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Vasco de Quiroga



¿Qué día cumple años Vasco de Quiroga?

Vasco de Quiroga cumple los años el 14 de febrero.


¿Qué día nació Vasco de Quiroga?

Vasco de Quiroga nació el día 14 de febrero de 565.


¿Cuántos años tiene Vasco de Quiroga?

La edad actual es 1459 años. Vasco de Quiroga cumplió 1459 años el 14 de febrero de este año.


¿De qué signo es Vasco de Quiroga?

Vasco de Quiroga es del signo de Acuario.


¿Dónde nació Vasco de Quiroga?

Vasco de Quiroga nació en Madrigal de las Altas Torres.


Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel (Madrigal de las Altas Torres, 1472-Pátzcuaro, 1565). Abogado, Oidor en la Nueva España y Primer obispo de Michoacán (México) más conocido como Tata Vasco entre los indígenas purépechas de Nueva España.

Nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) hacia 1470. Algunos biógrafos fijan su nacimiento entre 1477 y 1479 con base en crónicas de viaje; otros, se basan en declaraciones de documentos firmados por él, datan su nacimiento en 1488. Durante su niñez vivió en dicha villa hasta la edad en que empezó sus estudios de Jurisprudencia, momento en que se trasladó a Salamanca. Estudió la licenciatura en cánones en la Universidad de Salamanca, donde adquirió un profundo humanismo cristiano. Trabajó para la corte del rey Carlos I, en diferentes encomiendas. En 1513 fue nombrado visitador de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid, y posteriormente juez de residencia en Orán, y representó a la Corona en los tratados de paz con el rey de Tremecén (1526). Por su gran prestigio profesional el rey Carlos le ofreció un puesto de relevancia en su reino. Después de meditarlo pidió ir a la Nueva España, siendo nombrado Oidor de la Segunda Audiencia, máxima autoridad en la Nueva España. Su nombramiento se debió también a la intervención del obispo de Badajoz, quien le recomendó a la reina para que fuese nombrado oidor de la Audiencia de México.

Nunca perteneció a una orden religiosa. La afirmación es oportuna para dejar claro que fue un laico -cristiano corriente de su tiempo-, que desde esa condición fue luego nombrado, por sus virtudes, siendo laico, primer obispo de Michoacán. Mantuvo una mentalidad secular a lo largo de toda su vida y sobresalió por su mentalidad laical en el ejercicio de su profesión de abogado, juez, oidor e incluso como obispo. Desarrolló una amplísima labor pastoral, distinguiéndose por su rara habilidad para atraer a la fe a muchos miles de personas. Desarrolló una intensa labor pastoral, impartió una amplia catequesis práctica y amable.

Entró a México-Tenochtitlán el 9 de enero de 1531, como integrante de la Real Segunda Audiencia, donde sobresalió por su sapiente modo de hacer justicia y el gran amor que demostró a los naturales. Se opuso a la esclavitud y logró regular las encomiendas. En 1532 fundó el peculiar Pueblo-Hospital de Santa Fe en las inmediaciones de la ciudad de México para la atención de los indígenas, mismo que reprodujo en Michoacán en 1533 en la rivera del Lago de Pátzcuaro al que llamó Santa Fe de la Laguna que aún sigue funcionando.

En esos pueblos quería que aprendieran de modo práctico las bondades de vivir como los primeros cristianos, en donde tenían todo en común y primaba el ejercicio de la caridad, en especial con los enfermos, los más pobres, los discapacitados y las viudas. Todos debían contribuir el bien común, aprender al menos dos oficios, aprender las tareas del campo, trabajar con perfección, mantener la familia unida, y establecer una relación personal con Dios. Gracias a este tipo de vida, lograda en sus pueblos-hospital, hizo de algún modo posible la Utopía del humanista Tomás Moro que fue Gran Canciller de Inglaterra y murió mártir. La creación de ese peculiar Pueblo-Hospital no tuvo necesariamente su primera fuente de inspiración con aquella república ideal e irrealizable que imaginara el santo Canciller en la isla Utopos; más bien se trataba de una feliz coincidencia con lo ingeniado por él, aunque el texto moreano le ayudó a redactar, pocos meses antes de morir, las Reglas y Ordenanzas para el gobierno de los hospitales de Santa Fe de México y de Michoacán.

