La vertedera es la parte del cuerpo del arado que eleva, rebate, invierte y en parte disgrega la gleba o prisma rectangular de tierra cortado por la reja y la cuchilla. En la vertedera se distinguen dos partes: el frente, inmediata continuación de la reja, donde prosigue la elevación de la gleba y se inicia su rotura, y el ala donde se rebate, voltea y arroja la tierra disgregada al surco contiguo. A veces el ala se continúa con la cola, una planchuela alargada atornillada a la vertedera, que asegura el volteo del pan de tierra. A su vez, la vertedera va atornillada a la cama del arado, igual que la reja y la costanera o dental. Estas cuatro piezas constituyen el cuerpo del arado.
En los arados convencionales la vertedera vierte el pan de tierra hacia la derecha (visto en el sentido de la marcha). Los reversibles tienen dos juegos simétricos de cuerpos de arado, uno cuya vertedera arroja la gleba hacia la derecha y el otro que lo hace hacia la izquierda.
En Europa, la vertedera comenzó a difundirse durante el siglo XII, provocando un cambio profundo en el concepto de labranza del suelo. Mientras los arados antiguos carecían de vertedera y sólo lograban un escarificado superficial del suelo, la vertedera permitió removerlo, enterrar las malezas e iniciar la preparación de una cama de siembra más suelta. También transformó la siembra: mientras antiguamente se iba vertiendo la semilla en los someros surcos que dejaban los viejos arados, en los terrenos arados con arado de reja y vertedera el sembrador iba arrojando la semilla esparciéndola sobre el lecho de siembra. Terminada esta, se pasaba la grada o rastra de dientes para enterrar la semilla.
La forma de la vertedera ha sido un aspecto muy estudiado por ingenieros y agrónomos, sin llegar a resultados concluyentes. Ello se debe a la diversidad de suelos, velocidad de trabajo del arado, profundidad de la arada y otras condiciones muy diversas en que se efectúa la labranza, que hacen imposible formular una regla general. En líneas generales se puede distinguir entre tres formas geométricas de las vertederas:
Las vertederas de los arados de desfonde se caracterizan por su ala extremadamente alargada, necesaria para asegurar la inversión de todo el prisma de tierra, voluminoso debido a la profundidad de trabajo.
La vertedera calada, discontinua, de rejilla o fenestrada en lugar de ser enteriza es de listones planos separados, orientados en la misma forma en que se produce el deslizamiento del pan de tierra. Se emplea en suelos pedregosos y en suelos muy adhesivos a fin de reducir la resistencia al frotamiento. Este tipo de vertedera es muy poco usado.
Las vertederas de alta velocidad (en torno de los 8 km/h) tienen forma alargada y alabeada.
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