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Valmojado



Extensión del municipio en la provincia

Valmojado es un municipio español de la provincia de Toledo, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Linda con los términos municipales de Villamanta en la Comunidad de Madrid y Casarrubios del Monte y Méntrida. Cuenta con una población de 4126 habitantes (INE 2017).

Unos recudimientos de alcabalas ordenados desde Toledo por Pedro Sarmiento indican el 13 de diciembre de 1449 como fecha en la que se cita por primera vez en documentos el topónimo Valmojado.

Diversas han sido las teorías planteadas sobre esta denominación. Una de las pioneras, Val mojado (Valle Mojado), fue de Jiménez de Gregorio en su Diccionario de los pueblos de la provincia de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII (1962-1986 III: 124). La justificaba por la situación del antiguo caserío «al pie de un valle rico en agua, por los arroyos que discurren en su lecho y por las fuentes que brotan en él, unido a la cañada ganadera que pasa por sus inmediaciones».

Aunque Val - mojado parece no presentar ninguna complicación, algunos expertos en etimología sostienen que mojado no es un adjetivo que suela acompañar al sustantivo valle, ya que no conlleva una especificación concreta -casi todos los valles recogen agua, es decir, son o están mojados-, frente al contrapunto -más abundante en toponimia- que pueden constituir Valseco o Valsequillo.

Otra hipótesis es la que asocia el nombre Valmojado con la corrupción castellana de Valle Majada o Val Majada. Las majadas eran lugares donde se albergaban los pastores y donde se recogían los ganados a su paso por la vía pecuaria. Los rebaños se solían encerrar en espacios cercados mientras el pastor pasaba la noche en una choza próxima. Allí se guardaba el hato -comestibles, ropas, medicamentos u otros enseres necesarios para atender al rebaño-.

En su término municipal se han hallado yacimientos y restos de diversas épocas. Los materiales más antiguos y dispersos proceden del Paleolítico Inferior, época en la que los homínidos crearon los primeros utensilios. Varios fragmentos de catillus de granito, pertenecientes a la Segunda Edad del Hierro, han sido también encontrados en los entornos del arroyo de Buzarabajo o Vallehermoso. Actualmente están en el Museo Arqueológico Provincial de Toledo. La población actual se localizaría, según las fuentes latinas, próxima a la frontera entre Carpetanos y Vettones.

Durante la Antigüedad esta zona se localizaba en los entornos de importantes vías romanas que conducían desde Mérida a Zaragoza. Asimismo, la Cañada Real Segoviana, que transcurre por la población, se considera una vía relevante de comunicación debido al descubrimiento de restos de infraestructura caminera, así como varias referencias arqueológicas, epigráficas y toponímicas. No lejos existen varios yacimientos romanos, como Santa María de Batres (actual Parque Arqueológico de Carranque), Villamanta, Arroyomolinos o Berciana (Méntrida).

De tiempos visigodos parecen ser los fondos de cabaña y silos hallados en ambos márgenes del arroyo de Vallehermoso. Han sido asociados con numerosos asentamientos rurales que han aflorado en el extremo norte de La Sagra toledana. Se trata de núcleos campesinos, sin estructuras defensivas, cerca de arroyos o de lugares con disponibilidad de agua.

En la dominación árabe el territorio donde actualmente se asienta la población se encuadraba dentro del alfoz o territorio de Calatalifa, antiguo castillo (ruinas hoy en término de Villaviciosa de Odón) edificado en 940, según las crónicas, por orden del califa Abd al-Rahmán III. Se ha considerado esta clase de fortalezas como eje de un territorio subordinado en el que se inscribían varios tipos de poblamientos, como las alquerías.

Tras la Reconquista de Toledo (1085) y después de un periodo de inestabilidad, el rey Alfonso VII concedió, en 1136, Calatalifa al obispo de Segovia para repoblarla. La merced confirmaba al obispo y a sus sucesores esta ciudad «con todos los términos antiguos y rentas íntegras que se sepa haber tenido y dominado en la época de los moros» o en la de Alfonso VI. Los términos llegaban hasta Santa María de Batres (Carranque) y seguían el camino que iba y dividía los términos entre Olmos (El Viso de San Juan) y Madrid. En 1161, ante la incapacidad de la iglesia segoviana en repoblar estos territorios, el rey Alfonso VIII hizo un trueque con el obispo don Guillelmo, donándole la cuarta parte de las rentas de la ciudad a cambio de Calatalifa, sin Batres. La ciudad y fortaleza pasaría entonces al concejo de Segovia.

