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Vesre



El vesre, verse o verre («revés», al revés) es un mecanismo de formación de palabras que consiste en la permutación o metátesis de las sílabas de un vocablo.[1]

En su variante rioplatense se trata de una jerigonza utilizada a lo largo de buena parte de los territorios argentino y uruguayo tras ser popularizada por los tangueros a principios del siglo XX.

En la obra Romances de germanía de varios autores, editada en 1609 por Juan Hidalgo, ya aparecen vocablos en vesre, lo que indica su vieja data.

En cuanto forma de jerigonza, su función ha sido inicialmente cierto grado de complicidad al dificultar –al menos mínimamente– lo expresado en vesre a alguien extraño al endogrupo. Ahora bien, como el vesre puede ser bastante fácilmente "decodificado" en poco tiempo por un oyente habitual, su función lingüística actual es la de una coloquialidad que supone un fuerte grado de confianza (aunque en los medios masivos de comunicación esta coloquialidad se transforma en una pseudoconfianza en la cual se implica a la audiencia).

En el Río de la Plata el hablar al vesre comenzó en el último cuarto del siglo XIX y, como recurso jocoso, fue utilizado por los sainetistas, autores teatrales y poetas populares entre 1910 y 1940.

Al ser empleado por toda la población el vesre ha dejado de ser un sociolecto y un cronolecto, siendo frecuentes frases como «el que te jedi» (‘el que te dije’) [muy usada para aludir a un sujeto tácito que no se quiere nombrar en muchos casos por considerárselo portador de problemas o incluso de infortunio]. Aunque según algunos autores el vesre no es lunfardo, lo cierto es que muchos términos en lunfardo también corresponden al vesre.

Algunos vesre o vesreísmos,[2]​ que son irregulares, no aplican totalmente la regla de inversión para permitir una adaptación fonética. Así, mientras que ocurre una inversión silábica en palabras como bacán (adinerado o bueno) que se convierte en camba, en otras la metátesis no es exactamente una inversión silábica; por ejemplo, trabajo da jotraba y gallego da yoyega (yoyega por su parte tiene un sentido traslativo, por metonimia, ya que si inicialmente era el gentilicio gallego en vesre, luego ha pasado a significar a todo español o a toda persona con muy evidentes linajes españoles). Asimismo, en ciertas ocasiones una palabra se somete al vesreamiento según más de una fórmula: trabajo → jotraba, batrajo.[3]

A veces algunas combinaciones afortunadas permiten un doble juego: colimba (soldado conscripto) sería el vesre irregular de milico pero también indica COrre, LIMpia y BArre.

En otras la inversión silábica deriva luego en otra palabra: la inversión de cinco, o sea cocin, pasa a ser cocinero para indicar ese número.

En algunas ocasiones, el término en vesre cambia parcialmente su significado; por ejemplo hotel se transforma en telo, que es un albergue transitorio.[4]​ La evolución de las palabras del vesre suele ser bastante frecuente en el tiempo.

Canción del arroz con leche al revés (pronunciación del vesre en el sur argentino)

El intento de generar una nueva palabra (es decir, un neologismo) en vesre, hecho que es casi siempre fácil de realizar, no suele ser exitoso, ya que requiere la inmediata comprensión del oyente y su difusión y aceptación en un círculo más extenso; la difusión y aceptación suele estar dada muchas veces por la sonoridad del neologismo en vesre, la recordabilidad (por su pronunciación) del neologismo e incluso el efecto humorístico que la sonoridad del neologismo posea.

El vesre es análogo al verlan francés, al back slang (inversión por letras) londinense y al binaliktad del tagalo.

Otras jergas españolas similares son el malespín usado en Centroamérica, especialmente en Costa Rica, el vesre chileno, el caló mexicano, la revesina panameña o el vesre peruano.

Fragmento de Boleta del poeta tanguero Enrique Cadícamo:

Traducción de los términos lunfardos: boleta, en el contexto significa muerto, asesinado ("hacer la boleta", "hacer boleta" o "boletear" significa matar); espiantar irse, quitar, de modo que "espianta-cartera" significa aquí al carterista, al que roba furtivamente billeteras. Rana: sujeto avispado, astuto. Timba: juego de azar, lugar donde se juega por azar y por extensión actividades financieras poco honestas. Batir: delatar; cana: policía, "batir la cana" delatar.

En este fragmento del poema podemos encontrar varias palabras en vesre, como trompa, por patrón; nami, por mina (mujer, muchacha en lunfardo) y ortiba (originalmente dortiba) por batidor, es decir soplón, delator.

En otros casos se emplea el vesre como un recurso para forzar una rima.

El ejemplo por antonomasia del vesre se pudo ver el día que Diego Armando Maradona renunció a la conducción técnica de la Selección Argentina de Fútbol. En la conferencia de prensa, efectuada en El Mangrullo, el personaje estelar espetó: "tocuen" y, acto seguido, aclaró que "tocuen es cuento".
Esta palabra, "tocuen", y su aclaración, es recordada por todos los "hinchas" (alentadores) del fútbol y los entendidos en la semiología como un ejemplo cabal del vesre.



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