Desde 1533 desempeña el cargo de visitador de Michoacán, hasta 1537, cuando el emperador Carlos V (Carlos I de España) le nombra obispo de la diócesis de Michoacán. Siendo oidor acudió a la Provincia de Michoacán, con los indios purépechas o tarascos quienes habían sufrido vejaciones de parte de los integrantes de la primera audiencia y en especial de Nuño Beltrán de Guzmán, de infeliz memoria, quien había matado a su rey, Sinzicha Tanganxuan. Logró pacificarlos, sin necesidad de las armas, sino con afecto y propuestas de mejoras en su organización.

Intuición genial también de Vasco de Quiroga fue la de conservar parte de la organización política de los tarascos pero integrando elementos de los Ayuntamientos españoles de la época. Se atribuye a Vasco de Quiroga el desarrollo de muchas empresas familiares, ya que supo entusiasmar a los habitantes de cada pueblo para que se especializaran en algo, proporcionándoles los maestros que les enseñaron los primeros pasos en la técnica artesanal. A la vuelta de los años, cada pueblo sobresalía por una actividad que hacía cada vez mejor, le daba prestigio y le permitía comercializar productos con sus vecinos.

En la actualidad, al preguntar a muchos artesanos de dónde provienen sus técnicas de trabajo, contestan que fueron enseñadas por Don Vasco, e incluso hoy se pueden apreciar los vestigios de sus enseñanzas todo Michoacán: Uruapan y Quiroga destacan por las lacas realizadas con las maderas regionales; Paracho, por las guitarras y otros instrumentos musicales además de muebles; Santa Clara por los utensilios —hoces, azadones, hachas, candelabros— de cobre; Erongarícuaro y Jarácuaro, por los sombreros de palma y los chinchorros de mallas para pescar; San Felipe, por la herrería y cerrajería; Nurio, Capacuaro y Aranza, por los tejidos de lana; San Juan Parangaricutiro, por el tejido bordado de las colchas. La alfarería se encuentra en Tzintzuntzan, Patambán, Santa Fe de la Laguna, Capula, Piñícuaro y Guango. Pátzcuaro, sobresale por sus artesanías, el uso de la pintura con colores naturales diluidos en aceite y la pintura de mosaicos de plumas de ave —colibrí— y en madera. En Quiroga hacen bateas; Oponguio y Yotátiro elabora metates y molcajetes. Las islas del lago de Pátzcuaro y sus pueblos ribereños obtuvieron como legado del que fuera obispo de Michoacán, el perfeccionamiento de sus embarcaciones y la técnica de la malla y el chinchorro para explotar el filón, hoy casi extinguido, de la pesca del pez blanco.

Lo que realizó Vasco en aquella región puede analizarse hoy en función de las mejores teorías económicas actuales sobre desarrollo sustentable. Basta señalar cuatro aspectos. Primero: el modelo de Quiroga no era solamente económico. La viabilidad económica está al servicio de una vida más digna, más interesante y más creadora. Segundo: no limitó el desarrollo de los pueblos a la agricultura. Las especialidades que asignaba a los pueblos no eran las agropecuarias, sino las de la industria ligera: artesanías de alta densidad económica (valor agregado por kilo) que, por lo mismo, son fácilmente exportables a los pueblos vecinos o remotos. En el modelo Vasco de Quiroga, los alimentos se producen para el consumo propio o local, no para exportar. Tercero: el plan de desarrollo de Vasco favorece la especialización y el intercambio entre distintas comunidades, según el principio de la ventaja comparativa. Tiene, además, ventajas semejantes a lo que supone hoy la marca. También favorece la difusión tecnológica pues el ejemplo de los innovadores está a la vista de sus vecinos. Fomenta, además, el desarrollo de nuevos artesanos; la búsqueda de mejores mercados, así como compartir información sobre materias primas y herramientas. Un modelo así logró transformar la comunidad y la región. La especialidad actúa como un polo de desarrollo, que fue lo que sucedió con los pueblos michoacanos en el siglo XVI. Cuarto: Vasco de Quiroga es un gran generador de empleo y consigue el aumento de la productividad con poca inversión. Su impulso logra mucho trabajo y amor al oficio en múltiples unidades pequeñas de producción. Su gran capacidad para descubrir los talentos de las personas y de los pueblos, lo convirtió en un modelo de promotor social al entusiasmar e impulsar iniciativas que siguen dando buenos frutos hasta el día de hoy. El modelo humanista de Vasco de Quiroga puede ser, en el siglo XXI, la solución práctica a los problemas sociales que no hemos podido remediar.