Las primeras noticias escritas sobre el antecedente del municipio datan del 8 de marzo de 1207. El rey Alfonso VIII confirmaba la concesión, junto con Azután (Borge Azultan), de una aldea que llamaban el Villar de Cinco Fuentes (el Villar de Quinque Fontes) al Monasterio de San Clemente de Toledo. El caserío se citaba situado en el lecho materno del arroyo de Buzarabajo, actual arroyo Vallehermoso, entre Casarrubios del Monte, la alquería de Aznar Gómez y las aldeas de Dominico Ferro y Pozuelos. El privilegio hacía mención de otra donación anterior, por la cual un rey imperatoris (Alfonso VII) había otorgado el Villar de Cinco Fuentes a dos personajes, quizá repobladores, llamados Pedro Moro y Balduíno. Algunos expertos en etimología sostienen que las palabras villar o casar podrían hacer referencia a ruinas o despoblado ruinoso en época de Reconquista y repoblación cristiana, no descartándose la posibilidad de un antecedente poblado en época anterior.

A través de un privilegio del rey Alfonso VIII, fechado el 12 de diciembre de 1208, se sabe que el lugar dejaría de pertenecer a las abadesas de San Clemente para formar parte de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. Dicho privilegio, que establecía parte de los límites jurisdiccionales de uno de los sexmos de la ciudad segoviana (el sexmo de Casarrubios), hace mención de un Portillejo (Portelleio). Es probable que esta fuese la primera alusión escrita al Passo y Puerto de Ganados de Valmojado que estuvo situado en la Cañada Real Segoviana.

Sobre este mismo tema Jean Pierre Molénat afirmaba «(…) que Valmojado fue fundado en los últimos años del siglo XV, y que el silencio de casi tres siglos en relación a la aldea conocida en 1204 como El Villar de Quinque Fontes, permite considerar a Valmojado como una nueva población en el siglo XVI (…)». En las Relaciones Topográficas de Felipe II en 1576 respecto a la pregunta sobre la fundación de nuestra población se declaraba que «(…) la población se llama Valmojado y que siempre se ha llamado así (…) haber más de setenta años que se fundó (…)», dato que nos trasladaría a finales del siglo XV. Pascual Madoz refiere que «Valmojado es villa moderna, habiendo sido antes aldea de Casarrubios».

Con base en estos datos documentados, toda mención anterior a esta época lo será del territorio o en todo caso de otra historia ajena al pasado del municipio, pero nunca será una referencia válida para Valmojado, ya sea como arrabal, aldea o Villa.

Segovia cogía en Valmojado, desde tiempo inmemorial, una especie de peajes llamados caucera y retorno de los ganados. Varios testimonios de comienzos del siglo XVI dicen que el «derecho de caucera» era la toma de una o dos cabezas por cada millar de ovejas ajenas a la tierra de la ciudad y que pasaran hacia las Extremaduras. La recaudación del peaje era «por el alcázar de Segovia». De igual forma, cuando ganados foráneos volvían de cañada por Valmojado, Segovia les cobraba 12 maravedíes por el derecho de retorno.

En el siglo XIV (1312-1350) fueron citados Los Portiellos (Los Portillos) en el Libro de la Montería de Alfonso XI, en el capítulo correspondiente a los montes y tierras de Madrid y de Alhamín; concretamente en una de las vocerías de Val de Peñuelas (Valdepiñuelas), donde se destacaba la idoneidad para la caza del puerco (jabalí) durante el invierno:

Aproximadamente un siglo después (1436) se hizo mención de Los Portillos de Casarrubios en la descripción de las dimensiones del término limítrofe de Alhamín; el motivo había sido un trueque realizado entre don Álvaro de Luna y la mitra arzobispal de Toledo.

El 13 de diciembre de 1449, Pedro Sarmiento, alcaide de las alzadas de Toledo, hace mención, por primera vez en documentos, del topónimo Valmojado en unos "recudimientos de alcabalas" por la venta de unos ganados en la Ciudad Imperial, junto con Casarrubios, la Aljama de los Judíos y Villamanta.

En 1456, el administrador de la villa de Casarrubios en nombre de la reina Juana de Aragón y Navarra, Juan de Cogollos, inició un programa repoblador que invadía la jurisdicción de Segovia: se nombraron concejos, se ampliaron dehesas, se acotaron otras nuevas y se reglamentó la repoblación de la zona. Se trata de la primera noticia que existe sobre justicias en Valmojado (1456-1464).

Enrique IV, en marzo de 1467, ordenó en carta de merced, hacer donación a su hermana, Isabel de Castilla, de la villa de Casarrubios del Monte, con sus tierras, jurisdicción y derechos. La futura reina reclamaría 140 000 maravedíes de la recaudación anual del Paso y Puerto de Valmojado.

En octubre de ese mismo año, Fadrique Enríquez consiguió que el príncipe don Alfonso -hermanastro del rey Enrique y falso rey proclamado por parte de los nobles castellanos en la guerra civil- avalase la previa cesión de Casarrubios al almirante por parte de Isabel; algo no permitido por el rey legítimo. Enríquez aprovechó los tiempos convulsos e introdujo una mojonera en el privilegio que asignaba términos a Casarrubios y ocupaba también los de los lugares circundantes. Casarrubios ya tenía límites declarados puesto que, hasta la fecha, su jurisdicción se limitaba a las goteras o casas de la población. Todos los términos habían sido y eran de Segovia.

