió el título de Villa.

La etimología de Valdepiélagos no es completamente precisa, pero los etimólogos e historiadores han arrojado dos versiones acerca del nombre de esta localidad:

La Villa de Valdepiélagos se sitúa en el flanco noreste de la Comunidad Autónoma de Madrid, lindando al este y al norte con la provincia de Guadalajara y al suroeste con el municipio de Talamanca de Jarama. En cuanto a las comunicaciones, dos carreteras comarcales atraviesan el municipio: la M-120 proveniente en un sentido de Mesones y de Talamanca de Jarama en el otro, y la M-125, proveniente de El Cubillo. Si se quiere acceder a Valdepiélagos se pueden tomar la A-1 con dirección Burgos y salir por la salida 50 para tomar la Nacional N-320 dirección Guadalajara, o se puede tomar esta última carretera si se viene desde la citada provincia castellano-manchega.

Cuenta con dos líneas de autobús, una de ellas conectando con Madrid capital. Ambas están operadas por la empresa ALSA y son:

Línea 197: Madrid (Plaza de Castilla)-Torrelaguna/Uceda

Línea 197E: Torrelaguna-Valdepiélagos-Talamanca

La ubicación de Valdepiélagos a 744 metros de altura media sobre el nivel del mar y su localización en el medio de la península provocan un duro clima continental que genera veranos calurosos con temperaturas medias de 24°C y máximas que sobrepasan los 35°C, e inviernos crudos con 5°C de media, en los que el frío no falta aunque la nieve no suela abundar. En cuanto a la primavera y el otoño, las temperaturas son más suaves y suelen constituir, junto al invierno, las épocas de precipitaciones, cuya media ronda anualmente los 530 litros por metro cuadrado.

La vegetación de Valdepiélagos es diversa pero muy característica de la zona continental e interior del país:

La economía de Valdepiélagos se fundamenta en los siguientes pilares:

Para entender la historia de Valdepiélagos hay que remontarse hasta los oscuros y difusos tiempos de los siglos X y XI, concretamente hasta 1085, momento en el que el reino de Toledo es arrebatado al poder islámico por Castilla, hecho que carecería de especial de relevancia si no se hubieran encontrado, como únicos restos arqueológicos hasta la fecha y a tenor de la afirmación que mantiene el historiador Quintano Ripollés, unas monedas con inscripciones coránicas en el término del municipio en cuestión durante alguna esporádica prospección. En cualquier caso, unas monedas no bastan para poder determinar que el pueblo de Valdepiélagos se fundara o existiera como tal por aquel entonces (como sí se puede afirmar con la vecina población de Talamanca de Jarama mediante numerosas pruebas históricas que apuntan directamente a su fundación mora), pero sí son suficientes para corroborar la existencia de asentamientos musulmanes, de mayor o menor envergadura y duración, que se establecieron en este paraje durante las décadas próximas al fin del primer milenio, y que con su presencia suponen los primeros moradores del lugar de los que se tiene una constancia tangible.

No obstante, el nombre de Valdepiélagos, como tal, no será registrado en un documento oficial hasta el 15 de marzo de 1335, concretamente en un privilegio otorgado por Alfonso XI de León a Gonzalo Ruiz de la Vega, su vasallo, como recompensa por los servicios que le había prestado al rey y en el que le hacía merced de:

[...] los dineros que su majestad había y debía haber en todos los lugares de Valdepiélagos y de todas otras cosas que le pertenecían haber en dichos lugares para que fueran del dicho Gonzalo Ruiz y de los que vinieran por su juro de heredad[...]

