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Velilla de Medinaceli



Velilla de Medinaceli es una localidad de la provincia de Soria, partido judicial de Almazán, Comunidad Autónoma de Castilla y León, España. Pueblo de la Comarca de Arcos de Jalón que pertenece al municipio de Arcos de Jalón.

Accediendo desde la antigua Carretera Nacional II entre Jubera y Somaén, en la margen derecha de la Hoz del Alto Jalón, encontramos el pueblo escondido entre valles, tras subir durante 4 kilómetros por una retorcida carretera.

Con una extensión de 67,65 km², Velilla es la localidad del municipio de Arcos de Jalón mejor abastecida en recursos hidráulicos, con numerosos manantiales y riachuelos, aparte del río Blanco (afluente del río Jalón) que pasa por sus tierras.

El pueblo está rodeado de montañas, destacando "Peñarrubia" (1.200 m.),"La Coronilla" (1.177 m.) y "Peña Atalaya" (1.176 m.)

En la actualidad sólo cuenta con 21 habitantes, 13 varones y 8 mujeres (INE, 2008) si bien llegó a contar a finales del siglo XIX con "unas 1150 almas con sus agregados municipales Avenales, Jubera, Arbujuelo y Lomeda, de cuyo número de almas, le corresponden unos 120 vecinos".[1]

Cerca de Velilla (en Somaén) se han encontrado restos de la Edad del Hierro, y ya dentro del propio término existe una pequeña necrópolis rupestre con tumbas antropomorfas en lo alto del barranco donde se encuentra la minicentral hidroeléctrica de río Blanco.

Su topónimo, como "Villiela" aparece documentado ya en 1197.

A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional, conocido entonces como Velilla o Vellilla de Medina, en la región de Castilla la Vieja[2]​ que en el censo de 1842 contaba con 89 hogares y 356 vecinos.

A mediados del siglo XIX[3]​ crece el término del municipio porque incorpora a Arbujuelo y Jubera .

Según el Nomenclátor descriptivo, Geográfico y Estadístico del Obispado de Sigüenza, de 1886, "Tiene además, una fábrica de papel, casa rectoral, varios molinos harineros, y esquela (escuela) incompleta dotada anualmente con 625 pesetas, casa y retribuciones. El terreno no es de la peor calidad y sus producciones, granos, legumbres, patatas, judías, hortaliza y fruta. Es centro de Conferencias, donde asisten los pueblos indicados en su vecino Somaén, y corresponde al arciprestazgo de Medinaceli, que es también su partido judicial, a la provincia y Audiencia de Soria, y a la Capitanía general de Burgos, de cuyos puntos y Sigüenza, le separan las mismas distancias, que desde Arbujuelo, su anejo".

A principios del siglo XX[4]​ disminuye el término del municipio porque independiza Jubera.

A finales del siglo XX[5]​ este municipio desaparece porque se integra en el municipio de Arcos de Jalón, las dos localidades contaban entonces con 83 hogares y 286 habitantes.

En 1812 nació en Velilla el compositor Joaquín Espín y Guillén, fundador de la primera revista musicológica española y organista de la Real Capilla. Se casó con la sobrina de una soprano casada con el gran Rossini, quien le puso en contacto con Verdi. Además, la hija de este velillense de pro, Julia, fue el gran amor platónico -no correspondido- de Gustavo Adolfo Bécquer.

El lugar más impresionante de Velilla puede encontrarse en un salto de agua que en el curso del Río Blanco propicia un desnivel de unos veinte metros situado en los Cañizares, donde la falla rocosa se resuelve en una cascada denominada La Chorronera. Próxima a ella, una central eléctrica ha entrado de nuevo en funcionamiento después de estar sin actividad desde hace casi treinta años.

Igualmente es llamativo su lavadero público, digno de ser restaurado y promocionado turísticamente. Y existen además fuentes de agua sulfurosa con sabor a huevos podridos pero benéficas para algunas enfermedades y eccemas, y hasta una fuente de agua ferruginosa, buena para abrir el apetito.

En la encrucijada de la que parte el camino al despoblado de Avenales y el de la Chorronera, se encuentra una cruz pétrea que supera el metro sesenta de altura.

En la iglesia parroquial de la "Presentación de Nuestra Señora" hay un retablo renacentista del siglo XVI y otros tres del siglo XVIII.

En la margen derecha del río Blanco, a la altura del escalón que salva la carretera con unas contracurvas, quedan los restos abandonados de una antigua mina de hierro, con sus galerías y barracones en avanzado estado de deterioro. Por la misma pista se continúa hasta la Balsa, con presencia de anátidas en algunas temporadas y también restos de un cementerio medieval con tumbas excavadas en la roca

Subiendo por la pista que indica Monte de Velilla se asciende tras varios kilómetros hasta la explanada de La Coronilla. Desde su cima se localizaba un castro celtíbero, ahora oculto entre las encinas. Sin embargo, se puede distinguir la muralla que lo rodeaba y las entradas de acceso al recinto amurallado (una por la zona de Velilla y la otra por el Oeste).

Durante el verano (desde julio hasta finales de septiembre) nos encontraremos con la sorpresa de tropezarnos con un punto de vigilancia de incendios en su cima. Desde allí los chavales se dedican a vigilar que no se nos queme nuestro valioso patrimonio natural y siempre estarán encantados de charlar con vosotros y explicaros desde su situación privilegiada los paisajes que se divisan.



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