Segovia nunca aceptó la usurpación de su tierra contenida en el privilegio dado a Fadrique por el falso rey, que moriría nueve meses después de concederlo. En cambio, sería Gonzalo Chacón, mayordomo mayor y privado de Isabel, quien acabaría por imponerla en 1468, aunque no en su totalidad. Chacón, que ya había administrado el señorío en nombre de la reina, consiguió Casarrubios a través de la merced de Enrique IV el 24 de noviembre. En ese mismo año, el rabino mayor de Castilla, alguacil mayor de la Aljama de Segovia y arrendador del Puerto de Valmojado, Abraham Seneor, pedía protección regia a causa de «inseguridades» en el paso de ganado.

En 1472, y tras un breve tiempo en manos del Conde de Fuensalida, el señorío volvió a manos de Chacón. Hacia 1484 dicho comendador fundaría un mayorazgo con las villas de Casarrubios y Arroyomolinos; y, entre otros lugares, con Villamanta, Valmojado y El Álamo. Chacón y sus sucesores continuaron con la política repobladora y la consolidación de los diferentes concejos del señorío. Segovia, que había abierto un pleito largo y costoso contra Casarrubios y los Chacón, nada pudo hacer por la recuperación de la zona sur de su sexmo de Casarrubios.

El concejo de Valmojado quedaría ligado a los sucesivos Señores/Condes de Casarrubios hasta la caída del Antiguo Régimen. El 7 de enero de 1734 el rey Felipe V concedió el Privilegio de Villazgo al municipio. La cédula de exención había solicitado a petición de sus justicias pedáneas ante el Consejo de Hacienda, librando a la villa exenta de los «atropellos» y «malos tratamientos» que, según declaraciones de los vecinos, venían recibiendo por parte de los alcaldes de la cabeza de la jurisdicción. En esa misma fecha dio comienzo el pleito sobre términos con Casarrubios y su condado, que duraría un cuarto de siglo, dando término en 1759 y siendo confirmados, por tercera vez, la Real Cédula de Exención y el Privilegio de Villazgo. Aun así, las descripciones del Cardenal Lorenzana (1786) aluden a que el municipio trataba de sacudirse el yugo feudal, teniendo pleito pendiente con el conde de Casarrubios, el cual seguía nombrando alcaldes para su concejo.

En 1833, la división provincial creada por Javier de Burgos apartó a Valmojado de la antigua provincia de Madrid y la incluyó en la de Toledo, junto con Casarrubios y Las Ventas de Retamosa. Villamanta y El Álamo, antiguos lugares del señorío, quedaron dentro de Madrid.[2]

     Población de derecho (1842-1991, excepto 1857 y 1860 que es población de hecho) o población residente (2001-2011) según los Censos de Población desde 1842.      Población según el padrón municipal de 2020 del INE.

Esta fiesta es la más antigua que perdura en la localidad. Sus orígenes ligan la tradición mesteña del «passo é puerto» de ganados de Valmojado con los antiguos cargos de la extinta cofradía del Santísimo Sacramento (s. XVI). Los mayordomos son dos chicos y dos chicas jóvenes, vecinos de Valmojado. Durante todo el año recaudan, puerta a puerta, dinero y bienes -trigo hasta hace no muchos años-. Dicha recaudación la emplean en celebrar, en la Semana Santa, los actos religiosos y lúdico-festivos que tienen su culminación en el lunes de Pascua (lunes siguiente al Domingo de Gloria), llamado Día del Cordero. En esa jornada lavan y engalanan una oveja y un cordero, los pasean por el pueblo y terminan en la Plaza de la villa con una fiesta en la que hay baile popular. Justo al término de la Fiesta de la Mayordomía, eligen a los cuatro chicos que, desde ese momento, serán los siguientes Mayordomos. Elementos emotivos de esta fiesta son el engalanamiento la Cruz de los Mayordomos y el recorte de las aleluyas que se lanzarán durante la pascua de Resurrección.

Día de San Felipe y Santiago. Fiesta que tiene su origen en 1656, cuando los valmojadeños, afligidos con «tabardillos, viruelas y dolores de costados», buscan remedio en la figura del Cristo, denominándole desde entonces del Amparo y celebrándole fiestas el domingo de Carnestolendas, día en que se colocó en su altar.

Santo Domingo es el titular de la parroquia. Es la fiesta grande de Valmojado, que se celebra el 8 de agosto.

En ellas se aúnan dos tradiciones centenarias: los Toros de Fuego castellanos y las costumbres pirotécnicas valencianas, como el castillo de fuegos artificiales, cordà, despertà y una de las mayores mascletaes de todo el país. Por su tradición pirotécnica, con más de un cuarto de siglo de historia, y la trascendencia interregional de la fiesta, Valmojado es conocido como La Valencia de La Sagra o La Valencia chica. Punto de encuentro para miles de aficionados de la pirotecnia, que inundan sus calles el primer fin de semana de septiembre.



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