Se ganó el afecto de los purépechas gracias a sus obras y a las medidas económicas que promovió. Estas beneficiaron a los purépechas, en el contexto de la conquista del país. Este afecto le hizo acreedor al trato de Tata Vasco en el que se expresa el afecto filial de los purépechas.

Trasladó la sede del obispo de Tzintzuntzan a Pátzcuaro. Fundó el pueblo-hospital de Santa Fe de la Laguna y el Colegio de San Nicolás Obispo, antecedente de la Universidad Nicolaíta, existente aún a la fecha en el estado de Michoacán en México. Visionario y precursor, fundó en 1540 su seminario en Pátzcuaro, en el que convivían indios y españoles, bajo el nombre de Real y Primitivo Colegio de San Nicolás, adelantándose dieciséis años a lo que la Iglesia determinó, en el Concilio de Trento en 1556, de que en cada diócesis se instituyera un seminario. Exigió que los futuros sacerdotes estuvieran muy bien preparados en teología y fueran expertos en alguna de las lenguas que se hablaban en el territorio de su obispado, es decir purépecha, náhuatl, cuitlateca, pirinda, pame, otomí y mazahua. Ordenó a más de doscientos sacerdotes.

Parte de su labor pastoral comprendió también un Catecismo, dirigido a los indígenas, con sugerencias prácticas para su vida cristiana, en medio de su familia y trabajo, así como en su participación social. El nombre de Vasco de Quiroga está asociado a muchas obras de carácter social, pues impulsó muchas de esas instituciones. Entre las más notables se pueden señalar los hospitales de la Concepción, y las Guataperas.

Durante su tarea sufrió la enemistad de algunos colonos españoles, que abandonaron Pátzcuaro para fundar una ciudad rival con el apoyo del virrey Antonio de Mendoza. El nuevo asentamiento recibió el nombre de "ciudad de Michoacán" (1541), antes de ser nombrado sucesivamente como Guayangareo, después Valladolid y finalmente, consumada la independencia de México en el siglo XIX, Morelia nombre que recibió la ciudad, hoy capital del estado de Michoacán, en honor al patricio de la guerra de independencia José María Morelos y Pavón.

Quiroga falleció el 14 de marzo de 1565 en Pátzcuaro. Sus restos reposan en la Basílica de María Inmaculada de la Salud, en Pátzcuaro. Ahí acuden los fieles a venerar la imagen de María Inmaculada que el Obispo mandó hacer y a pedir favores por intercesión del Siervo de Dios. Son muchos los que, luego de dar tres golpes en el mausoleo con los nudillos de su mano, le dicen: Tata Vasco, Tata Vasco, Tata Vasco, te pido…

El Arzobispo Alberto Suárez Inda (luego nombrado Cardenal) introdujo su causa para su canonización. El proceso diocesano en la Arquidiócesis de Morelia fue del 10 de noviembre de 1997 al 21 de enero de 2014. La apertura de la causa en Roma fue el 29 de abril de 2014. El Papa Francisco declaró, el 21 de diciembre de 2020, Venerable a Vasco de Quiroga, paso previo que podría llevarlo a ser declarado beato y luego canonizado. Algunos lo consideran como «el primer mexicano», pues logró el peculiar mestizaje, esa mezcla única que une lo mejor de los valores, usos y costumbres de las diversas etnias indígenas con el humanismo cristiano del renacimiento español. Esa mezcla perfecta es lo mexicano.

Son innumerables las calles, escuelas, asociaciones, gremios, sociedades y lugares que llevan su nombre en Michoacán. Es el caso en particular del municipio y cabecera municipal de Quiroga (Michoacán), anteriormente Cocupao.

Existe un monumento en su memoria erigido en Madrigal de las Altas Torres con motivo del Quinto Centenario de su Nacimiento, obra de Francisco Zúñiga, que recibe anualmente una ofrenda floral para celebrar el hermanamiento de dicha villa con el municipio de Pátzcuaro. En las ciudades de Pátzcuaro (Michoacán) e Irapuato (Guanajuato), se entregan cada año la presea "Vasco de Quiroga" a personalidades destacadas.

En Madrid hubo un Colegio Mayor Sacerdotal que llevaba como nombre "Vasco de Quiroga".

El 22 de diciembre de 2020, el papa Francisco reconoció las virtudes heroicas del obispo Vasco de Quiroga, por lo que puede llamarse venerable.[1]




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