En el Archivo Histórico Nacional se halla otro privilegio de Juan II, dado en Valladolid el 22 de julio de 1420, que es confirmado por el anterior y que vincula a Valdepiélagos con los Lasso de la Vega (Doña Leonor de la Vega, hija de Garcilaso de la Vega y sobrina de Gonzalo Ruiz de la Vega) Por el citado año 1335, la aldea de Valdepiélagos tenía como Señor al Arzobispo de Toledo, ya que era un señorío jurisdiccional eclesiástico adscrito a la Comunidad y Tierra de Talamanca, de la que era aldea. Esta situación permaneció así hasta el siglo XVI, cuando Felipe II solicitó al Papa Gregorio XIII una bula para sacar algunos territorios de los señoríos eclesiásticos con el propósito de obtener fondos; en 1574 el señorío de Talamanca pasa a manos del Marqués de Muñón, que se convertirá desde ese momento en Señor de Valdepiélagos, sustentando este título tan solo durante diez años, pues en 1585 decide venderlo. García de Alvarado lo adquiere y durante casi un siglo permanece en esta familia, hasta que finalmente en 1969 sus descendientes, Villamar y Aguilar, venderán a su vez esta jurisdicción a doña Teresa Sarmiento de la Cerda y Mendoza, Duquesa de Béjar, donde quedó hasta que a principios del siglo XIX fueron definitivamente abolidos los señoríos en España. No obstante y a pesar de ser aldea y contar con población propia, Valdepiélagos aún dependía del señor jurisdiccional y del correspondiente consejo de la Villa de Talamanca. A medida que fueron transcurriendo los siglos y la Villa vecina de Talamanca fue perdiendo poderío, las aldeas que bajo su pertenencia se hallaban fueron escapando de su jurisdicción y comprando el estatus de “Villa”. Como reflejan las Relaciones Topográficas mandadas hacer por Felipe II hacia 1590, Valdepiélagos era posesión de Talamanca junto con otras dos aldeas:

[...] La dicha villa de Talamanca tiene tres aldeas que son Zarzuela, Valdepiélagos y Alalpardo, que todas tienen como 250 vecinos, y la una está dos leguas de Talamanca, que es Alalpardo, y otro tanto Zarzuela, y Valdepiélagos media legua. [...]

Tuvieron que pasar muchos años hasta que le llegara a Valdepiélagos su oportunidad de liberarse de “los costosos e insufribles gastos y gravámenes que le ocasionaba la villa de Talamanca, por tener ésta jurisdicción ordinaria”. Apoyada en todo momento por su dueña, la duquesa de Béjar, la cual tenía potestad de nombrar a los alcaldes mayores y ordinarios, la aldea finalmente vio cumplido su deseo el 3 de mayo de 1801, cuando el rey Carlos IV le entregó el tan ansiado título de Villa y le libró del yugo de Talamanca, como se puede leer en la cédula que ese mismo día salió de Aranjuez:

[...] El rey (y en su nombre) don Juan Ignacio de Arizaleta, oficial de mi secretaría de Gracia y Justicia de mi Consejo de la Cámara y del Estado de Castilla. Sabed, que por despacho del día de la fecha de esta mi cédula he hecho merced al lugar de Valdepiélagos de eximirle y sacarle de la jurisdicción de la villa de Talamanca, intendencia de Guadalajara, haciéndola villa de por sí y sobre sí, con jurisdicción civil y criminal alta y baja mero mixto imperio en primera instancia en la forma ordinaria. [...]

El siguiente día 8 de mayo se produciría la inhibición y el deslinde del término, el día 13 se le daría posesión del villazgo y el 17 se efectuarían los padrones para el reparto de las contribuciones. Como signos externos que simbolizaban la posesión de la jurisdicción propia, la estrenada Villa de Valdepiélagos se apresuró a colocar la horca, para ajusticiar a los plebeyos; la picota para exhibir las cabeza de éstos ajusticiados; y el cuchillo, que aportaba la significación del derecho que poseía la villa para gobernar, castigar y hacer cumplir las leyes. Estos símbolos fueron fijados en el Cerro de la Dehesa, mirando al mediodía, confrontados con la iglesia parroquial. El motivo de ponerlos allí, a la entrada de la población, radicaba en que era el lugar idóneo para que todo el mundo los contemplara y sirviera de ejemplo (la picota) y de advertencia (la horca y el cuchillo) a propios y extraños. Con la instauración de las Cortes de Cádiz, en 1812, el municipio quedará incorporado al territorio nacional al ser abolidos los señoríos por dicha cámara, pasando desde este momento a pertenecer a la provincia de Guadalajara. Con la reestructuración provincial llevada a cabo por Javier de Burgos, en 1833 Valdepiélagos entrará a formar parte de la provincia de Madrid, manteniéndose así hasta nuestros días.[1][2]

En Valdepiélagos existe una Casa de Niños pública y un colegio unitario también público.

En 1996, como resultado de las preocupaciones de un grupo de personas por minimizar el impacto negativo que la vivienda ejerce sobre el Medio Ambiente, nace La Ecoaldea, un proyecto pionero cuya filosofía reside en la creación de una treintena de casas verdaderamente ecológicas, casas que se supongan un ciclo ecológico en el cual todo se recicla y nada se pierde.



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